Estrenos online: crítica de «El Hotel Real» («The Royal Hotel»), de Kitty Green (Flow, Movistar TV, Claro Video)

Estrenos online: crítica de «El Hotel Real» («The Royal Hotel»), de Kitty Green (Flow, Movistar TV, Claro Video)

Dos amigas canadienses de vacaciones en Australia se quedan sin dinero y aceptan trabajar en un pub ubicado en un perdido y violento pueblo del interior de ese país. Disponible para alquilar en Claro Video, Flow y Movistar Play, entre otras plataformas.

El outback australiano, las profundidades más remotas de ese país, son un territorio de leyenda en lo que respecta a lo cinematográfico. Cualquiera que haya visto films de Australia que transcurren en perdidos parajes del interior, sabe que es una tierra salvaje, peligrosa y violenta, que parece sin ley y sin control alguno, un poco como el Viejo Oeste norteamericano pero en el siglo XX y también en el XXI. Seguramente no sea tan así como lo pintan películas como THE ROYAL HOTEL, pero viéndola es bastante probable que no haya montones de turistas intentando ir allí de visita. Auspiciada por la Secretaría de Turismo, claramente, esta película no está.

Salvo que, un poco como las protagonistas del nuevo film de la realizadora de THE ASSISTANT, ese turista lo que intente sea escaparse, desaparecer, no ser encontrado y, preferiblemente, perderse en océanos de alcohol. Hanna (Julia Garner, en un rol que con el correr de los minutos va teniendo cada vez más puntos de contacto con el que hizo en OZARK) y Liv (la británica Jessica Henwick) son dos amigas canadienses que, cuando empieza la película, están en una fiesta en un barco de Sydney, bebiendo y bailando. Todo parece ir muy bien en ese plan turismo descontrolado hasta que a Liv en el bar le rechazan la tarjeta de crédito. Ese momento lo cambia todo.

Poco después, sin muchas explicaciones (uno supone que se han quedado sin dinero), las dos están en una agencia en la que ofrecen un programa de «turismo y trabajo». Y la única opción que tienen para darles es ir a un pueblo en el medio de la nada a trabajar en el pub local, que está ubicado en la planta baja de un edificio antiguo, rodeado por desierto y más desierto. Tanto el dueño del lugar, Billy (Hugo Weaving), como la mayoría de los habitués son tipos rudos, agresivos, alcohólicos, que se les van encima como si jamás hubiesen visto antes una mujer. Y las chicas, que encima ven en el lamentable estado en el que se van las dos británicas a las que reemplazan, saben que será todo un desafío manejarlos.

THE ROYAL HOTEL contará lo que va pasando a lo largo de lo que parecen ser unas semanas en ese infernal lugar, en el que todo el pueblo va a descargar sus tensiones bebiendo hasta lo que se cayó al piso. Habrá un par de locales especialmente enervantes y otros que parecen un tanto más amables, pero a la media docena de bebidas todos se volverán bastante parecidos entre sí. Y si bien Liv se permite mezclarse un poco más en el tono fiestero y alcoholizado de la clientela, Hanna verá a todos con miedo y sospechas, en especial a Dolly (Daniel Henshall), el más siniestro de los clientes. Teeth (James Frecheville) y Matty (Toby Wallace) parecen tener mejores modales e intenciones, pero a cierta hora de la noche todos parecen tener una sola idea en la cabeza y ningún tipo de control.

Green va acrecentando la tensión con el correr de los minutos. El uso del sonido es particularmente importante: el ruido de las voces mezcladas con la música en el pub es insoportable y cada vez que se rompe una botella, que alguien se cae o que algún objeto termina estrolado contra algo o alguien, parece que hubiera explotado una bomba en el lugar. Las dos chicas viven arriba del pub en un cuarto de mala muerte y en esos momentos no parece seguro ni con la puerta cerrada con dos o más llaves.

Adaptando con algunas libertades la historia real que se cuenta en el documental HOTEL COOLGARDIE, de 2016, Green intenta crear un escenario en el que se ponen en juego una energía masculina cercana a lo diabólico con una femenina más cauta y, lógicamente, temerosa. Si bien sabemos poco de las vidas de ambas previo al viaje, es claro que hay puntos oscuros allí que las han llevado hasta ese lugar. Es por eso que, especialmente Liv, no reaccionan mal de entrada. Al contrario. Tratan de adaptarse al lugar, su gente y sus costumbres, pero hay diferencias (de género, culturales y varios etcéteras) que son insalvables. En un momento ya la cuestión no pasa por saber si disfrutarán o no de la experiencia, sino si la sobrevivirán.

EL HOTEL REAL se vuelve de a poco un thriller, un relato de violencia y suspenso de esos que remedan a cierto cine de los años ’70; y por momentos da la sensación que mutará al horror. Es que el clima que se vive ahí es tan brutal, salvaje y agresivo que Green da a entender que cualquier malentendido menor puede causar algo terrible. Y, claro, esas cosas sucederán. Como en THE ASSISANT, la realizadora se mete en el tema de la violencia de género, pero esta vez lo hace en un formato más accesible y directo. Trabajar atendiendo un pub rodeada de decenas de hombres alcoholizados puede no ser la tarea más amable ni sencilla del mundo para una mujer, pero en el medio del interior australiano ya es directamente una cuestión de supervivencia.