Cannes 2024: crítica de «Misericordia» («Miséricorde»), de Alain Guiraudie (Premieres)

Cannes 2024: crítica de «Misericordia» («Miséricorde»), de Alain Guiraudie (Premieres)

por - cine, Críticas, Festivales
21 May, 2024 08:28 | Sin comentarios

En esta comedia negra un joven llega a un pueblo francés para un velorio y se queda un tiempo con la familia del difunto generando un involuntario caos a su alrededor.

En un aparentemente apacible pueblo de provincia francés llamado Saint-Martial, en el que parece no vivir nadie más que la decena de protagonistas, se desarrolla MISERICORDIA, una película cambiante que parece en principio un acercamiento dramático a esa cargada palabra para irse revelando de a poco como un genial ejercicio cómico con una buena dosis de humor negro y de anticlerical irreverencia, ambas especialidades de su director, el gran Alain Guiraudie.

El film, que se presenta en la sección Premieres pero habría merecido un lugar en la competencia, empieza con una llegada en coche al pueblo en cuestión. El que arriba es Jérémie (Félix Kysyl), un joven que viene al velorio de un hombre mayor, el panadero del pueblo, y se queda a pasar unos días con su viuda, Martine (Catherine Frot) en la casa de esta. No queda del todo clara la relación de Jérémie con el fallecido –aparentemente trabajaba en su panadería cuando era adolescente– ni con su familia pero se ve que tiene una cálida relación con Martine y una más tensa con su hijo Vincent (Jean-Baptiste Durand) y el solitario Walter (David Ayala), un amigo de la familia, ambos un tanto marginales.

Mientras Jéremie estira su permanencia en el pueblo y los hermanos se ponen nerviosos y lo enfrentan –cada uno a su modo, uno mediante llamativamente pegajosos combates físicos, el otro poniendo excusas, fugándose o bebiendo mucho pastis– la tensión empieza a crecer, lo mismo que las confusiones sexuales y otros misterios. Además de ellos está el muy curioso cura del lugar, el Padre Grisolles (Jacques Develay), que parece estar siempre en todos lados y, cuando se produzca un hecho criminal, la policía tendrá las mismas facultades hasta de abrir las puertas de los cuartos de los sospechosos cuando duermen.

Un thriller cómico, hitchcockiano en su variante más ligera pero mucho más sexual en su contenido, MISERICORDIA toma otro rumbo a partir de ese hecho criminal cuyos detalles será mejor no adelantar aquí. Al espectador le queda claro lo que pasó y porqué –de ahí en adelante la ingesta de hongos, algo que fascina a los locales, se volverá problemática–, pero nadie más en el pueblo lo sabe, generando una nueva serie de confusiones entre todos. Jéremie, que es gay (o bisexual, no es claro), va también revelando algunos de los secretos que se esconden en esa pequeña ciudad y en esa familia que supo ocuparse de fabricar baguettes.

Religión, sexo, secretos y mentiras de todo tipo salen a la luz en un combo muy ácido que Guiraudie maneja con elegancia y ligereza, incluyendo un plano del cura en cuestión que seguramente provocará algún que otro enojo eclesiástico. Es que por algún motivo no del todo claro Jérémie despierta pasiones en el pueblito y no hay sexo ni credo que pueda resistirse a sus misteriosos encantos. Como en EL DESCONOCIDO DEL LAGO, el sexo y el crimen se mezclan de maneras impensadas en la obra de este iconoclasta, libre y felizmente irrespetuoso cineasta francés.