Series: reseña de «Masters of the Air – Episodios 1/4», de John Shiban y John Orloff (Apple TV+)
Basada en el libro homónimo de Donald L. Miller esta serie sigue a los hombres del 100th Bomb Group mientras llevan a cabo peligrosos bombardeos sobre la Alemania nazi.
Tercera colaboración del equipo de productores que ya trajo series como BAND OF BROTHERS y THE PACIFIC –grupo que integran nada menos que Steven Spielberg, Tom Hanks y Gary Goetzman–, MASTERS OF THE AIR intenta retomar la épica de los soldados estadounidenses en frentes de combate de la Segunda Guerra Mundial. Esta carísima producción de más de 250 millones de dólares –que tuvo varias demoras y cambios desde que la empezó a desarrollar HBO en 2013 hasta que fue dejada de lado y adquirida en 2019 por Apple– se basa en el libro homónimo de Donald L. Miller, también autor del texto en el que se basó THE PACIFIC, que se centra específicamente en un grupo de aviadores conocido como los «Sangrientos 100», un grupo de bombardeo de la Fuerza Aérea estadounidense que hacía arriesgados operativos contra los nazis.
La dificultad de la serie, seguramente la que produjo sus demoras, están ligadas a su propio formato. Es una trama que sigue las reglas básicas de las películas y series de «pelotones», que se centran en las historias de camaradería, victorias y derrotas de un grupo diverso de jóvenes soldados, capitanes y mayores de una agrupación militar, en este caso de la Fuerza Aérea. La dificultad de MASTERS OF THE AIR es que la lógica visual de los conflictos aéreos es bastante más difícil de captar cinematográficamente de una manera clara y que sea legible por los espectadores. Y cada episodio de los ya vistos de la serie se centran, cada uno, en distintas y por lo general muy complicadas, misiones del equipo, por lo cual esa dificultad de «lectura» se hace constante.
Si a eso se le agrega un elenco de más de una veintena de personajes, la mayoría de los cuales está en los aviones con sus rostros prácticamente cubiertos –entre cascos y gigantescos intercomunicadores apenas se les ven los ojos–, se hace realmente difícil seguir de cerca las distintas circunstancias que muchos de ellos atraviesan, más allá de sus protagonistas centrales o de aquellos cuyas particularidades los hacen distinguibles.
Los líderes de este grupo son dos y se apodan casi igual. Austin Butler (el actor de ELVIS!) es el Mayor Gale Cleven, al que todos llaman «Buck», mientras que el Mayor John Egan (Callum Turner), su amigo y colega, responde al apodo de «Bucky». Las primeras escenas de la serie dan a entender que gran parte de la trama pasará por las relaciones de camaradería y los conflictos del grupo en la base británica en la que están apostados. Pero rápidamente son llamados a la acción, a cumplir peligrosas misiones que involucran incursiones diurnas en territorio controlado por los nazis con la intención de destruir con precisión sus núcleos operativos. Y pocos salen bien. O, dicho de otra manera, aún los que salen más o menos bien tienen un altísimo costo humano.
Otros importantes miembros del pelotón son el Teniente Curtis Biddick (el actor de SALTBURN Barry Keoghan, cuyos ojos azules lo hacen reconocible aún piloteando aviones), el Mayor Harry Crosby (Anthony Boyle), que es algo así como el experto en navegación del grupo, y luego hay una serie más o menos intercambiable de jóvenes que, episodio a episodio, tienen que enfrentar un desafío más complicado que el anterior. Muchos de ellos, además, son principiantes con poca o nula experiencia en el terreno.
Si bien hay algunos momentos de humor y distensión –en el segundo episodio corren una carrera de bicicletas entre ellos–, MASTERS OF THE AIR los pone rápidamente al frente de otra misión, muchas veces siendo ellos los primeros en salir al aire a enfrentar a los aviones del ejército nazi y su constante artillería desde Tierra. Y aquí viene el conflicto principal de la serie: si bien las imágenes de guerra en el aire son visualmente espectaculares, con naves que se enfrentan entre sí, disparos que van y vienen, aviones que caen en medio de la batalla, gente herida por disparos, errores de novatos, es difícil entenderlo desde una lógica cinematográfica.
Dicho de otro modo: lo que se ve es un show de luces con aviones que caen y gente herida, pero no siempre se sabe quién o porqué, o se sabe muy tarde. Más allá de que sus diálogos se vuelven incomprensibles por las máscaras que llevan –por suerte hay subtítulos–, lo más difícil en esos casos es identificar quién es quién y poder «preocuparse» por la suerte de cada uno de los caídos. Además de Keoghan, Butler es reconocible por su voz (todavía sigue hablando como Elvis Presley) y Turner por su tono entre sobrador y un tanto despreocupado, pero más allá de que los mapas de cada acción militar intenten ponernos en contexto lo que vamos a ver, una vez que los operativos avanzan lo que terminamos viendo es un «light show«. Impresionante, sí, pero sin demasiada carga dramática.
Es cierto que con el correr de los episodios –los cuatro primeros tienen como director al reconocido Cary Joji Fukunaga– van quedando claras algunas líneas narrativas y los personajes principales construyen personalidades más definidas, pero se trata de una serie que requiere paciencia y un especial interés en los combates aéreos. Aún para alguien como yo, que vio muchas películas bélicas y tiene predilección por el subgénero, las dificultades de entender la lógica de las batallas aéreas y quiénes sufren las consecuencias la tornan algo bastante dificultosa de seguir. Técnicamente impactante, bien actuada, con una producción ambiciosa que hace relucir el dinero gastado, a MASTERS... le toca lidiar con un problema que la supera. No todo es fácil de filmar. Y a veces, ante la dificultad, quizás lo mejor sea salir por el costado, apostar a hacer otra cosa. Y eso, al menos en los primeros cuatro episodios, no apareció por acá.