Series: crítica de «Fuimos los afortunados» («We Were the Lucky Ones»), de Erica Lipez (Disney+)
Esta serie basada en la novela de Georgia Hunter cuenta la historia de su familia judía que tuvo que escapar de Polonia durante la invasión nazi a ese país. Con Joey King y Logan Lerman. Estreno en Disney+ con todos los episodios disponibles el 7 de agosto.
Los críticos nos enfrentamos de vez en cuando a algunas situaciones raras, complicadas, que impiden que podamos tomar necesaria distancia con los objetos que tenemos que analizar. Eso suele darse cuando algún producto audiovisual tiene muchas cosas en común con la vida, la profesión o el universo en el que uno vive o que conoce bien. Por un lado, se hace difícil mantener la mirada crítica ya que hay cuestiones que pegan de manera directa en las emociones sin posibilidad de marcar distancia alguna. Y, por otro, la cercanía entre el objeto y lo que uno conoce genera algo completamente opuesto: que uno tenga un rigor y un conocimiento del tema que hace ostensible cualquier problema o error.
WE WERE THE LUCKY ONES tiene las dos cosas. Esta serie que relata las idas y vueltas, escapes, problemas y dolorosas circunstancias que atravesó una familia judía polaca durante la Segunda Guerra Mundial no es muy diferente a la historia de una parte de mi familia, al punto de que hay algunas similitudes que son directamente asombrosas. Esa mirada, aclaro, enmarca de principio a fin mi relación con la serie basada en la novela de Georgia Hunter, que cuenta la historia de su propia familia. Y es imposible separar esa relación directa con las historias de mis bisabuelos, abuelos y padres con lo que se ve acá. Es por eso que, si bien toda crítica es subjetiva, esta lo será aún más.
Todo empieza un poco antes de la invasión nazi a Polonia, en 1938, en la ciudad de Radom. Allí vive la familia Kurc, que se reúne para festejar Pesaj (las Pascuas judías) y el regreso de Addy (Logan Lerman), que es un músico exitoso que vive en París. Es un grupo grande que incluye a los padres, Sol (Lior Ashkenazi) y Nechuma (Robin Weigert) y a sus cinco hijos. Además de Addy están Mila (Hadas Yaron), Genek (Henry Lloyd-Hughes), Jakob (Amit Rahav) y Halina (Joey King). Todos saben y están preocupados por lo que está sucediendo en Alemania pero no imaginan que las cosas tomarán un cariz trágico y terrible cuando los nazis invadan el país y todos tengan que escapar a distintos lugares, esconderse, disfrazarse, mentir y vivir las más terribles circunstancias posibles.
A lo largo de los siguientes episodios, FUIMOS LOS AFORTUNADOS seguirá los distintos derroteros de cada uno de ellos, un grupo que incluirá además a los maridos o esposas de casi todos, creando un grupo grande que a veces resulta difícil de seguir con continuidad. La estructura de la serie es curiosa, ya que elige ocuparse de algunos de ellos un episodio y de los otros al siguiente para después retomar a los anteriores y así. Además, por la propia temporalidad de la guerra (el grueso de la serie transcurre entre 1939 y 1946), el relato tiene algo de episódico, con largos saltos de tiempo entre distintas secuencias, lo que lleva a que por momentos la fuerza dramática que se genera en una situación determinada decaiga y se pierda.
Así, la serie llevará a los padres a ser echados de su casa y luego escondidos en un refugio, a algunos hijos a fugarse a la zona polaca controlada por los soviéticos (la actual ciudad ucraniana de Lviv o Leópolis), de ahí a ser capturados y llevados a un gulag en Siberia, a otro a huir con destino a Brasil pero antes atravesando el norte de Africa y a la mayoría de ellos a separarse (incluyendo en algunos casos maridos y esposas entre sí) y no saber qué fue de los otros durante gran parte del tiempo. Si bien el derrotero puede ser complejo de seguir para el espectador casual (un árbol familiar y un mapa ayudan), lo que la serie transmite a la perfección son algunas ideas resonantes, que no siempre son mencionadas o analizadas en las historias audiovisuales sobre el Holocausto.
En primera instancia, que el antisemitismo no era solo un subproducto de los nazis y que los judíos en Europa vivían permanentes situaciones de discriminación y violencia en los países en los que habitaban. Dicho de otro modo: la persecución contra los judíos no empieza en 1939 y termina en 1945 ni se limita al ejército de ocupación sino que antes, durante y después los ciudadanos de muchos de estos países –en este caso son en su mayoría polacos pero se extendía por toda Europa– colaboraban con los nazis y no veían realmente con malos ojos lo que sucedía: el cierre de los negocios, el uso de la estrella de David en las ropas, la creación de los ghettos y probablemente tampoco los campos de concentración.
El otro aspecto importante de WE WERE THE LUCKY ONES es algo que está anunciado desde el título: que las experiencias de los Kurc, por duras que fueran, son hasta menores en relación a las que vivieron los que fueron asesinados en los campos de exterminio. Es que ese es el otro aspecto interesante de la serie y la novela: el mostrar las duras y difíciles experiencias de vida y supervivencia de aquellos que pudieron escapar de esos campos de la muerte y tuvieron que pasar años y años huyendo de un lugar a otro, siendo maltratados, ocultando su religión y perdiendo a sus seres queridos (definitiva o circunstancialmente) en una época en la que si dejabas de ver a un familiar podían pasar años sin saber si estaba vivo o no. Y esos son los «afortunados» de los que se ocupa la serie. Los que no lo fueron tanto no pudieron contar su historia.
Es una serie que peca de los típicos problemas de este tipo de producciones: un elenco que habla en inglés con «acento del este de Europa», una música y una fotografía en exceso hollywoodenses que no alcanzan a reflejar la brusquedad de las experiencias cotidianas en esos lugares y circunstancias, además del citado carácter episódico de la narración producto de la cantidad de personajes y del tiempo transcurrido. Aún así, FUIMOS LOS AFORTUNADOS se sostiene fiel a su decisión de contar, en medio de las desventuras y vivencias extremas de cada personaje, la durísima vida cotidiana de los judíos a lo largo de esos años, aún por fuera de los campos de exterminio.
Emotiva a más no poder –de vuelta, quizás tenga que ver con mi especial conexión con el tema, pero calculo que es imposible no llorar ante algunas situaciones de los últimos episodios–, FUIMOS LOS AFORTUNADOS es una serie más inteligente y sagaz de lo que a simple vista parece, ya que pone el acento de un modo discreto pero incisivo en todas esas otras formas del antisemitismo que van bastante más allá de los nazis y los campos de concentración. Todo eso también es parte de la serie, claro, pero en buena medida desde el fuera de campo, como una amenaza, un trasfondo terrible. Antes, durante y después de su existencia –lamentablemente, en algunos lugares hasta el día de hoy– el antisemitismo sigue vivo. Y también, como le sucede a la familia Kurc y a muchas otras, la lucha por la supervivencia.