Estrenos online: crítica de «Elizabeth Taylor: las cintas perdidas» («The Lost Tapes»), de Nanette Burstein (Max)
Este documental se apoya en audios de una entrevista con la actriz en los años ’60 en los que habla de su vida y su carrera en Hollywood. En Max.
A partir de una serie de entrevistas grabadas en los años ’60 para un libro en el que Elizabeth Taylor le contó al periodista Richard Meryman buena parte de su vida, la realizadora de AMERICAN TEEN y HILLARY armó un documental que sigue un formato que se puso de moda tras el éxito de LISTEN TO ME MARLON, de 2015. El problema es que aquella entrevista a Marlon Brando era tan buena, tan complejas e interesantes sus respuestas, que las otras surgidas a partir de similar modelo pierden por mucho en la comparación. No solo eso sino que las entrevistas en cuestión terminan siendo tan solo una parte de lo que, más allá de eso, es un documental bastante más convencional.
De todos modos, la historia de Elizabeth «Liz» Taylor, acaso la definición más concreta de lo que era ser una «estrella de Hollywood» en los años de posguerra, es fascinante más por el mundo que refleja alrededor suyo que por lo que aquí se muestra, se habla o analiza respecto de su carrera, que quizás no sea tan rica en títulos como las de algunas de sus pares, pero que tiene al menos una decena de grandes films en su haber. Además, claro, de una vida vivida permanentemente en primer plano.
Las declaraciones de Liz sirven para pintar más que cualquier otra cosa lo que era ser una niña y adolescente en la época de oro de los estudios, época en la que la preparaban para el estrellato, controlando sus movimientos, su promoción, dándole para hacer películas para toda la familia y creando una figura pública a partir de lo que era una chica bonita de llamativos ojos azules-violeta. La chica tenía encanto, tuvo un enorme éxito con películas como LA CADENA INVISIBLE y FUEGOS DE JUVENTUD, fue aprendiendo a actuar –«por instinto» dirá– y al cumplir los 18 años pegó un giro inesperado a su carrera y a su vida.
THE LOST TAPES va mechando declaraciones suyas en esa grabación con las de otros colegas de la época, desde su gran amigo Roddy McDowall a Debbie Reynolds pasando por algunos de sus muchos maridos. Al llegar a la mayoría de edad la chica pudo elegir mejores títulos dentro de su contrato con MGM, lo que la llevó a elevar el tipo de películas que hacía y a la vez a vivir una vida un tanto menos controlada. Esa «libertad» la hizo vivir grandes aventuras, hacer algunas clásicas películas (como AMBICIONES QUE MATAN y GIGANTE) y también la metió de lleno en el mundo más caótico de la prensa del corazón y los rumores del espectáculo.
Es que la carrera de Taylor es más conocida por sus ocho matrimonios –especialmente dos de ellos, con Eddie Fisher y luego con Richard Burton, que fueron en su momento muy controvertidos– y por toda la prensa que se dedicaba a seguir su vida privada. La actriz, al menos hasta mediados de los ’60, no paraba de «dar de comer» a los medios por sus romances y escándalos, y la película se dedica más que nada a esa parte de su vida, especialmente a partir de la segunda mitad de los ’50. El cambio allí fue que los medios pasaron de celebrarla y mostrarla glamorosa a criticar su vida, sus decisiones y sus actividades, dando comienzo –ella misma dice– a un cambio en la manera en la que la prensa cubriría la industria del espectáculo.
La carrera de Taylor tuvo otros títulos muy buenos y THE LOST TAPES analiza algunos de ellos, pero sin demasiada profundidad. Es interesante escucharla hablar de lo difícil que era para ella actuar frente a tipos del teatro neoyorquino y/o el Actor’s Studio como Montgomery Clift o James Dean, lo mismo que los problemas que le generó trabajar en DE REPENTE EN EL VERANO o UN GATO SOBRE EL TEJADO CALIENTE. Cuando aparece el complicado rodaje de CLEOPATRA todo cambia, ya que la película se convierte en un caos de producción y allí, además, empieza su relación con Burton, que fue la comidilla de la prensa del corazón en la segunda mitad de los ’60, incluyendo su trabajo conjunto en ¿QUIEN LE TEME A VIRGINA WOOLF?
Los materiales fílmicos de promoción, de noticieros, de detrás de escenas y las fotos publicitarias o de rodajes son impresionantes y permiten darse una idea de lo que pudo haber sido la fama de Liz en esa primera etapa de su carrera. Es poco, sin embargo, lo que se muestra de las películas en sí, lo que da una idea del peso relativo que Burstein le da a lo estrictamente profesional. De algún modo, lo que hace la película es ocuparse del mito público y de la vida privada de la diva de Hollywood. Y si bien son partes importantes e inevitables de la vida de una gran estrella, es una lástima que el film no le preste la misma atención a su trabajo como actriz y las grandes películas de las que fue parte.