Cannes 2024: crítica de «All We Imagine as Light», de Payal Kapadia (Competencia)

Cannes 2024: crítica de «All We Imagine as Light», de Payal Kapadia (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
24 May, 2024 06:38 | Sin comentarios

Tres mujeres que viven en Mumbai atraviesan juntas y por separado circunstancias que las hacen entenderse mejor entre sí, pese a sus diferencias.

El destino de tres mujeres se cruza en Mumbai, una ciudad de más de 20 millones de habitantes en la que todo puede suceder al mismo tiempo. Son tres mujeres de distintas edades y experiencias pero que comparten una casa, un trabajo, una situación problemática. Cada una reacciona y funciona de modo diferente: por edad, por educación, por personalidad. En su largo de ficción ALL WE IMAGINE AS LIGHT, la realizadora de la India que llamó la atención en Cannes con su primer film, el documental A NIGHT OF KNOWING NOTHING, que se presentó en la Quincena de Realizadores en 2021, construye un delicado tapiz urbano desde la experiencia femenina, un intento por construir un tejido de relaciones en una ciudad que no descansa nunca.

Los ejes principales de la historia que teje Kapadia pueden ser, en cierto sentido, convencionales. Estamos ante una historia de sororidad, de encuentros de mujeres que se reconocen y comprenden en sus diferencias, pero la forma de narrarlo es personal, de la misma manera que es única la experiencia al suceder en una ciudad como Mumbai. La realizadora trabaja con muchos silencios, en voz baja, con escenas que parecen casuales y se acumulan entre sí, con una música casi de jazz acompañando cada encuentro o desencuentro entre los personajes, y con un registro documental muy preciso, que acompaña a todo el film pero que tiene un par de momentos especiales en los que la cámara se detiene en la ciudad, en su gente y sus costumbres mientras voces femeninas van dejando registro de sus muy distintas experiencias.

La protagonista es Prabha (Kani Kusruti), una enfermera que trabaja en un hospital de Mumbai ya hace años, una suerte de jefa del sector. La más joven y desenfadada Anu (Divya Prabha) trabaja también allí y comparte piso con ella, aunque suele no tener plata para pagar su parte de la renta. Prabha está casada, pero su marido –elegido por su familia– se fue a vivir a Alemania hace años y no tiene noticias de él. De hecho, es evidente que uno de los médicos del hospital trata de llamar su atención, pero ella se las rebusca para evitar pensar en eso. Anu tiene otro tipo de problemas: está enamorada de un joven de origen musulmán llamado Shiaz (Hridhu Haroon) y no está bien visto que una chica como ella esté coqueteando en secreto con alguien así. Especialmente si sus padres le están buscando marido.

Hay un tercer personaje que se conecta primero con Prabha y luego con ambas, que tendrá mayor peso en la segunda parte de la historia, cuando las tres se muevan hacia otro lugar, una aldea frente al mar, alejada de Mumbai. Ella es Parvaty (Chhaya Kadam), una mujer más grande y decidida, más politizada y que está molesta porque no le reconocen los derechos de propiedad de su departamento tras la muerte de su marido. La mujer está fastidiada con las construcciones de torres alrededor que le han causado problemas inmobiliarios y se la ve en un mitin político de izquierda. ALL WE IMAGINE AS LIGHT no se presenta directamente como una película politizada pero en algunos aspectos –además del discurso feminista que la sostiene– deja en claro su postura crítica respecto al régimen nacionalista que hoy gobierna la India.

El máximo mérito de Kapadia es ir construyendo con imágenes, con miradas sutiles y roces que recuerdan a las películas de Wong Kar-wai pero dentro de un contexto más realista. Es una película construida a partir de observaciones precisas, de silencios en momentos clave y de cierta fisicalidad en otros, especialmente en su segunda parte que transcurre en buena parte en una playa. El romance prohibido de Anu se desarrolla en secreto en plena calle y algo parecido pasa en la inquietud que rodea a Prabha respecto a su matrimonio a distancia, especialmente a partir de recibir un regalo que supone que es de su marido pero cuyo significado es de difícil interpretación.

Hay algunos momentos en los que Kapadia pierde parte de esa sutileza y discreción con la que usualmente se maneja –en la forma un tanto torpe en la que los mensajes de texto aparecen en pantalla, en algunas capturas de imágenes de sitios de citas románticas, en una situación más del orden de lo fantástico que sucede cerca del final que generará seguramente sensaciones encontradas–, pero son apenas detalles, deficiencias propias de una opera prima de ficción que funciona en base a pruebas y errores.

Es que, más allá de eso, se trata de una película de una cineasta ya formada, con una mirada lúcida acerca del mundo que retrata, que tiene muy claro lo que quiere (se le pueden ver influencias del cine de Lucrecia Martel en la presentación de escenarios que son a la vez enigmáticos y palpables, en la construcción de climas desde las miradas) y que, con ALL WE IMAGINE AS LIGHT, está comenzando una carrera que, de no mediar nada raro, debería ponerla más temprano que tarde en el podio de las grandes directoras de cine de la última camada.