Estrenos online: crítica de «The Last Year of Darkness», de Ben Mullinkosson (MUBI)

Probablemente desconocida para la mayoría de los occidentales y metida en lo profundo de China, Chengdu es una populosa ciudad, la cuarta en tamaño de ese país, una que alberga casi 17 millones de personas y es la capital de la provincia de Sichuan. En medio del centro, entre los edificios de cemento, las grúas de construcción, las autopistas y los hoteles de cadenas internacionales hay un pequeño y oscuro agujero urbano, un bar y club nocturno llamado Funky Town que funciona como un espacio de encuentro para todos los misfits de la zona, una suerte de lugar underground donde las relaciones son un tanto más abiertas y relajadas, donde corre muchísimo alcohol y en la que existe una subcultura queer, alternativa y electrónica que persiste pese a los cambios urbanos.

Pero no por mucho tiempo. Si bien el documental no habla de nada ligado a la seguramente complicada historia del lugar, lo que es evidente es que algo se está construyendo ahí cerca y el espacio deberá tirarse abajo y desaparecerá. Pero por el formato elegido por el director estadounidense Ben Mullinkosson no hay lugar aquí para que se cuente su historia o su relación con la comunidad local. El realizador plantea su documental con un formato observacional –uno que muchos califican como «mosca en la pared»— que le permite estar ahí con su cámara como si fuera un miembro más de las noches de juerga, alcohol, melancolía, amores y sufrimientos del grupo de personajes a los que sigue, por lo general, a lo largo de sus noches y madrugadas.

Entre drag queens que interpretan canciones de David Bowie, DJs que pasan house music y gente que bebe de más (hay varios vómitos bastante importantes mostrados en primer plano), THE LAST YEAR OF DARKNESS va mostrando y reconstruyendo las vidas de un grupo de personajes que hace de ese lugar su centro y que saben que, dentro de poco, se quedarán sin ese espacio que lo une, reúne y convoca. Mullinkosson pasó varios años allí y filmó más de 600 horas de materiales que destiló en 90 minutos de momentos sociales e individuales, de registro en el lugar y, a la vez, en la intimidad de algunos de sus protagonistas.

THE LAST YEAR OF DARKNESS retrata la cultura under de la ciudad y hace eje en algunas historias personales, como las de Yihao, Kimberley, 647, Gennady Baranov y Darkle Chan, cada uno de ellos con sus particulares problemáticas, algunas especialmente densas. Mezclando inglés y mandarín (uno de los personajes es ruso y aprende el idioma local, otra es china y habla casi siempre en inglés), estos jóvenes que han hecho un hogar –caótico, pero hogar al fin– de un lugar en el que pueden convertirse en quienes desean ser, como es Funky Town, saben que en breve se quedarán sin él. La realidad, apenas sale el sol a la mañana siguiente, suele ser un poco más áspera.