Cannes 2024: crítica de «Horizon: An American Saga – Part 1», de Kevin Costner (Fuera de Competencia)
Kevin Costner dirige y protagoniza esta épica saga del Oeste norteamericano que se dividirá en cuatro películas, de las cuales se estrenó la primera. Con Sam Worthington, Luke Wilson, Sienna Miller, Jena Malone y gran elenco.
Quién sino Kevin Costner para traer de vuelta a la gran pantalla –o al menos acá en Cannes se vio en una gran pantalla– el western clásico, el de todos los tiempos. En las últimas décadas los hemos vistos revisionistas, experimentales, anti-westerns y nos han llegado más que nada a través de algunas series –una, la saga YELLOWSTONE y sus precuelas, en las que Costner estuvo involucrado–, pero la saga épica de los inmigrantes ocupando el Oeste, chocando muchas veces y entendiéndose muchas menos con los pueblos originarios, la brutalidad de la naturaleza y la difícil relación los hombres y entre los hombres y mujeres que avanzan hacia un nuevo e improbable destino, aparece cada vez menos en el cine.
Costner es DANZA CON LOBOS y OPEN RANGE, pero su film trae en espíritu desde LOS IMPERDONABLES a LONESOME DOVE. Yendo más lejos, la referencia clara es John Ford, en el manejo de los espacios, de las relaciones entre los personajes, en el uso del humor y en el carácter épico de todo el recorrido. Lo que HORIZON: AN AMERICAN SAGA tiene de diferente es algo que Ford jamás se hubiera planteado pero hoy se ha vuelto un tema central. Según Costner, la saga constará de cuatro películas de tres horas cada una, y la pregunta que surge a todo eso es: ¿se trata entonces de una miniserie?
Uno querría decir que no, que el vuelo audiovisual de la propuesta es espiritualmente cinematográfico, pero por la enorme galería de personajes y subtramas que presenta, y por la decisión de dejar la historia en suspenso en un «continuará», sería necio no reconocer que hay una conexión con este otro género. Es cierto: HORIZON no tiene plot points ni ganchos narrativos que, hora tras hora, pidan al espectador ver otro capítulo, pero su visión es novelística, épica, grande como el Oeste infinito que domina el paisaje.
Lo que la hace más cinematográfica que «televisiva» es su modo narrativo y su formato de estreno, ya que la primera parte saldrá en cines a fin de junio y la segunda en agosto. En cierto modo la Parte 1 –o al menos gran parte de ella– funciona a modo de presentación de personajes, subtramas, relaciones entre ellos y distintos puntos de conflicto que se extienden a lo largo del territorio de Montana donde transcurre, por ahora, la acción. Costner no tiene apuro en ningún momento. Sabe que su historia es novelística y que dispone al menos de doce horas para contarla. Entonces, ¿quién lo corre?
La trama se va explayando de a partes. Hay una familia que intenta medir un territorio en medio de Arizona, en 1859, para construir una casa que es masacrada por un grupo de indígenas. La escena puede parecer chocante en este contexto políticamente correcto –y más tomando en cuenta DANZA CON LOBOS–, pero Costner es claro al respecto: los colonos están invadiendo territorios que no les pertenecen y se puede pensar que tiene sentido que la recepción sea esa. Ya en Montana vemos a una mujer llamada Lucy (Jena Malone) dispararle a un hombre y huir con su hijo, pero será perseguida por los otros dos hijos de la dura madre (Dale Dickey), quienes tratarán de recuperar al niño.
En lo que parece ser un tiempo después, la ciudad de Horizon empieza a formarse cerca de donde vimos las escenas iniciales, pero la tribu local no cede a pelear por su territorio, iniciando una violenta serie de incendios y peleas que obligan a muchos a huir de ahí. De ese caos sobrevive una madre, Frances (Sienna Miller) y su hija Lizzie (Georgia MacPhail) que luego escaparán. Por otro lado hay un adolescente llamado Russell (Etienne Kellici) que hace su propio recorrido en busca de venganza.
Y todo esto ha sucedido sin que casi haya aparecido Costner, que entra más directamente en la historia a casi una hora de comenzada. El actor encarna a Hayes, el clásico antihéroe misterioso que tiene un pasado oscuro y que llega a la ciudad. Allí empieza una relación con la joven y bella Marigold (Abbey Lee), que parece guardar algunos secretos. Y la que está también es Lucy, ahora casada con un tal Walter (Michael Angarano) y todavía siendo perseguida por los dos hermanos.
Esto no termina ahí ya que luego aparecen soldados como el Coronel Houghton (Danny Huston), el Teniente Gephardt (Sam Worthington, otro que con AVATAR estuvo entre quedarse con los militares o pasarse al bando de los nativos) y el Sargento Riordan (Michael Rooker), quienes llegan a ofrecer lo que parecería ser seguridad en el pueblo de Horizon. Más sobre el final se sumarán personajes que claramente tendrán más peso en las nuevas películas/epsiodios, como el Capitán Van Weyden (Luke Wilson), una pareja británica que rápidamente se mete en problemas con los más bruscos locales y una docena o más personajes que es difícil determinar qué rol tendrán.
Lo que HORIZON hace, como lo dice su título, es extender horizontalmente el universo de personajes de la saga, plantear algunos conflictos fuertes de algunos de ellos, apenas presentar a otros que seguramente se conocerán con más detalles luego y, en el camino, ir armando de a poco el mundo en que irán a vivir y en el que los acompañaremos –si seguimos la historia– a lo largo de cuatro películas, doce episodios o como sea que la saga finalmente se distribuya en el mundo.
Como una novela del Oeste –o, digamos, una serie de novelas–, lo que Costner hace acá es ir pacientemente construyendo o reconstruyendo un universo que ha dejado de representarse en el cine de esta manera. Pero lo suyo no es dar pelea en una disputa acerca de la forma del género o sus temas. A lo que apuesta es al clasicismo, expandido si se quiere, pero clasicismo al fin. Un universo que tendrá sus héroes y villanos pero que por lo general está plagado de personas que, cada una a su manera, trata de sobrevivir. En su tierra o en una a la que han llegado sin tener conciencia que, tiempo después, serían vistos como invasores. HORIZON no se narra desde el conocimiento del futuro sino desde la lógica de ese, por momentos brutal y en otros amable, presente.