Cannes 2024: crítica de «The Damned», de Roberto Minervini (Un Certain Regard)
Más un drama bélico que un western, la película del realizador italiano se centra en un grupo de soldados que va a Montana en medio de la guerra civil norteamericana.
En las guerras se pone en escena una ética. Y en las películas de guerra también. O, mejor dicho, debería ponerse. En THE DAMNED Roberto Minervini hace precisamente hace eso: construye un drama bélico con aires de western –transcurre en Montana en 1862–, pero lo hace desde una distancia crítica rigurosa, una que termina dejando en claro el horror de ese tipo de conflictos sin necesariamente entrar demasiado en la violencia de las balas, de los cuerpos destrozados, de los tiroteos cruzados. Se dice que no se pueden hacer películas bélicas que sean antibélicas. Y si bien hay algo de cierto en esa afirmación –mostrar la guerra, por más violenta que se la pinte, tiene un carácter visceral que para algunos puede ser extrañamente glamoroso–, el realizador italiano que filma en los Estados Unidos pone su grano de arena para demostrar que sí, que es posible.
La guerra es tediosa, deprimente, cruel, aburrida y no tiene mucha lógica para los que están en el frente. El batallón que protagoniza THE DAMNED no tiene muy en claro los motivos por los que están en esa zona ni parecen convencidos de su rol en esa posta dentro de la guerra civil. Cada uno maneja alguna especie de rubro, pero salvo uno de ellos ninguno parece estar calificado para estar donde está. Está el religioso que cree que la guerra hay que pelearla por Dios y está el agnóstico que descree por completo de esa misión pero respeta al otro. Está el que sabe de armas en detalle y el que solo usó una alguna vez para matar a un conejo. Está el que no sabe bien por qué y para qué se pelea. Y está el que tiene miedo y no quiere morir. No es el batallón más convincente en lo suyo, eso es cierto, pero esta película no quiere ser ni PELOTON ni ninguna otra epopeya violenta y sangrienta.
Habrá muertos y disparos. Los soldados pasarán hambre y frío. Pero más que nada habrá conversaciones para ocupar las horas de espera y de soledad. No sabemos los nombres y nos cuentan apenas detalles de sus vidas previas, pero queda claro que no es lo importante, que el realizador de WHAT ARE YOU GOING TO DO WHEN THE WORLD’S ON FIRE? no tiene en la cabeza hacer un drama psicológico con conflictos personales y arcos narrativos individuales. Su película es un calmo drama existencial que se pregunta a través de los personajes y de muchas maneras distintas, qué cuernos estamos haciendo aquí.
Un poco al estilo Kelly Reichardt (ONE COW y MEEK’S CUTOFF tenían un tono parecido) y con un tanto también de JAUJA –Minervini es amigo y colaboró con Lisandro Alonso–, el realizador italiano hace películas de época que son anti-épicas, que narran el pasado de un modo no muy distinto al que narrarían el presente. Con calma, con conversaciones cotidianas, reflexiones que pasan de lo importante a lo banal, pero sin la impostura de estar haciendo una tesis sobre la historia del país. Quizás, a su modo, es eso lo que precisamente Minervini está haciendo, solo que no lo anuncia a los cuatro vientos, no pone el grito en el cielo para declamar nada.
Eso hace a THE DAMNED una película anti-bélica o anti “guerra civil” o en contra del “enfrentamiento entre hermanos”. Y eso, también, la vuelve contemporánea. Sacando algunos detalles bien podría suceder hace no tantos años. Sus minimalistas valores de producción, de hecho, dan por momentos la sensación de que estamos viendo una de esas “recreaciones” que fanáticos de famosas guerras hacen en el presente para homenajearlas, a modo de juego de rol. Y eso, que a algunos quizás moleste (parece, es cierto, una guerra de mentira), termina siendo una elección perfecta para lo que Minervini quiere decir. No solo que los conflictos son intemporales sino que, en el fondo, una guerra no es más que un juego absurdo que no tiene demasiado sentido. Ni antes ni mucho menos ahora.