Estrenos: crítica de «La ruptura», de Marina Glezer
Una pareja enfrenta la disolución de su relación en un pueblo costero uruguayo que lidia con el avance de un proyecto inmobiliario que amenaza terminar con su modo de vida. En Gaumont (CABA) y Espacios INCAA del interior.
Dos películas parecen competir por el eje principal de LA RUPTURA, la opera prima en el largometraje de la actriz Marina Glezer, quien ya ha incursionado en la dirección de cine con varios cortos. Una de esas películas es la crónica de un conflicto de pareja, en la que Julia (la muy buena actriz Catalina Silva Bachino, que tiene un cierto parecido con la realizadora) lidia con los problemas de relación que tiene con Pablo (Alfonso Tort), con quien quiere cortar pero se ve incapacitada de hacerlo por diversos motivos. La otra es una película sobre la posible y conflictiva venta de muchas de las casas de ese pueblo costero uruguayo para la construcción de algún tipo de proyecto urbanístico.
Si bien las dos películas están relacionadas entre sí –el conflicto inmobiliario se mete dentro de la relación de pareja ya que ambos parecen tener posturas diferentes sobre qué hacer al respecto–, tienen resultados bastante distintos en lo estrictamente cinematográfico. Como crónica de la disolución de una pareja en un pueblo costero bello pero a la vez popular y rústico –muy propio de ese tipo de localidades en Uruguay–, LA RUPTURA funciona muy bien. Ambos son excelentes actores y uno puede sentir los tironeos, especialmente de parte de ella, respecto a qué hacer con la relación, en un clásico tira y afloje de pasiones encontradas, que va del sexo furtivo a la pelea agresiva.
Por el lado del conflicto inmobiliario la película se vuelve un poco más esquemática, con varias reuniones de vecinos distribuidas a lo largo de la narración, reuniones que consisten en poco más que repetir consignas de una manera un tanto obvia. No por la causa ni por la pelea en sí –que es muy valiosa, ya que intentan defender el estilo de vida de su pueblo y no verlo convertido en una anodina serie de edificios y complejos vacacionales–, sino por la dificultad de los actores secundarios y del texto de darle cierta credibilidad y potencia a esas escenas.
En el medio aparecerán otros conflictos –la llegada de la intensa madre de Julia metiéndose donde no debería, las internas entre los vecinos que quieren y los que no quieren vender sus propiedades–, pero lo central, lo que le dará fuerza al relato, pasará por la relación de la pareja protagónica, que Glezer retrata con verdad, honestidad y una crudeza que la otra parte de la historia, más esquemática, no alcanza a desarrollar. El mérito es también de la dupla protagónica, que torna creíble ese tipo de relaciones que pasan de lo afectivo a lo tenso y de lo agresivo a lo cariñoso en cuestión de minutos. La tranquilidad de la costa uruguaya, se ve, no calma todas las tempestades.
CINE GAUMONT: a las 12.45, 17:00 y 20.50.
ESPACIOS INCAA: Tapalqué, Trenque Lauquen, Unquillo, Oberá, Tucumán, Santa Rosa (La Pampa), Cipolletti, Comandante Luis Piedra Buena.