Estrenos online: crítica de «Hojas de otoño» («Kuolleet lehdet»), de Aki Kaurismäki (MUBI)
Un hombre y una mujer solitarios y que se han quedado sin trabajo se conocen en Helsinki e intentan comenzar una trabada historia de amor en la nueva película del director finlandés que se estrena en MUBI el 19 de enero.
La belleza de las cosas simples: un hombre, una mujer, acaso un perro. La soledad, una banda de rockabilly tocando en un bar y una cerveza. No mucho más que una porque, sino, «los hombres se transforman en cerdos», como dice Ansa (Alma Pöysti), la protagonista principal de esta hermosa, pequeña y humanista fábula del realizador finlandés que nunca decepciona.
En cierto sentido Kaurismaki regresa a sus orígenes. No es que sus películas hayan cambiado demasiado con el paso de los años pero sus dos más recientes (LE HAVRE, EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA) eran un poco más elaboradas que HOJAS DE OTOÑO, en la que regresa a lo más esencial de su obra: 80 minutos sin grandes giros ni fuertes eventos narrativos, una generosa comedia chaplinesca que con muy poco genera muchísimas risas y casi tanta emoción.
Ansa trabaja en un supermercado pero la echan porque descubren que se lleva algún que otro producto vencido a su casa. Los guardias no entienden justificaciones y no les importa que esa comida igualmente se termine tirando. La despiden bruscamente. Holappa (Jussi Vatanen), en tanto, trabaja en una fábrica y, poco después, le sucede lo mismo. Su consumo de alcohol es un tanto excesivo y en este caso hasta tiene más lógica su despido, aunque es igualmente brutal para su estado anímico.
Cada uno, por su cuenta, combate la soledad con la ayuda de amigos y salidas, esas que en el cine de Aki siempre parecen un tanto deprimentes. Especialmente en el caso de Holappa, que tiende a pasarse con la bebida. En otros momentos se ponen a escuchar la radio en sus casas, en la que solo se habla, una y otra vez, de distintos ataques de Rusia a Ucrania o, en el caso de Ansa, termina acompañada por un perro que quedó solo en la calle.
Pero los dos seres solitarios y un tanto apesadumbrados se terminarán encontrando, gustando y saliendo. Vivirán situaciones divertidas (su visita al cine a ver la película de zombies de Jim Jarmusch es apoteósica), confusiones y enredos (él pierde su teléfono y se desencuentran) y a la vez, cuando están juntos, tendrán sus momentos complicados ya que el tema del alcohol es un problema que Ansa no está dispuesta a aceptar en ninguna pareja, por más potencial que sea.
Habrá separaciones y canciones (tangos finlandeses, rock y una muy buena banda indie femenina) y desencuentros y confusiones, pero todo está armado para que la fábula termine con final feliz, un cuento de hadas para personas solitarias en un país que quizás hoy no sea lo deprimente que era cuando Aki empezó a hacer cine (económicamente al menos Finlandia está pasando por un gran momento), pero que sigue teniendo gente sola, que necesita del contacto con el otro para soportar mejor el día a día.
Es deprimente la película y la vida nórdica.
Pero también el estilo del filme está muy buscado y pensado por el director. para impresionar y epater le bourgeois.
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