Festival de Venecia 2023: crítica de «L’homme d’argile» («The Dreamer»), de Anaïs Tellenne (Orizzonti Extra)

Festival de Venecia 2023: crítica de «L’homme d’argile» («The Dreamer»), de Anaïs Tellenne (Orizzonti Extra)

por - cine, Críticas, Festivales
03 Sep, 2023 11:37 | Sin comentarios

A punto de cumplir 60 años, un hombre solitario vive con su madre en una pequeña casa situada en el terreno de una mansión vacía. Su vida rutinaria cambia cuando allí llega la dueña del lugar, una artista plástica. Con Raphaël Thiéry y Emmanuelle Devos.

La solitaria existencia de Raphaël parece inmodificable. Así fue, es y seguramente será hasta el fin de sus días. Es un hombre enorme, con un solo ojo, bastante sobrepeso y de pocas palabras que bien podría ser un ogro de algún oscuro cuento de hadas. Está por cumplir los 60 años y vive con su anciana madre, que no lo trata nada bien, en una pequeña casa ubicada en el terreno de un caserón campestre cuyos dueños hace años que no vienen. Su tarea cotidiana consiste en mantener el lugar más o menos prolijo (cortar el pasto y así) y tratar de cazar topos de una manera explosiva. Su entretenimiento principal es tocar la gaita en una banda que hace música gallega y, cada tanto, subirse a la camioneta de la mujer que entrega el correo, bajarse en los bosques y tener sexo con ella.

Pero, inesperadamente, el cambio en su vida se produce. Una noche llega un auto y entra al caserón Garance (Emmanuelle Devos), heredera de esa mansión, una reconocida artista plástica y performática, que hace obra con su propia vida y las cosas que le suceden (ya verán a qué me refiero). La mujer llega intoxicada y no hace más que dormir o descomponerse por lo que parecen ser varios días. Raphaël (Raphaël Thiéry, el actor de SCARLET que sí es artista plástico en la vida real) la observa con curiosidad y una vez entra a su habitación y la ve durmiendo, desnuda, con su cuerpo curiosamente tatuado. El tipo queda prendado, casi embobado con su presencia.

La mayor sorpresa se la llevará, tiempo después, cuando Garance lo use como modelo para una escultura en barro y la mínima relación que parecen tener cambie radicalmente. Raphaël está entusiasmado e ilusionado con sus encuentros cotidianos –la invita a verla tocar la gaita en un bar, conversan varias veces y ella se muestra interesada y hasta cariñosa con él–, pero uno nunca sabe hasta qué punto su interés por él es genuino o solo es parte de su trabajo artístico. Es que Raphaël no solo es un modelo perfecto para una escultura sino que, considerando el tipo de trabajo artístico que ella hace, quizás la relación también lo sea.

Lo mejor que hace la también actriz y guionista Tellenne en su opera prima es evitar cualquier tipo de facilismo en la lectura de los personajes y de sus actitudes. Raphaël está claramente enamorado de Garance –se lo dice claramente a la señora del correo al rechazar sus avances–, pero ella es un tanto más difícil de leer. Resulta casi previsible que las cosas no terminarán del todo bien –la historia tiene un aire de leyenda medieval con ogros y princesas, así que pueden imaginárselo–, pero es interesante ver hacia dónde las cosas se van moviendo.

Es que, a partir de ver tantas películas sobre artistas pretenciosos y los personajes que usan para hacer su obra (los films de Ruben Östlund o los de los argentinos Cohn-Duprat, por citar algunos), uno puede esperar todo tipo de crueldad de parte de un personaje como Garance. Pero las cosas son un poco más complicadas aquí y, de hecho, haciendo honor al título en inglés del film (el francés es, más directamente, «El hombre de arcilla»), Tellenne juega con algunos elementos oníricos, casi fantásticos.

THE DREAMER es una de esas películas que crece mientras se la ve. Es que su inicio –la presentación de los personajes, la llegada de la artista, la explicación del tipo de obra que hace y hasta una metáfora con el Gólem– hace pensar que todo irá por caminos previsibles. Y si bien el recorrido no es totalmente diferente a lo esperable, se enrarece lo suficiente como para proponer otras ideas no solo acerca de la relación entre los artistas y su obra sino, más bien, sobre las que existen entre los sujetos, las obras que se hacen sobre sus vidas y todo lo que les pasa emocionalmente al ser parte de ese proceso. Una serie de ideas que bien podrían aplicarse a cierto tipo de cine que trabaja con actores naturales o personajes de la vida real. La obra es un material cerrado, la vida que esa obra retrata no tanto.