Series: crítica de «Constelación» («Constellation»), de Peter Harness (Apple TV+)
Una astronauta vuelve de un viaje espacial y, al llegar a la Tierra, se da cuenta que las cosas no son exactamente como las recordaba. Noomi Rapace, Jonathan Banks, James D’Arcy y Barbara Sukowa protagonizan esta serie de ciencia ficción cuyos tres primeros episodios se podrán ver en Apple TV+ el miércoles 21 de febrero.
Si bien Apple es una de las compañías más grandes del mundo, su plataforma de streaming no tiene la popularidad de otras, mucho más conocidas. Entre los muchos modos que la empresa encontró para hacer crecer su participación en este mercado –como el contrato con Lionel Messi y la MSL, por ejemplo–, hay uno que parece haber funcionado bien: la ciencia ficción. Si algo caracteriza a la programación de Apple TV+ es que quizás sea la plataforma con mayor, más variada y mejor programación de series de ciencia ficción, desde las más «realistas» como FOR ALL MANKIND o SEVERANCE a superproducciones épicas como FUNDACION, INVASION o SILO, entre otras. CONSTELACION se ubica en un espectro más cercano al primero de ellos. Es, en realidad, un drama que utiliza una excusa espacial y una trama ligada a la física cuántica, para hacer un retrato de personajes.
Creada por Peter Harness, CONSTELLATION tiene más puntos en común con las complejas fantasías científicas tipo LA LLEGADA o los films y series de Christopher Nolan y su hermano Jonathan. Es uno de esos dramas sobre familias –especialmente, en este caso, la relación entre una madre y su hija– que transitan por una extraña zona en la que nada es lo que parece ser por motivos complejos que tienen que ver con el tiempo, el espacio y la materia, motivos que habrá que ir investigando a lo largo de sus en general bastante inquietantes episodios.
Todo empieza de un modo más o menos clásico. Jo es una astronauta sueca que está apostada por un tiempo en la Estación Espacial Internacional, compartiendo sus días allí con colegas de varios países. Uno de ellos, Paul (William Catlett), está trabajando en un experimento que tiene que ver con la física cuántica y la división de la materia, experimento que desde la Tierra coordina el conocido astronauta Henry Caldera (Jonathan Banks, el Mike de la saga BREAKING BAD y BETTER CALL SAUL). En el momento en el que esa fusión parece lograrse hay una explosión en la nave que mata al que está encabezando el experimento, obligando a los demás a regresar de urgencia a la Tierra.
En su recorrido por las afueras de la nave para investigar qué pudo haber pasado, Jo ve (o cree ver), el cadáver de una astronauta soviética, con un uniforme de los años ’60. Pero ni la cámara lo capta ni las grabaciones de las comunicaciones con los otros. Finalmente, tres de ellos se vuelven en un módulo y Jo se queda para hacer reparaciones y volver luego por su cuenta. Con esfuerzo y bastante suspenso, lo logra. Casi milagrosamente la mujer está en la Tierra para reunirse con su marido Magnus (James D’Arcy) y su pequeña hija, Alice (las mellizas Rosie y Davina Coleman).
Desde que llega, sin embargo, las cosas parecen estar un poco raras. Muchas cosas en la Tierra no son como las recordaba: toca el piano aunque no sabía que podía, le habla en sueco a su hija aunque ella no entiende el idioma, besa cariñosamente a su marido que la mira extrañado por eso, se confunde el color del coche familiar y así. Además de eso, todos dudan de lo que dice haber visto, por lo que empieza a correr la sospecha de la que experiencia la afectó psicológicamente. Ella, en cambio, cree que le están mintiendo y ocultando algo. ¿Será Jo una astronauta con algún tipo de síndrome de estrés post-traumático o algo verdaderamente paranormal está sucediendo?
Ese es el planteo inicial de la serie en lo que respecta a la vida de Jo. La mujer, por un lado, quiere investigar si es verdad o no lo que vio en la nave. Y, por otro, trata de entender porqué en la vida cotidiana escucha ruidos donde no hay nada, su hija le teme y extrañas imágenes y sonidos parecen llegar de la nada. ¿Tendrá algo que ver con el experimento sobre la subdivisión de la materia que se estaba haciendo en el espacio? Jo no es la única que está implicada en estos trastornos y rarezas. Henry parece tener los propios y, es evidente de entrada, que Irena, la veterana científica rusa que encarna la gran Barbara Sukowa, oculta algo.
A lo largo de ocho episodios dirigidos por renombrados cineastas como Michelle McLaren, Olivier Hirschbiegel y Joseph Cedar, CONSTELLATION se presenta como una serie elegante e inteligente, que tiene una pata fuerte apoyada en el costado físico-científico pero no se dedica a explorarlo en detalles técnicos. Sí se usa para confundir al espectador, para hacerlo dudar durante bastante más tiempo que lo necesario de qué es lo que está realmente sucediendo. Uno, ya de entrada, puede sospechar a qué se debe lo que le pasa a Jo, pero la serie igualmente ofrecerá algunas sorpresas más con el correr de los capítulos.
Como muchas series que juegan en el límite entre la verdad y la mentira, usando tramas que abonan teorías conspirativas de todo tipo, CONSTELACION entra en una zona un tanto gris a la hora de cómo manejarse en ese terreno. Muchos de los comportamientos de Jo entran dentro de una categoría psiquiátrica, pero la serie presenta cualquier tipo de intento de ayuda (como la medicación tipo litio para calmar sus visiones) como un mecanismo coercitivo, puesto para tapar una realidad que nadie quiere que se descubra. Y eso, que funciona en el contexto de la trama, es más problemático en estas épocas de posverdades, verdades relativas y fake news.
Más allá de eso, CONSTELACION es una serie inteligente, con una gran actuación de la actriz de LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES y PROMETEO, entre muchas otras. Su Jo es un personaje perturbado, que observa que su realidad está enrarecida (su hija no huele como su hija) y se va desesperando al ver que todos la tratan como trastornada. Las mellizas Coleman, en el rol de su hija, se lucen también, más que nada por detalles que no conviene adelantar y que se presentan más claramente con el correr de los episodios. El rol de Banks –bah, toda su subtrama– resulta menos interesante, pero sirve para conectar el costado sci-fi de la trama con el drama personal de los que sufren las consecuencias de haber vuelto de un viaje espacial que fue un poco más problemático, y con más secretos, que lo que esperaban.