Series: reseña de «Materia oscura» («Dark Matter»), de Blake Crouch (Apple TV+)
Joel Edgerton interpreta a dos versiones de la misma persona en este drama de ciencia ficción acerca de un hombre que vive más de una vida a la vez. Con Jennifer Connelly y Alice Braga. En Apple TV+ desde el miércoles 8.
Todos nos hemos preguntado qué habría pasado con nuestras vidas si hubiésemos tomado una decisión distinta a la que tomamos alguna vez. Puede ser una decisión cualquiera, en realidad, pero pensemos en una significativa: la elección (o no) de un trabajo, de una pareja, de un viaje, de formar una familia. Cosas que podríamos haber hecho tal como las hicimos o de otra manera, muy distinta. ¿Seríamos hoy las mismas personas? ¿Nos comportaríamos, actuaríamos o pensaríamos lo mismo? Como sucede con estas decisiones, es imposible en realidad saberlo. El «camino no tomado» será por siempre un misterio. Un gran what if.
La ficción ha trabajado mucho sobre estos ejes desde diversas maneras y géneros, desde la ciencia ficción a la comedia romántica, del thriller al drama. MATERIA OSCURA es un nuevo acercamiento a esa problemática, uno que combina thriller, ciencia ficción y, principalmente, drama. Es que, más que cualquier otra cosa, la serie de Blake Crouch –autor de la novela original, de 2016– se organiza a partir de la ruptura psicológica que se produce cuando uno tiene la oportunidad de vivir esa otra vida que no vivió. O dos personas pueden intercambiar esas vidas.
Joel Edgerton interpreta a Jason Dessen, un científico y profesor universitario casado con Daniella (Jennifer Connelly), con quien tiene un hijo adolescente (Oakes Fegley). Y si bien a él se lo ve un tanto frustrado con su labor, todo se agrava bastante más cuando se entera de que su colega y amigo Ryan (Jimmi Simpson) ha conseguido una importante beca. Ryan lo invita a un evento para festejarlo y allí pasa algo inesperado: Jason se emborracha y, a la salida del bar, es secuestrado por un hombre enmascarado que lo golpea fuertemente. Ahí el tipo se saca la máscara y es… Jason.
Bienvenidos a otro multiverso, uno en principio bastante distinto al de Marvel pero que tiene una base científica que, ya de entrada, el propio Jason da a entender cuando les explica a sus alumnos el experimento conocido como el Gato de Schrödinger, aquello que puede resumirse a partir de la idea teórica de la física cuántica que dice, resumiendo, que muchas cosas pueden estar sucediendo a la vez mientras nadie las observe. Lo cierto es que el Jason 2 –llamémoslo así– se mete a vivir la vida de Jason 1, mientras que este aparece atrapado dentro de un laboratorio científico. ¿Qué es lo que está sucediendo?
Para resumir el principio de la trama es importante saber que el Jason 2 fuerza al «original» a intercambiar vidas, vidas que se separaron a partir de una decisión clave que uno de ellos tomó hace muchos años y que llevó su carrera hacia un lado. El otro (bah, el mismo) tomó otra decisión y de allí en adelante todo para él fue muy distinto. Es así que el Jason 1, el que no sabe bien qué está pasando, tiene que descubrir qué hace en ese laboratorio en el que lo tratan como un genio pero del que tiene que escaparse para saber la verdad. En paralelo, el Jason 2 –que sí sabe lo que sucede– vuelve a la casa con Daniella y tiene que fingir ser el otro, sin despertar sospechas, aunque no sabe mucho acerca de las experiencias de vida de su «otro yo».
Edgerton interpreta a los dos Jasons como personas muy distintas. El primero es un tipo atribulado que vive un thriller con elementos científicos, en el que las persecuciones se mezclan con sus intentos de entender qué está sucediendo. Allí tendrá un papel importante la brasileña Alice Braga, que interpreta a una científica del lugar que se compadece de su situación. El segundo Jason, en cambio, está feliz, calmado, contento de estar con Daniella y de tener la vida del otro, la que en apariencia siempre quiso. O, dicho de otro modo, cada uno quería la vida que tenía el otro. Y ahora la tienen.
La trama irá volviéndose en exceso paranoica y plagada de innecesarias escenas de acción que solo estirarán lo verdaderamente interesante que tiene DARK MATTER para ofrecer, que es el conflicto psicológico de las dos versiones del protagonista. Es que Crouch está demasiado interesado en agregarle subtramas policíacas –al Jason 2 lo conocemos como un tipo violento y no sabemos en realidad qué planea hacer con Daniella– a algo que no lo necesita. O no tanto. Como suele pasar en muchos de estos casos, estamos ante una muy buena serie que tiene una excesiva cantidad de episodios (nueve), en los que la trama se dispersa y atenta contra el efecto buscado.
Pese a eso, su misterio se sostiene a lo largo de sus episodios, su lógica es relativamente creíble dentro de los parámetros creados para la serie y los tres actores principales le dan esa cuota extra de emoción e intensidad que necesita la trama para no volverse reiterativa. Y para que el espectador en todo momento se pregunte acerca de las decisiones que tomó en su vida y si se animaría a probar otros recorridos posibles. La teoría cuántica habilita, al menos aquí, esas posibilidades. Y es un juego inquietante para jugar.
“El tiempo pasa en momentos. Momentos que pasan tan rápido, definiendo el camino de una vida, con tanta seguridad hasta conducirla a su fin. Rara vez nos detenemos para examinar ese camino. Para ver las razones por las que pasan las cosas. Para considerar si el camino que tomamos en la vida es el que deseamos o simplemente en el que caemos con los ojos cerrados. ¿Y si nos detuviéramos a examinar cada momento precioso antes de que este pasara? ¿Veríamos las innumerables encrucijadas del camino que modelan una vida? Y al ver las opciones…¿elegiríamos otro camino?”.
Los expedientes secretos X. Todas las cosas (Episodio 17, Temporada 7).
MUY INTERESANTE EL TEMA DE LAS DECISIONES LOS MULTIVERSOS, PERO A DIFERENCIA DE SU A ANTERIOR OBRA SERIE WAYWARD PINES, LA SERIE DEJA UN AGUJERO ENORME, CASI NEGRO, EN EL CUAL POCO SE DICE COMO SE ARMÓ ESA CAJA. LO QUE LE RESTA BASE CIENTÍFICA, Y TODO PARECE COMO UN EJERCICIO DE MAGIA AL ESTILO FUMANCHÚ