Series: crítica de «Blue Lights», de Declan Lawn y Adam Patterson  (BBC)

Series: crítica de «Blue Lights», de Declan Lawn y Adam Patterson (BBC)

Esta serie británica de la BBC transcurre en Belfast, Irlanda del Norte, y se centra en las actividades cotidianas de un grupo de policías que patrullan la intensa y compleja ciudad.

Una de las mejores tradiciones seriales es el drama centrado en la vida y actividades cotidianas de un departamento de policía. No me refiero a los policiales en los que hay un caso específico para resolver sino los que describen su funcionamiento diario y sus diversos personajes. Es una tradición que incluye series como THE WIRE, HOMICIDE y NYPD BLUE, entre muchos otros, y era más habitual en la época de temporadas largas y desarrollos más exhaustivos. En los últimos años han cedido lugar a series más personalistas, dedicadas solo a uno o dos investigadores y un gran caso que descifrar.

BLUE LIGHTS vuelve a la primera tradición, la del policial de personajes, algo que se sigue haciendo con mayor asiduidad en Gran Bretaña que en los Estados Unidos, si no contamos las series tipo CSI y sus derivados que son en realidad otra cosa, más parecido a «el caso de la semana». BLUE LIGHTS tiene otra particularidad que lo distingue: transcurre en un destacamento policial de Belfast, Irlanda del Norte (la ficticia Blackthorn Station, que no existe en la realidad), una ciudad y un país que tienen una complicada historia de violencia política y social por detrás, historia que sigue tiñiendo la vida en la actualidad.

Si bien hay un caso que se va volviendo central a la narración con el correr de los episodios, la serie funciona a modo de retrato cotidiano de los policías que manejan sus patrulleros por las calles de la ciudad, mostrando su camaradería, sus problemas, sus tensiones y las complicadas situaciones que tienen que atravesar cada día. Si bien hay más de una docena de personajes importantes, el formato de BLUE LIGHTS se compone de duplas, un policía más veterano y otro recién llegado a la fuerza (los clásicos rookies inexpertos), que van funcionando como maestro y alumno en el día a día de la ciudad subidos arriba de un auto.

Las duplas pueden resolver asuntos cotidianos relativamente menores –un borracho que toquetea a una mujer en un pub y está por ser linchado por el novio y sus amigos, un tipo solitario que busca constantemente que lo metan preso para pasar la noche acompañado y otras así– y a la vez algunos más complicados –como una mujer que mata a su marido golpeador o varios adictos que tienen una sobredosis el mismo día–, pero el eje siempre está puesto en los personajes. Uno de todos esos casos, ligado al tráfico de drogas, se irá convirtiendo en el central, el que llevará a toda la delegación a atravesar un momento crítico.

Una de las duplas la integran Grace (Siân Brooke), una trabajadora social, madre separada con un hijo adolescente que empieza a trabajar de policía rondando los 40 años, y su compañero de ronda Stevie (Martin McCann), que trata de mantenerse a cierta distancia de los problemas en los que su inexperta compañera se mete. Otra tiene al joven Tommy (Nathan Braniff), que le pone muchas ganas pero la situación lo supera –y además es muy malo disparando– y el más veterano Gerry (Richard Dormer), un tipo carismático que lo trata y cuida como un hijo. Y hay una tercera que conforman Annie (Katherine Devlin), quien empieza a recibir amenazas por su accionar y trata de luchar contra el miedo que eso le produce, y Jen (Hannah McClean), una «acomodada» en el destacamento, quien quiere hacer lo menos posible ante cada situación.

El caso que se irá volviendo central arranca de un modo casual, cuando un adolescente llamado Gordy (Dane Whyte O’Hara) empieza a trabajar para la familia McIntyre, quienes controlan las ventas de drogas en uno de los barrios densos de la ciudad, uno en el que la policía no es particularmente bien vista. La madre del chico se queja públicamente del asunto, involucrando a las fuerzas policiales, algo que no cae demasiado bien en esa bastante cerrada y republicana comunidad. La relación entre Gordy y Mo, el hijo de James (John Lynch), el patriarca del clan, va tensando la situación cuando los más jóvenes intentan hacer arreglos con narcos por su lado que traen más problemas.

Un elemento extra importante, que quizás será complejo de entender para los que no están embebidos de las tensiones políticas internas en Irlanda del Norte, tiene que ver con una segunda línea de control que pasa por el espionaje (el famoso MI5, entre otros) y que pasa por alto la labor policial. De hecho, el barrio de los McIntyre es considerado OOB (por «out of bounds» o «fuera de los límites») por la policía debido a esto, pero determinadas situaciones llevan a los patrulleros a involucrarse igual, generalmente metiéndose en problemas con sus jefes, otro grupo de personajes importantes entre los que se destacan el áspero y agresivo Jonty (Jonathan Harden) y Helen (Joanne Crawford), más comprensiva y amable.

Más allá de algunos personajes secundarios a los que se pinta de manera un tanto cruda y de tener algunos aspectos que pueden ser complicados de comprender para los que no manejamos a la perfección las internas histórico-políticas del país (la serie da muchas cosas por sentadas), BLUE LIGHTS se destaca por su humanidad, sus extraordinarios personajes y la increíble tensión que se vive casi continuamente. Aún los delitos menores conllevan momentos de mucho nervio y eso se logra gracias a que uno se involucra en la suerte de cada uno de sus personajes y sabe las complejas circunstancias personales que atraviesan.

Es una serie, además, que ofrece una mirada bastante honesta de la fuerza policial, mostrando las presiones, los dobleces, las traiciones y la corrupción existente pero a la vez enfocándose en el esfuerzo de la mayoría de los que allí trabajan, especialmente los de menor rango, que no tienen cargos directivos. La dedicación y el sacrificio de muchos de ellos pueden terminar siendo arruinados por las ambiciones o traiciones de sus propios jefes, y eso es lo que trata de observar esta serie que tendrá una segunda temporada y quizás varias más. Su intención es retratar el día a día de la Blackthorn Station y las contradicciones de los seres humanos que trabajan allí. Y eso alcanza para construir un extraordinario drama policial.