Cannes 2024: crítica de «Rumours», de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson (Fuera de Competencia)

Cannes 2024: crítica de «Rumours», de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson (Fuera de Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
20 May, 2024 08:54 | Sin comentarios

Cosas raras y misteriosas empiezan a pasar en la reunión del G7, en la que se reúnen los despistados líderes de los siete países más ricos del mundo. Con Cate Blanchett, Charles Dance y Denis Menochet.

Más allá de su tono de comedia, RUMOURS es muy diferente a casi todo lo que ha hecho Guy Maddin previamente. Se trata de una comedia accesible, popular, sencilla, que bromea con algunos personajes y hechos de la política reciente de una manera no muy distinta a lo que podría hacerlo un sketch de programas televisivos como Saturday Night Live. Su propuesta es lo suficientemente graciosa y contiene una cantidad de giros inesperados que le dan vida cuando todo parece agotarse, pero aún así es una película demasiado larga para lo que finalmente propone.

RUMOURS es como una parodia de LA CORDILLERA, de Santiago Mitre. Lo que vemos acá es una reunión del G7, los líderes de los siete países más importantes del mundo que se reúnen en un gran caserón en un pueblo perdido de Alemania para discutir los hechos del momento, elaborar unos documentos que, ellos creen, son muy importantes y memorables, y comer, charlar y lidiar con sus complicadas situaciones personales, más amorosas y familiares que políticas.

Lo que no imaginan, mientras comen, beben y debaten bajo un gazebo en medio del bosque, que de golpe los mozos dejarán de venir, nadie contestará más sus celulares y el mundo exterior parecerá haberse oscurecido por completo. ¿Qué está pasando? ¿Algún atentado? ¿Un juego perverso? ¿O algo más sobrenatural? ¿Qué onda con esas criaturas que parecen observarlos en la oscuridad? Los siete líderes del mundo podrán ser muy poderosos, pero ante la crisis y sin colaboradores a mano, no tienen idea de qué deben hacer.

Maddin, que codirige con Evan Johnson y Galen Johnson, reúne a un destacado elenco en los roles de presidentes y primeros ministros, incluyendo a Cate Blanchett como la líder alemana (una versión no muy disimulada de Angela Merkel), Denis Menochet como el insoportablemente parlanchín líder francés, Rolando Ravello como el despistado mandatario italiano, Charles Dance como el presidente de los Estados Unidos (basado en Joe Biden), Nikki Amuka-Bird como la muy seria líder británica, Takehiro Hira como el silencioso primer ministro japonés y Roy Dupuis como el mandatario canadiense quien, al ser Maddin de ese país, tiene uno de los roles más importantes, burlándose un poco del carácter entre sexy y culposo de Justin Trudeau, quien tiene además un escándalo político absurdo que solo puede ser escandaloso en Canadá.

La primera y más divertida parte se irá en pelas, romances ocultos entre ambos, discusiones acerca de escándalos y la obsesión por sentarse a escribir anodinos documentos de intenciones que suponen trascendentales cuando es claro que no son otra cosa que un compendio de lugares comunes. Hay romances, sexo, gente que se queda dormida y alguna otra broma que tiende a tener alguna relación con el mandatario en sí o con particularidades de las distintas nacionalidades en juego. Hasta que, bueno, empiezan a pasar cosas raras y salen los miedos, las confusiones, los heridos, los misterios y las curiosas decisiones que se toman para tratar de escapar a una amenaza indefinida y que, a juzgar por la foto que ven en esta crítica, tiene características bastante bizarras.

RUMOURS tiene momentos de risa franca, Blanchett, Dupuis y Menochet se llevan muchas de las mejores escenas y más adelante se sumará Alicia Vikander como una representante de la Unión Europea que quizás esté más loca que todos los demás juntos. Desatado el misterio, la película entra en una especie de largo segundo acto que parece no terminar nunca, pero encuentra luego el modo de renovar el humor y la gracia para un cierre perfectamente circular. RUMOURS no será una gran película y no tendrá el nivel creativo y la originalidad de films de Maddin como MY WINNIPEG o THE SADDEST MUSIC IN THE WORLD (para ver algo parecido a eso les recomiendo esta otra película que está en Cannes), pero como pasatiempo ligero en medio de la competencia del festival, funciona como un refresco que se toma con buen humor la actualidad política del mundo y sus patéticos líderes.