Estrenos: crítica de «Beekeeper: sentencia de muerte», de David Ayer
Cuando estafan a la anciana en cuya granja vive y trabaja, un apicultor con un pasado violento sale en busca de venganza en este film de acción protagonizado por Jason Statham, Josh Hutcherson y Jeremy Irons. Estreno en cines: 11 de enero.
A algunos agentes secretos o asesinos a sueldo retirados les matan a un perro y los obligan a volver al ruedo. A otros, quizás, les rayan el auto, le roban el control remoto o le escupen el asado. Cualquier cosa puede llevar a que alguno de esos macizos miembros de algún team ultrasecreto –pongánle el nombre que quieran, pero siempre es alguna organización que está detrás de otra organización que a su vez está detrás de otra– tenga que volver al ruedo, se sienta forzado a hacerlo. Se sabe: los hirieron en sus sentimientos y de ahora en adelante el plan es… destrucción total.
Adam Clay había abandonado todo y se dedicaba a las abejas, a la miel y a todas esas cosas prácticas que, en la pantalla, se muestran como lo opuesto a una vida dedicada a la violencia. Interpretado por Jason Statham, Adam es un apicultor metódico, organizado, silencioso y hace prolijamente todo eso que hay que hacer con las abejas. Vive, además, en unos terrenos cedidos por una amable docente jubilada llamada Eloise (Phylicia Rashad), una ancianita que es un amor y se lleva muy bien con el parco Adam, cuya dulzura solo se expresa en la forma de frascos de miel que le lleva de regalo.
Pero todo se complica cuando aparece uno de esos raros mensajes en la computadora de la dama, pidiéndole que llame a un teléfono para renovar su antivirus o algo así. La señora llama y la atiende un tipo inescrupuloso en un elegante call center que le va diciendo los pasos a seguir para, supuestamente, arreglar su problema. Pero es un «cuento del tío» y pronto le han quitado todo su dinero. Y estamos hablando de millones, ya que la amable dama manejaba la cuenta de una organización benéfica. Eloise no puede soportarlo y acaba con su vida.
La encargada de averiguar qué pasó es Verona Parker (Emmy Raver-Lampman), que no solo es agente del FBI sino, por suerte, también la hija de Eloise. El primer investigado es el misterioso Adam, quien previsiblemente no figura en los registros de nadie, pero pronto queda claro que el apicultor no tiene nada que ver. De ahí en adelante, en paralelo a la investigación oficial que es un tanto más lenta, el tipo hará la propia. Más directa, violenta, brutal y explosiva. No le hace falta consultar nada ni seguir ninguna regla. Va sobre lo que sospecha –por ahí aparecen Josh Hutcherson, Minnie Driver y Jeremy Irons, todos necesitados de un buen cheque– y lo destroza, lo pasa por encima. Es, podríamos decir, un DNU humano.
De ahí en adelante BEEKEEPER va abriendo más y más la investigación hasta llegar a los más altos niveles imaginables. ¿Quién creen que le roba el dinero a unas pobres viejecitas que no saben mucho de antivirus? ¿Algún vivillo en un subsuelo? ¿O una organización ultra-super-recontra poderosa con conexiones en todos lados y con un motivo hípersecreto? Por supuesto que se imaginarán cuál de las dos es la respuesta correcta. Y contra todo y todos va Adam, una máquina ultraviolenta dispuesta a llevarse puesta al mundo occidental para vengar a la amable ancianita.
Más allá de lo absurdo e insostenible de la propuesta narrativa –y la más que discutible lectura política que se puede hacer de todo lo que aquí se cuenta y muestra–, BEEKEEPER funciona bastante bien porque asume su absurdo de entrada y no se preocupa por nada que se le parezca a la plausibilidad. Es un juego en el que cada uno sabe su rol –el director, el guionista, los actores, los extras y, sobre todo, los espectadores– y todos juntos «fingen demencia» por casi dos horas en función de lograr algo parecido a un accesible entretenimiento. Y la experiencia de Ayer en el género ayuda a que eso salga más o menos bien.
Es que el guionista de DIA DE ENTRENAMIENTO y RAPIDO Y FURIOSO, que después se convirtió en un prolífico director de cine de acción (EN LA MIRA, CORAZONES DE HIERRO, ESCUADRON SUICIDA y BRIGHT están entre las nueve películas que hizo en 18 años) tiene experiencia en la materia y cuenta además con un actor como Statham, de los más efectivos dentro de un género que requiere de una alta dosis de suspensión de la incredulidad. Y lo que uno hace con la acción de BEEKEEPER debería hacerlo también con sus implicancias políticas. Es que si uno se pone a mirar lo que se cuenta aquí en detalle, observaría todo con cierta suspicacia. Pero ni vale la pena entrar ahí. Acá conviene dejar ese costado analítico en la entrada del cine y sentarse a disfrutar de la sesión de destrucción masiva. Mejor en la ficción que en la realidad.