Estrenos online: crítica de «Let it Be», de Michael Lindsay-Hogg (Disney+)

Estrenos online: crítica de «Let it Be», de Michael Lindsay-Hogg (Disney+)

Tras 54 años sin darse a conocer oficialmente se estrena en Disney+ la versión original de «Let it Be» que se ocupa de la grabación del álbum homónimo de los Beatles.

Uno de los ángulos de lectura para entrar en LET IT BE no está en la película en sí sino en una conversación que su director, Michael Lindsay-Hogg, mantiene con Peter Jackson, el realizador de GET BACK y principal responsable de la restauración de todos los materiales grabados por los Beatles en ese momento. Jackson es consciente que el tiempo cambia lo que vemos, cómo lo vemos y su importancia. Y entiende que esas canciones, en ese momento, no eran los íconos universales que iban a convertirse años después. Eso no solo sirve para explicar y justificar la enorme cantidad de cosas que quedaron de lado en este ahora restaurado documental en relación al otro sino que pone el acento en el documental como un registro audiovisual capturado en tiempo presente.

LET IT BE –que se estrenó en 1970 y que luego fue sacado de circulación hasta ahora, y que solo podía ser visto en algunas copias de mala calidad que circulaban en video u online– no es expansivo y completo como lo era la serie de Jackson sino un recorte mucho más específico sobre la grabación de ese disco, el anteúltimo en grabarse y el último en ser editado por la banda de Liverpool que poco después se separaría. Casi no verán los detalles compositivos, ni las visitas de famosos, ni gran parte de las peleas, ni las intimidades, ni muchas de las otras cosas que sorprendían en aquel film. Lindsay-Hogg se centró en mostrar por lo general las canciones más o menos completas –o siendo perfeccionadas–, sus grabaciones, un par de videoclips sobre el final y el concierto en la terraza, resumiendo en un poco más de una hora todo lo que pasó a lo largo de esas intensas semanas.

Y eligió un eje temático y personal más concreto, dándole un tono un tanto más oscuro a todo el proceso, con un Paul McCartney omnipresente y relegando a John Lennon y George Harrison a otro más secundario (Ringo Starr en ambos documentales aparece poco), además de mostrar varios choques entre ellos, en especial una recordada discusión entre Paul y George, que está en ambos films pero que aquí se siente más áspera por la falta de contexto.

En función del recorte que se hizo aquí se entiende también la incomodidad que para muchos despertó la presencia casi constante de Yoko Ono al lado de la banda: sin tanto desarrollo y sin ver otras apariciones de familiares que circularon por la grabación, verla ahí sentada al lado de un muchas veces opaco Lennon le da una preeminencia que quizás no tuvo en la realidad. Y la transforma en una figura oscura, quizás el motivo por el que a John la película nunca lo convenció y se puso en su contra.

Es interesante ver LET IT BE, además de por ser un documento de su tiempo, desde un análisis comparativo respecto a ideas de montaje. La serie de Jackson procedía por acumulación y detalle, mientras que aquí todo es más breve y resolutivo, ya que la película pasa de una canción a otra sin demasiadas distracciones en el medio. La camaradería, la amabilidad, las bromas y todos esos detalles de color que enriquecían GET BACK casi no están acá, pero lo que queda es otra cosa, quizás más terminante: el registro de un last dance de una banda que quizás llega con los caballos cansados a su final pero que está dispuesta a darlo todo una última vez. Y lo hacen desde una terraza, mientras los habitantes de la Londres de unos ’60 que se terminaban, miran para arriba como si se tratara de un sueño. Y quizás lo haya sido.