Estrenos online: crítica de «Materia gris» («Gray Matter»), de Meko Winbush (HBO Max)
Una chica con poderes psíquicos vive aislada con su madre hasta que no puede controlarlos y se mete en problemas en este relato de ciencia ficción. En HBO Max.
Una versión pequeña de una trama que bien podría servir para una saga tipo X-MEN, la opera prima de Winbush se hizo dentro del programa «Project Greenlight» y se filmó en apenas 18 días. Una película de ciencia ficción, con efectos especiales y algunas escenas de acción, violencia y cierta espectacularidad visual, MATERIA GRIS puede no ser una gran película pero es una que se las arregla para disimular sus limitaciones y, al menos durante la primera mitad de su relato, crear un clima de misterio y tensión.
La película se centra, fundamentalmente, en la relación entre una madre y su hija. Ayla (Jessica Frances Dukes) y Aurora (Mia Isaac) son dueñas de una potente habilidad telepática, pero por motivos que se irán adivinando con el correr de los minutos la madre le tiene prohibido a la hija utilizarlos y la hace vivir con ella en una situación de mínimo contacto con el resto de la gente. Es que Aurora es adolescente y, a diferencia de su madre, no tiene capacidad de controlar esos poderes.
Pero, a la vez, la adolescencia llama a otras cosas. En principio, a tener un interés por socializar y conocer chicos. Algo que Aurora terminará haciendo, al salir a escondidas de la casa y empezar a juntarse con un grupo de pares que se reúnen cerca. Previsiblemente, como Ayla se lo había prevenido, Aurora no podrá controlar sus «emociones» y el asunto terminará de una manera violenta y trágica. No solo eso, que la chica manifieste esos poderes llamará la atención de esa persona y ese mundo tan temido que su madre quería evitar.
No conviene contar más de MATERIA GRIS que lo siguiente: hay un mundo bastante más complicado allá afuera para personas con ese poder. Dicho de otro modo: no son las únicas en el mundo. Y hay conexiones entre el pasado y el presente –también ligadas, supuestamente, al uso descontrolado de ese poder– que puede complicar el futuro de ambas. De allí en adelante deberán lidiar con un tercero en discordia (Garret Dillahunt), cuyo rol y verdaderas intenciones tardarán en conocerse.
La primera parte de la película –la más acotada y personal, la que funciona a partir de la idea de los poderes como metáforas del deseo adolescente– está muy bien resuelta, pero una vez que la trama se vuelve más relevante y «grande», MATERIA GRIS pierde fuerza y se vuelve entre previsible y rutinaria. El bajo presupuesto no ayuda, pero ese no es su principal problema. Lo que falla de allí en adelante es la credibilidad de la historia y los caminos un poco trillados y ampulosos que el guión recorre.
Isaac pone su esfuerzo en crear este personaje que no sabe muy bien en qué se está metiendo –su madre jamás le explicó del todo los motivos por los cuales se mantenían aisladas– y, en medio de sus descubrimientos el espectador ingresa a la par que ella en algo así como su mente, dudando sobre qué es real y qué no en lo que ve. Es que esos poderes psíquicos van bastante más lejos que mover objetos o cosas similares. Ella recién está aprendiendo a usarlos, pero hay quienes los manejan mucho mejor y son capaces de manipular prácticamente la realidad. Lo que no logran hacer, sin embargo, es una película que esté a la altura de sus habilidades. Los poderes telepáticos, parece, no alcanzan para hacer buenas películas solo con la mente.