Series: reseña de «Planeta de recolectores» («Scavengers Reign»), de Joseph Bennett y Charles Huettner (HBO Max)

Series: reseña de «Planeta de recolectores» («Scavengers Reign»), de Joseph Bennett y Charles Huettner (HBO Max)

Esta serie de animación para adultos se centra en un grupo de sobrevivientes de un accidente espacial que debe sobrevivir en un extraño planeta. En HBO Max.

Psicódelica como la tapa de un disco de los ’70 diseñada por Roger Dean, PLANETA DE RECOLECTORES es un extraño y fascinante relato animado de ciencia ficción, un viaje a través de un misterioso universo de criaturas y formas de vida extraterrestre en el que una serie de personas se ha perdido tras un accidente espacial. En los tres primeros episodios que ya están disponibles en HBO Max, lo que esta serie —que es una expansión de este corto de animación— cuenta es secundario, en cierto punto, al mundo que describe. Uno que, por sus extravagantes formas, sería muy complejo de hacer con actores. Salvo que se trate de una superproducción al estilo DUNA.

El planeta en el que la serie nos deposita se llama Vespa. Allí han caído, en tres lugares distintos y desconectados entre sí, tres pequeñas cápsulas espaciales que se han desprendido del Demeter, la nave nodriza que los llevaba en su viaje y que tuvo un accidente. Y cuando nos encontramos con ellos, ya llevan un tiempo en el lugar. Uno de los «grupos» incluye a Azi, una mujer que cultiva una granja con la ayuda de un robot llamado Levi que está experimentando algunos problemas. Por otro lado, el veterano Sam está acompañado por la más joven Ursula, ambos admirando y a la vez combatiendo a las extrañas criaturas que los rodean. Y, por último, está Kamen, que todavía sigue encerrado en su cápsula y casi desahuciado cuando, al finalizar el primer episodio, logra salir de allí.

Lo que organiza el relato, a partir de ese momento, es la caída en el planeta del Demeter, con sus tripulantes «en estado de freezer». Cada uno desde su lugar, ven a la nave descender bruscamente en Vespa y van hacia ella. Pero para llegar hasta donde cayó deberán atravesar una serie de escenarios, criaturas y lugares –tanto reales como imaginarios, ya verán a qué me refiero– entre peligrosos y fascinantes, rodeados de una flora y una fauna que parecen salidas de una versión aún más psicodélica de lo que produce el japonés Studio Ghibli.

Es un mundo extrañísimo en el que las formas de vida pueden ser gigantes o microscópicas, flora y fauna a la vez, convertirse en alimento de otros y a la vez alimentarse de otros (todo, digamos, en un mix bastante gelatinoso), mientras nuestros protagonistas lidian con los problemas y desafíos que esos bichos les presentan, además de los que tienen entre ellos mismos. Azi con su bizarro robot, la más curiosa Ursula con el más agresivo Sam, y Kamen, con los recuerdos y alucinaciones del pasado que se le mezclan en el presente.

Toma unos minutos acostumbrarse al universo que presenta la serie –y entender la lógica que organiza a los personajes–, pero una vez que la trama se convierte en algo así como tres road movies en paralelo, la narración se simplifica. Y lo que SCAVENGERS REIGN hace converger es un relato de ciencia ficción bastante tradicional –hay algunos flashbacks al pasado que irán dando a entender qué sucedió antes y detalles de las vidas previas de los personajes– con una desbordante imaginación para crear un mundo que parece microscópico y alucinógeno en partes iguales.

Es una serie de doce episodios de unos 22-25 minutos cada uno de los cuales solo se vieron tres. Pero es difícil no querer indagar más acerca de este universo imaginado por dos creadores que seguramente mezclaron algo raro en sus bebidas antes de pensarlo y sentarse a escribirlo. Bennett y Huettner pudieron traducir en imágenes lo que sea que le pusieron al trago y lograron que PLANETA DE RECOLECTORES sea una serie animada para adultos alucinada y por momentos alucinante. Eso sí, tras verla dan ganas, por primera vez en años, de ponerse a escuchar viejos discos de Yes…