Estrenos: crítica de «Romper el círculo» («It Ends with Us»), de Justin Baldoni
Una mujer conoce y se enamora de un hombre en apariencia ideal que, a partir de ciertas circunstancias, saca un inesperado costado oscuro y violento. Con Blake Lively y Justin Baldoni. Estreno: 15 de agosto.
Un neurocirujano con músculos, algo que solo se ve en las telenovelas», le dice el neurocirujano con músculos a su novia, un poco a modo de broma, tratando de dejarle en claro la suerte que ha tenido en la vida. En la adaptación de la exitosísima novela de Colleen Hoover de 2016 (que vendió millones de ejemplares al editarse y muchos más luego de volverse furor en TikTok), el neurocirujano en cuestión no termina siendo una noticia tan buena para Lily Bloom, la protagonista. Pero la película sí termina pareciéndose demasiado a una telenovela.
ROMPER EL CIRCULO (traducción que usa la novela de un título que sonaría algo así como «Se corta acá«) es, al menos en los papeles, un drama familiar y una dura historia cuyo tema principal es la violencia de género y cómo persiste –y en muchos casos se tolera– a través de generaciones. Pero al menos hasta los dos tercios de sus excesivos 130 minutos, funciona más que nada como una idílica historia de amor escrita y filmada de un modo por lo menos anticuado, a la que solo unas pinceladas dejan entrever hacia donde girará.
Todo empieza con el funeral del padre de Lily. La chica vuelve a la casa familiar, consuela a su madre, pero es incapaz de decir algo positivo sobre el padre en el velorio. A la hora de apuntar –como le pidió su mamá– cinco cosas buenas para decir sobre el tipo, se queda con la página en blanco. De a poco iremos conociendo los motivos por los que Lily tenía esa relación con él ya que la trama rápidamente la mete en otro asunto. Mientras está en una terraza contemplando la noche de Boston se topa con Ryle, un médico que llega allí tenso por un problema laboral. Palabras van, palabras vienen, los dos se miran, se gustan, se dicen cosas y quedan en verse. El es neurocirujano. Y musculoso. Y lo interpreta el director de la película.
IT ENDS WITH US se extenderá en los avances de esa relación y la irá mezclando con flashbacks a la adolescencia de Lily, época en la que tuvo un «noviecito» llamado Atlas (interpretado por Alex Neustaedter de joven) que tenía dificultades económicas y personales y con el que vivió una complicada historia de amor que terminó no muy bien. Así, mientras la chica pone una florería, empieza a tener éxito allí y se hace también muy amiga de Allysa (Jenny Slate) –que trabaja en el local y, ¡oh casualidad!, es la hermana del neurocirujano musculoso–, la pareja se va volviendo más seria.
Todo empieza a oscurecerse cuando Atlas (ahora encarnado por Brandon Sklenar, otro con pinta de modelito) se vuelve a cruzar en la vida de Lily y a ella, digamos, le tiemblan un poco las piernas. Y al descubrir esa historia del pasado, Ryle empieza a volverse un tanto más agresivo. Primero de modo verbal. Luego con algún casual accidente doméstico. Y así. Lily parece poder tolerar esos pasajes de violencia porque Ryle se disculpa, promete no hacerlo más y porque, bueno, no hay muchos neurocirujanos musculosos disponibles. Pero no será tan sencillo como lo pensado porque las cosas se complicarán un par de veces más.
Lo fallido de ROMPER EL CIRCULO no pasa por la manera en la que maneja su tema. Es posible que el éxito de la novela esté relacionado con el modo en la que ubica la violencia de género no como una bestialidad hecha por un monstruo sino como las culposas y muy ocasionales descargas de un hombre perturbado por asuntos personales. Esa, si se quiere, es la parte más inquietante de la película. Ryle parece ser un buen tipo, un profesional serio, exitoso, adora a su mujer, admite (tardíamente) sus errores y cumple con todos los supuestos requisitos de un potencial marido. Pero a veces se pone celoso y se enoja mal. Y Lily, pese a las experiencias de su infancia, no sabe muy bien cómo lidiar con eso.
El problema de la película es que para llegar ahí Baldini construye una larga y tediosa historia de amor filmada como un cuento de hadas y llena de situaciones anodinas y previsibles, en la que todos se visten como si fueran a salir en la tapa de una revista y los paisajes parecen auspiciados por agencias de turismo. Es cierto que esa «vida perfecta» servirá para entender porqué le cuesta a Lily salir de esa situación, pero de todos modos hay algo falso y bastante burdo en esa construcción. Y cuando Atlas reaparece, a modo «Plan B», como un chef también musculoso y con voz de locutor de FM, la película corre el riesgo de volverse una parodia de sí misma.
La salva de caer más bajo que Lively (la actriz de la serie GOSSIP GIRL y MIEDO PROFUNDO) permite que entendamos las contradicciones de su personaje, más allá de tener que cargar con un vestuario que intenta presentarla como una diosa 24 horas al día. Y que el tema central, cuando entra de lleno en el relato, está manejado con sutileza y un sorprendente cuidado. Más allá de eso estamos ante un modelo de adaptación de best seller al estilo TV movie de los ’80 con el que ya ni siquiera las series más comerciales trabajan del todo. Aquí, no es el tema el que está tratado narrativamente de manera banal. Es la forma la que lo banaliza.