Cannes 2024: crítica de «Volveréis», de Jonás Trueba (Quincena de Cineastas)

Cannes 2024: crítica de «Volveréis», de Jonás Trueba (Quincena de Cineastas)

por - cine, Críticas, Festivales
20 May, 2024 04:39 | Sin comentarios

Una pareja que lleva quince años junta decide separarse y hacer una fiesta para celebrar la decisión, topándose con inesperados problemas en el camino. Con Itsaso Arana y Vito Sanz.

En «La búsqueda de la felicidad», el filósofo Stanley Cavell analizaba muchas de las comedias de enredo clásicas de Hollywood para hablar del concepto de «comedias de rematrimonio», esas películas en las que una pareja en problemas o en un punto complicado de su relación se mete en una serie de aventuras que la saca de su difícil situación amorosa. Cavell es citado, por Fernando Trueba, padre del director, en VOLVEREIS, comedia romántica de Jonás Trueba que revisita en modo autoconciente, algunas de las ideas de las expresadas por Cavell en ese y otros libros. Es una de las tantas líneas en paralelo que recorren esta película, que cuenta una historia de amor y (des)amor y que, a la vez, lo analiza en tanto relato cinematográfico.

La propuesta es sencilla y partió en la vida real del propio Fernando Trueba, que acá interpreta al padre de Alejandra (Itsaso Arana), una directora de cine que está editando su última película. Ale está en pareja hace quince años con Alex (Vito Sanz), un actor con el que suele trabajar, y ambos han decidido de común acuerdo cortar su relación y mudarse cada uno por su lado. Y la película se inicia con la propuesta de llevar a cabo una idea en apariencia absurda: hacer una fiesta con esa separación. Se trata de una idea del padre de Alejandra que a ellos les parece simpática llevar adelante y deciden organizarla, poniendo fecha y todo. Lo que falta ahora es comunicarse con todo el mundo y contarles, a la vez, que se separarán pero que está todo bien y que harán una fiesta.

VOLVEREIS se organiza en torno a lo que va pasando entre ellos mientras llaman por teléfono o se encuentran en persona con amigos, vecinos, colegas y hasta el plomero o el profesor de inglés para contarles las dos noticias. La primera, es dolorosa para todos. La segunda, los toma por sorpresa. Es que nadie entiende bien el hecho de hacer una fiesta para celebrar una separación y muchos no creen que sea cierto. Lo de la fiesta. Y, acaso, lo de la separación también. ¿Se tratará de una broma? ¿De un experimento, de una película? De todos modos, la mayoría asegura lo mismo que dice el título de la película: que seguramente volverán a estar juntos.

En paralelo a estos encuentros Trueba añade otra capa a su película, una que la torna autoconsciente de sus métodos y mecánicas. El film que está editando Alejandra es el mismo que estamos viendo y, muchas veces, decisiones editoriales llevan a que el montaje se modifique «en vivo», que cambien escenas, se altere la música o se analice –en un momento clave– si la película funciona o no. Es, en cierto modo, un film que incluye su propia crítica, una que lleva a la que quizás sea su reflexión más bella y romántica dentro de esta curiosa comedia de separación.

Un amigo de ellos le comenta a Alejandra que la película le parece repetitiva, que gira y gira en torno a una misma idea: las conversaciones para anunciar el combo separación y fiesta. Y otro le pregunta si se trata de una película lineal o circular. Dicho de otro modo: si los personajes crecen y aprenden algo o si se trata de poner en juego alguna idea. No diremos cómo se resuelve el asunto pero VOLVEREIS juega con esa dualidad de una manera inteligente. Es, sí, una película sobre el amor como algo que existe en tiempo presente y en cada momento pero es, al mismo tiempo, una que no niega que las relaciones viven también de recuerdos y de proyecciones a futuro.

VOLVEREIS tiene un espíritu lúdico similar a otras comedias románticas del director de LA VIRGEN DE AGOSTO pero con un tono cómico un tanto más marcado y evidente, con incesantes búsquedas de gags, repeticiones que llegan al absurdo y el humor que surge de las incomodidades que se generan en los variados encuentros. Y la capa «meta» de la película es parte integral de la forma casi familiar y casera de Trueba de hacer su cine y, a la vez, un elemento que permite la transición entre el clasicismo de la idea y la modernidad de la propuesta.

Como casi todo el cine del realizador español –que llega a Cannes con quince años de carrera y más de media docena de películas encima, aunque apenas tiene 42 años–, VOLVEREIS es también un retrato generacional. Como en anteriores títulos, como LOS ILUSOS o LA RECONQUISTA, Trueba va «documentando» los recorridos personales, laborales y de relaciones de una generación nacida en los años ’80. Así, su filmografía incluye noviazgos, relaciones, hijos (en algunos casos) y separaciones, trabajos cambiantes, mudanzas, viajes o otros avatares propios de un grupo que empezó a darse a conocer promediando los veintipico y hoy ronda los 40. Y en ese largo retrato de sus vidas, la cronología puede ser lineal, pero cada película es circular. Se sienten como momentos robados al tiempo que existen en un presente continuo. Están ahí para siempre.