Estrenos: crítica de «Un movimiento extraño» + Especial Francisco Lezama (MALBA)

Estrenos: crítica de «Un movimiento extraño» + Especial Francisco Lezama (MALBA)

por - cine, Críticas, Estrenos
06 Sep, 2024 06:45 | Sin comentarios

En esta comedia argentina, una chica a la que echan de su trabajo decide comprar dólares con su indemnización justo el día de una fuerte suba de su precio. Con Leila Maltz y Paco Gorriz. Se estrena con otros dos cortos del mismo director.

Ganadora del Oso de Oro al mejor cortometraje del Festival de Berlín, UN MOVIMIENTO EXTRAÑO hace una curiosa pero muy certera y original combinación entre el deseo sexual y el valor del dólar. Del primer al último minuto de este corto centrado en un par de semanas en la vida de una chica a la que acaban de despedir de su trabajo, ambos parecen ser los temas más relevantes de su cotidianeidad: comprar dólares y coger. Lo demás tiene importancia en tanto y en cuanto le permita seguir con eso. Y de algún modo sesgado, quizás sea una muy eficaz metáfora de lo que se vive en una Argentina de inflación galopante.

Lucrecia (Laila Maltz) es una chica que trabaja como guardia de seguridad en un museo. Entre sus hábitos está el de intentar «leer» el futuro mediante un péndulo, más que nada para tratar de determinar si intentarán robar el lugar en el que trabaja. El otro es, bueno, mandarse mensajes con otro guardia para juntarse en algún momento de la noche. «¿Qué traés puesto abajo del uniforme?«, él le pregunta de entrada. El problema es que, por un error, el mensaje fue escuchado y grabado por la empresa, y la jefa les da la opción de despido o castigo. Lucrecia prefiere que la despidan y eso hacen: le dan un dinero de indemnización y compra dólares que de un día para el otro triplica su valor, de 20 a 60 pesos (sí, fue hace mucho tiempo, en 2019), lo que le da una inesperada holgura económica para tirar un tiempo.

Lucrecia se cruza miradas un par de veces con un chico que trabajo como «arbolito» en el microcentro porteño (Paco Gorriz) y, se ve que seducida por el grito de «cambio, cambio, dólares, euros, reales», pronto ya están en la casa de ella, teniendo sexo. Y cuando Lucrecia consiga otro trabajo como guardia de seguridad en una fábrica, las situaciones se volverán a reiterar: el miedo al robo, querer leer el futuro, tener relaciones sexuales instantáneas y poco afectivas y, quizás lo principal, comprobar si sube o no el dólar. De hecho, él le confiesa que combina las dos cosas con un par de clientas, con quienes se acuesta luego de cambiarles plata.

UN MOVIMIENTO EXTRAÑO tiene un estilo de actuación desafectado y un tono de humor seco –en un estilo muy de la FUC o, por usar un posible ejemplo, del cine de Martín Rejtman–, que deja muchas veces un regusto algo amargo. Lucrecia no parece entusiasmada con nada y anda por la vida de un modo bastante mecánico, con algún momento de temor ligado al trabajo. Intenta salir de la rutina por el lado del sexo casual e investiga algo más por ahí, pero no parece demasiado satisfecha con eso tampoco. Y algo parecido pasa con los demás personajes. Es como una suerte de desánimo solo levemente alterado por una relación sexual breve o ese posible «clímax» que, para el que tiene dólares, pueda ser que esa moneda suba. Nunca esa conexión estuvo tan bien marcada como en este breve cuento sobre trabajo, sexo y dinero.

A los protagonistas los acompañan en papeles breves un notable grupo de actores que integran Susana Pampín, Eugenia Alonso, Cecilia Rainero, Sofía Palomino, Jorge Prado y Marcela Guerty, entre otros. Pero la cara visible del proyecto es Maltz. Y es en su rostro que Lezama pone el peso emocional de la historia. Los ojos celestes de Lucrecia, secretamente (eso es algo que solo vemos los espectadores), la traicionan. Y aún cuando anda por la vida aparentando el mismo desinterés en casi todo que el resto de las personas con las que se cruza, en su mirada se advierte que –por más que no se atreva a expresarlo– desearía que algún tipo de emoción ingrese en su día a día. Por la vía de algún movimiento extraño que la saque de la rutina del trabajo, del sexo y de ver a cuánto subió el dólar hoy.


LA NOVIA DE FRANKENSTEIN y DEAR RENZO, de Francisco Lezama y Agostina Gálvez

Estas dos películas se conectan claramente con UN MOVIMIENTO EXTRAÑO al punto de conformar una singular y lateral trilogía con distintos personajes y situaciones pero con un eje en común que entrelaza las relaciones entre las personas y la circulación del dinero. En LA NOVIA DE FRANKENSTEIN, de 2015, Miel Bargman encarna a Ivana, una chica que se ocupa de manejar departamentos que se alquilan tipo Airbnb, poniéndose en contacto con los que alquilan, presentándoles el lugar (habla muy bien inglés) pero a la vez tomando algunos trabajitos en paralelo. De todos ellos el más evidente es la compra y venta de dólares en el mercado negro.

De un modo similar al de los protagonistas de los otros films de Lezama, Ivana va enfrentando distintas circunstancias con cara de piedra, por más que muchas de esas actividades sean un tanto alejadas de la «legalidad» y se vaya metiendo en constantes problemas. En solo doce minutos el film construye a un personaje y a un mundo en el que se mueve: la Buenos Aires de la necesidad constante de «hacer una diferencia» en la que los objetos, el dinero, las personas y los sentimientos tienden a moverse de un lado a otro con un sentido más utilitario que otra cosa.

En DEAR RENZO, de 2016, los mismos temas reaparecen: los encuentros casuales, las confusiones, el ida y vuelta del dinero (dólares, en todos los casos) y cierto misticismo jugando alrededor de todo eso. Aquí son dos argentinos los que se conectan por casualidad en las calles de Manhattan cuando Mariana (Laila Maltz, en un personaje que tiene puntos de contacto con el de UN MOVIMIENTO EXTRAÑO) pierde su pasaporte, Renzo (Renzo Cozza) lo encuentra, se lo devuelve y termina acogiéndola en su casa ya que la chica no tiene dinero (roba propinas de mesas de restaurantes y revuelve basura para comer) y sufre de desmayos que la ponen en situaciones entre incómodas y peligrosas más de una vez. A cambio, Mariana, que habla un poco de inglés, lo ayuda a Renzo –que, como en LA NOVIA DE FRANKENSTEIN, no lo habla– a aplicar a una beca para estudiar preservación de películas en una universidad estadounidense.

Ese es el disparador para una serie de confusiones extras, la aparición de una amiga de Renzo, Ivana (Bargman, la protagonista de LA NOVIA… haciendo probablemente el mismo personaje de aquel corto), de un par de jóvenes locales que intentan explicarles y/o ayudarles (a su manera) a conseguir esa beca en una cadena de equívocos que se vuelven complicados pero que la película toma de manera bastante ligera. Es que, como en los otros films, la necesidad de sus protagonistas de tener algún dinero para sobrevivir hace que todo lo demás se vuelva secundario, solo un medio para un igualmente impreciso fin. Esta trilogía de cortos de Lezama trabajan en un presente continuo, un espacio impreciso y liminal en el que el futuro es una incógnita que ningún péndulo puede adivinar.


Domingos 8, 15, 22 y 29 de septiembre, a las 18, en MALBA Cine.