Festival de Venecia 2023: crítica de «Le Vourdalak», de Adrien Beau (Settimana della Critica)
Este film de horror se centra en el patriarca de una familia del Este de Europa que regresa de un combate convertido en un peligroso vampiro. Con Ariane Labed y Gregoire Colin.
Rodada en casi palpables 16mm., LE VOURDALAK se apoya en el cuento de Alekséi Konstantínovich Tolstoi (no confundir con Leon Tolstoi) llamado La familia del vurdalak y escrito en 1839. La historia –que ya fue llevada al cine por Mario Bava en uno de los relatos de LAS TRES CARAS DEL MIEDO (BLACK SABBATH), de 1963, con Boris Karloff en el papel de Gorcha, el «vurdalak» en cuestión– se centra en el viaje que el Marqués D’Urfe, francés, hace al Este de Europa y en el que se topa con una extraña familia que vive en un pueblo de lo que hoy sería Serbia, lugar en el que se detiene para pasar la noche.
Los miembros de esa familia están esperando el regreso de Gorcha, el patriarca, que ha partido a combatir con un bandido turco. Esa noche, su hija Sdenka (Ariane Labed), cuenta en la cena familiar que su padre les ha dicho que si no vuelve a los seis días de haber partido a la batalla lo den por muerto, ya que si regresa luego de ese tiempo se habrá convertido en un «vourdalak», que no es otra cosa que un vampiro.
El Marques (Kacey Mottet Klein), entusiasmado con la bella Sdenka, se queda allí y al día siguiente se cumple el plazo anunciado por el padre como límite para su regreso. Pero en ese mismo momento descubren que el hombre está tirado ahí cerca, por lo que dudan respecto a si llegó o no antes del plazo en cuestión. Rápidamente se darán cuenta que no es así y que Gorcha –a diferencia de lo que sucede en la película de Bava– ahora es una inconfundible cadavérica criatura de la noche. De todos modos, sus hijos se niegan a dejarlo de lado o matarlo y tratan de convivir con él. Mala idea, claramente.
De allí en adelante, EL VURDALAK se transformará en un oscuro cuento de terror, con mucho de vampírico relato del Este europeo, con una criatura salvaje (realizada con efectos muy precarios, pero que son acordes a la enrarecida estética de la película) que empieza a volverse un brutal problema para los familiares, quienes tampoco se ponen de acuerdo respecto a qué hacer con él. Mucho menos el Marques, que quiere ayudar pero lo domina el pánico. En el medio, previsiblemente, Gorcha va mordiendo a algunos y haciéndolos pasar de bando.
Filmada como si fuera un objeto encontrado del cine de los ’60 –por momentos parece una película de terror algo experimental que alguien hizo hace mucho tiempo y enterró para que nadie la viera por maldita–, THE VOURDALAK tiene un encanto bizarro, extravagante, a mitad de camino entre el cine de horror europeo de esa época y esos experimentos algo retro de directores tales como Bertrand Mandico.
Coprotagonizado por Gregoire Colin (como uno de los hijos que más defiende a su padre o a lo que queda de él) se trata de un film que apreciarán más que nada aquellos espectadores que se acercan al horror en su costado más autoral y autoconsciente, ya que funciona más que nada desde el reconocimiento de ciertos códigos del género. De todos modos Beau se las arregla para crear algunas escenas e imágenes de horror genuino y directo, en especial cuando la cosa se vuelva entre horrible y descarnada. Una curiosidad que logra ser extravagante y fascinante a la vez.
El director ADRIEN BEAU demuestra en esta película que es muy cuidadoso en una gran parte de los detalles técnicos (fotografía, ambientación, vestuario, maquillaje, música). Sin embargo, no se pueden hacer milagros cuando la historia que se cuenta no mueve un pelo en el espectador. Como en toda película de vampiros hay mucha sangre, mucha muerte pero lo que falla en THE VOURDALAK es la ausencia de empatía con sus personajes. Una pena porque pudo ser buena (5/10),