Streaming: crítica de «Corpus Christi», de Jan Komasa (MUBI)

Streaming: crítica de «Corpus Christi», de Jan Komasa (MUBI)

por - cine, Críticas, Online, Streaming
25 Ene, 2024 08:21 | Sin comentarios

Un joven ex presidiario termina casualmente convirtiéndose en el cura de un pueblo en este drama polaco nominado al Oscar. Disponible en MUBI.

El torturado hombre de fe es una figura ya mítica del cine de autor, con clásicos como Diario de un cura de campaña, de Robert Bresson a la reciente First Reformed, de Paul Schrader, por citar solo unas pocas dentro de un subgénero que suele prestarse muy bien para la exploración audiovisual. Corpus Christi se une a ese linaje temático pero con una diferencia clave. El sacerdote que la protagoniza no es sacerdote sino un ex presidiario que, escapándose de una vida problemática, elige hacerse pasar por religioso para asegurarse una existencia más tranquila sin saber, en realidad, en qué se está metiendo.

Dirigida por Jan Komasa e inspirada en un caso real, esta película polaca de 2019 estuvo nominada al Oscar en el rubro mejor film internacional, pero su estreno local se vio demorado casi un año con motivo de la pandemia y las salas de cine cerradas. Tanto tiempo pasó que Komasa ya dirigió otro film entre entonces y ahora: el controvertido The Hater (que está en Netflix), un drama sobre un tema muy distinto como son las noticias falsas de internet pero con un protagonista que también trata de sobrevivir ocultando su verdadera identidad.

Acá se trata de Daniel (Bartosz Bielenia en una actuación intensísima, de esas que no se olvidan fácilmente), un joven de apenas 20 años que está en la cárcel. Allí participa de ciertas acciones violentas que tienen lugar entre los presos y, a la vez, es monaguillo del cura de la prisión. Pero cuando el hermano de la víctima de su crimen llega al lugar con clara intención de tomarse revancha, a Daniel lo sueltan en libertad condicional. Le consiguen trabajo en un aserradero en medio del campo, en un pueblo muy alejado de Varsovia, pero al llegar allí no está seguro de querer sumarse y termina entrando a una iglesia. Tras una serie de confusiones propias de una comedia (la película tiene momentos bastante graciosos) terminan tomándolo como ayudante del párroco local.

Lo que Daniel no imagina es que el viejo sacerdote decidirá internarse para curarse de su alcoholismo y lo dejará a él, que sabe muy poco del tema, a cargo de todo. Es así que el tipo aprende a confesar a los feligreses mientras chequea en un celular lo que tiene que decir o estudia desesperadamente la noche anterior a su primera misa los pasos ceremoniales a seguir. Pero pronto, tanto él como los espectadores se darán cuenta de que hay algo natural y fluido en su forma de comunicarse con los locales. Y que tranquilamente puede evitar toda la parte “mecánica” y formal de la religión organizada para usar sus propias palabras y experiencias con la gente. Y funciona mucho mejor que lo esperado. Al menos por un tiempo, claro.

Corpus Christi narra lo que pasa allí a lo largo de varios meses. Parte de la rápida conexión con el pueblo se relaciona con un accidente de tránsito que causó la muerte de siete jóvenes locales poco tiempo atrás, algo que dejó a la comunidad dolorida y furiosa. Y Daniel, que algo sabe de situaciones violentas y de culpas, cree saber que hacer para ayudarlos, algo que prueba ser más complicado de lo previsto. A la vez, al hombre le toca lidiar con otras situaciones inesperadas. Por un lado está el alcalde, un tipo bastante tenebroso. Y, por otro, se topa una joven mujer –hermana de una víctima del accidente— con la que desarrolla una relación que se contradice con el celibato de su “profesión”. Si a eso se le suma la posibilidad de que su propia historia se revele en cualquier momento, es claro que Daniel la tiene difícil.

Komasa crea tensión y suspenso respecto al potencial descubrimiento del engaño, pero el eje está puesto en cómo la forzada elección de Daniel no solo termina ayudando al pueblo en cuestión sino que revela aspectos de su personalidad que él mismo desconocía. Lo que en principio es un escondite a plena luz empieza a transformarse en algo parecido a una vocación. Y hasta el propio Daniel no sabe bien qué hacer con esta nueva versión de sí mismo, empujando su nuevo poder hasta extremos un tanto inmanejables. El realizador, empeñado en evitar caer en cualquier tipo de sentimentalismo o cliché, toma algunas decisiones narrativas en la segunda mitad de la película que son entre curiosas y cuestionables, forzando una serie de situaciones dramáticas poco plausibles que no hacen más que agregarle a la película momentos de crueldad y violencia que son innecesarios.

Pero más allá de un final que no está a la altura de su desarrollo, Corpus Christi plantea algunos temas inquietantes ligados a la fe, al perdón y a la reconciliación. Es una película que se pregunta por el rol de la religión organizada en la vida de la gente y cómo este poder no suele ser usado con un sentido verdaderamente humano, compasivo y solidario. Daniel puede ser un pecador, un mentiroso y hasta un asesino pero parece tener más claro que los verdaderos miembros del clero qué es lo que un sacerdote debe hacer para ayudar a curar a su congregación y hasta a sí mismo. Quizás sea su propia historia la que le permite acceder a esa inesperada sabiduría juvenil. Historia que será, a la vez, su salvación y su condena.


Nota publicada originalmente en La Agenda de Buenos Aires en 2021.