Festivales/Oscars: crítica de «20 Days in Mariupol», de Mstyslav Chernov

Festivales/Oscars: crítica de «20 Days in Mariupol», de Mstyslav Chernov

por - cine, Críticas, Festivales
31 Dic, 2023 06:25 | Sin comentarios

Esta película que es precandidata al Oscar en las categorías mejor film extranjero y mejor documental relata la invasión rusa a la ciudad ucraniana de Mariupol, en 2022.

Esto es doloroso de ver, pero debe serlo«, dice, promediando el film, el director de 20 DAYS IN MARIUPOL, periodista de AP apostado en Ucrania durante la invasión rusa a ese país, a principios de 2022. Ese es el gran tema y también la gran pregunta que nos hace a los espectadores este durísimo documental centrado en la brutal destrucción de esa ciudad y de sus habitantes a lo largo de los días en los que el realizador y su equipo registraron los hechos. Hay cosas que se muestran en este documental que son terribles de ver, imágenes que uno no podrá borrar de su memoria y que, en cierta concepción de la ética cinematográfica, sería mejor no mostrar. O al menos no así, tan crudamente. Pero, a la vez, son esas mismas escenas las que llevan al espectador a tomar conciencia real de la gravedad de la situación.

Esa pregunta central domina a la película de Chernov y la relación del espectador con lo que se ve aquí dependerá de cómo cada uno la responda, íntimamente. Ahora que muchas películas, documentales y de ficción se estrenan con algún tipo de cartel aclaratorio al inicio por casi cualquier tema potencialmente incómodo que pueda afectar a los espectadores, 20 DAYS IN MARIUPOL es uno que realmente lo amerita: las imágenes que se verán acá serán difíciles de borrar, impactantes, brutales. A la vez, probablemente necesarias.

Chernov y su equipo de dos personas –productor y foto fija, ucranianos todos–, fueron a Mariupol poco antes de la invasión rusa, entendiendo que ese iba a ser uno de los puntos de entrada de los rusos a Ucrania. Y tenían razón. Muy poco después empezaron los ataques, escudados en una falsa (inventada) noción de autodefensa por parte de la Federación Rusa. Bombas empiezan a destruir edificios de departamentos, hospitales, casas. Las personas empiezan a refugiarse en subsuelos que funcionan como improvisados bunkers. Otros caminan por las calles perdidos, llorando, sin destino o buscando familiares que no encuentran. Y eso apenas es el principio.

Como su título lo indica, Chernov cuenta veinte días de esa invasión, los primeros, los que alcanzó a registrar mientras la situación se iba volviendo cada vez más caótica y desesperante. Muchas de las imágenes que se ven aquí –versiones más extendidas y contextualizadas de las que se vieron en los reportes periodísticos que la agencia AP distribuyó en los medios de todo el mundo– se conocen ya, pero uno de los costados interesantes del documental pasa por entender cómo se llegó a ellas, todo lo que las rodeaba y las dificultades para darlas a conocer, ya que no había prácticamente internet ni señal de ningún tipo.

Lo que Chernov describe a lo largo de 20 DAY IN MARIUPOL es bestial. Hospitales con mujeres embarazadas llegando al borde de la muerte, bebés a los que hay que tratar de revivir, gente muriendo en camillas adelante de cámaras, fosas comunes, bombardeos capturados en vivo, destrucción de edificios, sacrificados (y enojados) doctores, desesperadas enfermeras que lloran, gente buscando familiares y otras escenas similares que ponen la piel de gallina constantemente y que obligan, por momentos, a alejar la vista de la pantalla, por más que algunas caras se presenten «borrosas» para limitar su impacto. Es imposible. Uno ve esas escenas y no hay manera de entender que cosas así sucedan.

La película no ofrece demasiado contexto político por fuera del reportaje diario. Muestra la versión de las imágenes tal como son transmitidas por los canales de TV –a veces mucho después de recogidas, recién cuando el equipo de AP logra enviarlas– y, a la vez, da a conocer cómo los medios rusos intentan convencer a su población de que son fake news, armadas con actores de una manera que sería ridícula de no ser tan peligrosa como manipulación informativa.

Chernov hace ahí algo que se vuelve cada vez más valioso, ya que la población –que a veces quiere ser filmada y en otras ocasiones lo rechaza– toma conciencia de que sus envíos son la única manera de dar a conocer lo que sucede. Y todo lo contrario pasa con los rusos, que lo convierten en un enemigo público a capturar para obligarlo a decir que todo lo que muestra es falso. A la vez Chernov no evita mostrar algunas complicadas situaciones y tensiones internas, como cuando se saquean negocios –y no solo de comida– o la gente cree que es el propio ejército ucraniano el que les está disparando.

Hay algo autocelebratorio en el documental, que es comprensible y que crea algunas tensas escenas de «suspenso», pero que quizás era evitable. De todos modos, 20 DIAS EN MARIUPOL es una experiencia impactante, relatada en tiempo presente, lo más parecido a ver a alguien capturar lo que pasa en una ciudad que se destruye delante de sus ojos.

Entre las quince precandidatas al Oscar de este año a mejor documental y a mejor película extranjera –muy probable ganadora del primero de esos premios y con fuertes posibilidades para el segundo también–, este durísimo film es un llamado de atención a Occidente respecto a lo que sucede en Ucrania y, en un sentido más grande, a las terribles consecuencias humanas de las guerras en cualquier tiempo y lugar.