Estrenos: crítica de «De noche con el Diablo» («Late Night with the Devil»), de Colin & Cameron Cairnes

Estrenos: crítica de «De noche con el Diablo» («Late Night with the Devil»), de Colin & Cameron Cairnes

por - cine, Críticas, Estrenos
12 Jul, 2024 10:37 | comentarios

Este film de terror narra, en modo falso documental, lo que sucede en un talk show televisivo al que invitan a una chica supuestamente poseída por un ente demoníaco. En cines desde el 18 de julio.

Hay un cruce de dos tradiciones y modas en DE NOCHE CON EL DIABLO que le dan a su trama un contexto perfecto. La película funciona, a su modo, como un falso documental en plan found footage que muestra algo terrorífico que supuestamente sucedió en un talk show nocturno de la TV estadounidense en la década del ’70. Y lo primero que uno nota es lo bien que captura algo así como el espíritu de una época dominada por temáticas ocultistas (de EL EXORCISTA a LA PROFECIA, fueron años en los que el cine de terror se especializó en eso) en el contexto de un clásico programa de entrevistas de la tele de entonces, en el que era muy común tratar de impactar a los espectadores con, básicamente, cualquier cosa.

La tercera película de los hermanos australianos Cairnes –filmada en un estudio en Australia y, salvo por el protagonista, con un elenco totalmente local– arranca poniendo al espectador en contexto respecto a la época, unos años ’70 agitados, violentos y enrarecidos que incluyeron temáticas como Vietnam, Watergate y fenómenos ligados al ocultismo y a lo espiritual. Allí «existió» un talk show nocturno llamado «Night Owls with Jack Delroy» que intentaba competir con el verdadero «Tonight Show», de Johnny Carson, sin lograr superarlo. Delroy (David Dastmalchian) conseguía nominaciones a los Emmy y buenos ratings, pero jamás se acercaba al maestro, lo que llevaba a su producción a intentar shockear a la audiencia de maneras cada vez más audaces.

Esa presentación –en la que se cuentan también los problemas personales de Delroy, su relación con una extraña secta y la muerte de su mujer por cáncer siendo muy joven– da paso al evento en sí: el «descubrimiento» de las grabaciones de un impactante show suyo de 1977 que nunca más se vio, además de parte del «detrás de escena» que se grabó durante los cortes publicitarios. Para tratar de mejorar su rating el programa arma un especial de Halloween lleno de invitados ligados a temáticas ocultistas y misteriosas. El primero, un tal Christou (Fayssal Bazzi), es un psíquico con pinta de «chanta» que conecta con los muertos y que empieza con una típica rutina para quedarse al rato sorprendido por la sensación de que se topó con algo real.

El segundo invitado –los anteriores se quedan en el estudio– es Carmichael (Ian Bliss), un ex mago que ahora se dedica a desacreditar a este tipo de personajes, un tipo bastante vanidoso que intenta demostrar que lo que tipos como Christou hacen es puro show y nada más que eso. Los terceros invitados serán los que llevarán la apuesta ocultista a terrenos más peligrosos. Ellos son la Dra. June Ross Mitchell (Laura Gordon), una parapsicóloga que va al show junto a la pequeña Lilly (Ingrid Torelli), una adolescente con aspecto similar al de Regan MacNeil, que sobrevivió al suicidio en masa de los integrantes de un culto satánico y que, se nos cuenta en una introducción, tiene algo así como un demonio dentro suyo.

Lo que hará LATE NIGHT WITH THE DEVIL de un modo muy efectivo será mostrar «en vivo» lo que pasa cuando Delroy convence a la doctora de que Lilly saque para afuera a esa criatura. La idea es hacerlo en un ámbito controlado –ella le advierte que es peligroso–, pero previsiblemente las cosas se van de las manos y eso va volviendo cada vez más caótico y peligroso al show. Si a eso se le suma que los ratings están por las nubes y que, por más que un afectado Delroy en un momento quiera frenar la cosa, el productor pide más y más, estamos ante una receta clásica para el desastre. Uno que tendrá, además, algunos giros inesperados.

Se trata de una idea ingeniosa y de armado complejo –grabada además con el aspecto de la imagen televisiva de la época– que, más allá de algunos detalles (el detrás de escena no funciona del todo bien, lo mismo que algunas confusiones narrativas que aparecen sobre el final), está muy bien lograda. Los Cairnes se han inspirado, además, en personajes y situaciones históricas, ya que hubo tipos como Carmichael y hasta un falso documental británico llamado GHOSTWATCH sobre fenómenos paranormales, que se presentó como un programa en vivo y sobre el que se hizo también otro documental. Y claramente se han documentado muy bien en los formatos televisivos y el tono de los programas nocturnos de este tipo en los ’70.

Si bien la trama es más intrigante, curiosa y por momentos divertida que verdaderamente escalofriante, DE NOCHE CON EL DIABLO logra transmitir muy bien la sensación que uno podría tener viendo un programa de TV en vivo sobre ocultismo que, de a poco, se les empieza a ir de las manos a su conductor y producción, generando algunos problemitas en el set, con los invitados y con la audiencia en el piso. Su intento de conectarlo con una trama que excede lo que se ve «en vivo» no necesariamente funciona, pero tampoco echa a perder lo logrado. Es raro el caso de un estreno en cine que uno recomendaría ver en la televisión. Pero creo que esta película funcionaría aún mejor así: viéndola como si uno estuviera mirando un programa de televisión solo, a la medianoche, en casa, sin imaginarse que en algún momento la cosa se pondrá pesadillesca.