Festival de Mar del Plata: crítica de «El empresario», de Germán Scelso

Festival de Mar del Plata: crítica de «El empresario», de Germán Scelso

por - Críticas
10 Nov, 2023 10:50 | Sin comentarios

En este intenso documental, el hijo de un militante del ERP, desaparecido durante la dictadura, entrevista a los descendientes de un empresario que fue secuestrado por la agrupación en la que militaba su padre. En la Competencia Argentina.

Como ya lo ensayó en documentales previos, como EL HIJO DEL CAZADOR, a Scelso le gusta contar historias ligadas al pasado oscuro de la Argentina de los años ‘70 desde ángulos curiosos, hasta incómodos. Aquí, el director, hijo de un militante del ERP-22 de Agosto que fue secuestrado y desapareció durante la dictadura, busca y entrevista a los hijos y nietos de un empresario que la agrupación de su padre secuestró y tuvo en cautiverio durante más de dos meses. Cuando liberaron al empresario, las autoridades se llevaron de allí al padre de Scelso y jamás se lo volvió a ver.

La incomodidad de la situación es obvia, pero Scelso pone el eje en los entrevistados y en su historia, en la manera en la que el hijo de este gerente cuenta su historia –todavía conmovido y con bronca que no logra del todo disimular– y cómo los nietos, un tanto más desapegados emocionalmente, recuerdan a su modo lo que sucedió cuando ellos eran chicos. Scelso parece intentar algo así como una reconciliación entre hijos y nietos, tratar de empatizar con lo que le sucedió al otro y viceversa, pero las conversaciones no parecen, necesariamente, ir hacia ese lado. 

Al hijo del empresario secuestrado no parece moverle un pelo que el padre de su entrevistador esté desaparecido –en varios momentos su expresión y comentarios van por el lado de “se lo tiene merecido” y está al borde de hablar despectivamente del concepto “derechos humanos”– pero a la vez detalla la supervivencia de su propio padre, quien estuvo unos meses sin poder bañarse, perdió algo de peso y no pudo ver películas o escuchar discos en cautiverio, como algo épico.

A eso se le agregan videos y recuerdos familiares en los que se habla de viajes a Estados Unidos y otros eventos vividos por la familia del secuestrado, algo que Scelso complementa con videos, afiches, fotos y grabaciones de la época, algunas de ellas desconocidas o muy poco vistas. El realizador casi no participa directamente en el film y solo se escucha su voz en off, de vez en cuando, lo mismo que algunas de sus preguntas. El momento más claro en el que se nota su presencia es cuando cuenta algunas historias de la empresa en la que el secuestrado –que no era el dueño sino el gerente general– trabajaba y cuáles eran sus métodos para hacer recortes laborales. 

La empatía que uno consigue de entrada con los familiares de esta víctima se empieza a deshilachar de a poco, más que nada con el hijo del gerente, y especialmente por la manera en la que ninguno de los entrevistados parece mínimamente interesado en el destino trágico del padre del realizador. Si Scelso pensó esto como un intento de reconciliación entre familias que, de un modo u otro, fueron víctimas de terceros más directamente involucrados en los conflictos, sus entrevistas prueban lo fallido del intento de acercar posiciones. EL EMPRESARIO parece dejar como prueba que las distancias siguen siendo grandes y que las heridas aún continúan abiertas. Y que, por lo visto, no van en el presente camino a cerrarse. Más bien, todo lo contrario.