Estrenos: crítica de «Cenizas y diamantes: Don Cornelio y la Zona», de Ricky Piterbarg (Cine Arte Cacodelphia)
Este documental recuerda la historia de la banda liderada por Palo Pandolfo con material de archivo y una reunión de sus miembros sobrevivientes.
Para los que fuimos estudiantes universitarios a fines de los ’80, Don Cornelio y la Zona fue una de las bandas de nuestras vidas. Acaso menos conocida que otras –como Sumo, Los Redondos y muchas más–, la banda de Palo Pandolfo representaba un espíritu post-punk propio de la época, atravesado por el rock, la poesía, la disonancia y una cierta amable agresividad. Este documental recuerda la banda combinando imágenes de archivo –en su mayoría de un par de conciertos, además de algunos ensayos y backstages— con conversaciones con los miembros sobrevivientes del grupo en la actualidad, reunidos todos ellos en una suerte evento social combinado con reencuentro.
Las imágenes en VHS de los ’80 parecen antiquísimas y acaso el sonido no sea demasiado bueno, pero capturan bastante bien cómo sonaba la banda en la época, gracias a sus dos álbumes, el primero y consagratorio disco homónimo (editado en 1987 y que contenía sus mayores éxitos, «Ella vendrá» y «Tazas de té chino«, que los llevaron a sonar en radios) y el más contundente, brutal y anticomercial «Patria o muerte» (1988), que fue su último álbum de estudio antes de que cada uno tomara caminos separados, de los cuales el más conocido fue el de Pandolfo con Los Visitantes.
Palo murió súbitamente en 2021, en plena pandemia, y este reencuentro de sus ex compañeros es de dos años después. Pero el documental no trata de exorcizar el recuerdo del cantante ni tiene como eje hablar de él, de su muerte y lo que pasó después de la banda. La inteligente idea del documental es concentrarse, fundamentalmente, en la química por detrás de Don Cornelio, que incluía las letras poéticas de Palo y la agresividad más áspera de la banda. «Era Spinetta y Pappo juntos», dicen y eso sirve, un poco, como resumen de ese choque de estilos. En mi opinión hay más que eso mezclado ahí, pero sirve como introducción.
CENIZAS Y DIAMANTES, título del documental, de una canción y de un clásico film de Andrzej Wajda («La zona«, a su vez, viene de STALKER, dejando en claro el costado cinéfilo de Pandolfo) va del archivo a los testimonios, que más que entrevistas son charlas, abrazos, comentarios, recuerdos, anécdotas y la camaradería de los miembros de una banda que, más allá de lo que pueda haber pasado en el medio, hoy se sienten amigos de toda la vida. Hay en el encuentro también poetas, amigos, parejas, colaboradores –un combo de rockeros de mediana edad, más Omar Viola y Luis Aranosky, entre otros– que aportan recuerdos muchas veces distorsionados por los consumos de la época.
De todos los materiales viejos que se ven –hay viajes, ensayos, fiestas de casamiento–, el que más se muestra es un show de Prix D’Ami en el que suenan sucios, desprolijos y vitales, todo lo que se le pedía a una banda de rock indie entonces, en una época en la que brillaban Pixies, Sonic Youth y cierto rock áspero había logrado acercarse un poco al mainstream. A diferencia de otras bandas que pronto emprolijaron aún más su sonido, Don Cornelio se fue más lejos de ese cetro comercial, sacando un gran e incomodísimo disco como fue «Patria o muerte», haciendo el algún sentido algo parecido a lo que haría Nirvana unos años después. El documental no es otra cosa que eso, un recuerdo cariñoso, honesto y sentido a Palo y a la banda de partes de todos lo que participaron y/o estuvieron cerca de ella.
Cine Arte Cacodelphia: Jueves 16 y 23 de mayo, Sala 3 – 19. Sábado 18 y 25 mayo, Sala 3 – 19