Estrenos online: crítica de «My First Film», de Zia Anger (MUBI)

Estrenos online: crítica de «My First Film», de Zia Anger (MUBI)

En este «film dentro de otro film», la directora reconstruye el caótico rodaje de su fallida primera película, que dejó abandonada muchos años atrás.

Cuando una película anuncia, cerca del comienzo, que «esto no debería ser una película», sabe que está entrando a una zona de riesgo. La voz en off de la realizadora –o de la que interpreta a la realizadora dentro de una película que se filma a sí misma filmando otra, que a la vez existe como tal– habla de sus intentos por conseguir que le produzcan su primer film con algunas ideas un tanto absurdas. Ninguna de ellas parece atrapar a posibles financistas y la película se filma pero en un punto se abandona. Lo que cuenta MY FIRST FILM es una versión ficcionalizada de ese proceso verdadero, una película que Zia Anger filmó hace ya 15 años y que figura en IMDB como «abandonada«.

¿Qué es exactamente este otro first film? La directora, luego de fracasar con aquel proyecto, se dedicó a armar una performance en vivo en el que mezclaba su experiencia filmando esa película –el rodaje, las cartas de rechazo de financistas y festivales– con escenas del film en sí, titulado ALWAYS ALL WAYS, ANNE MARIE. Tras pasar el resto del tiempo dirigiendo clips para importantes intérpretes de la escena indie (como Mitski, Jenny Hval, Angel Olsen y Beach House, entre otros), Anger decidió agregarle a esa performance otra capa más: hacer una película sobre la filmación de aquella otra película.

¿Confuso? Probablemente. Lo que la realizadora trata de capturar aquí son los intentos, los problemas, el esfuerzo, el caos, las peleas, las confesiones, las amistades y, sobre todo, las experiencias de ese caótico rodaje con un equipo de filmación casi siempre bastante fumado y con tensiones entre sí. En el medio aparecen escenas de la película original y en las dos se balancea el tema que las une a ambas: la maternidad, la familia, los padres, los hijos y todo lo que está en el medio.

Su papel lo interpreta Odessa Young y en la «autoficción» se llama Vita. La chica consigue juntar dinero para dirigir una película y reúne a un grupo de colegas y amigos que no cobrarán dinero por su trabajo. Si me siguen en esta línea charliekaufmaniana de alter-egos, hay una protagonista de la película que reconstruye (Devon Moss) y otros actores que filman las escenas de aquel film abandonado. Entre fiestas, descontrol, peleas de parejas y apariciones inesperadas de familiares, la película se va desmarañando y pasará con ella lo que ya sabemos.

Anger intenta llegar a otro lugar, acaso más interesante. Quiere hablar del proceso, de la experiencia, de lo valioso del hacer más allá de los resultados, de volver a verse con las personas que hicieron esa película y, de paso, retomar los temas que fueron abandonados entonces. Mi impresión es que es demasiado. En un momento todo se le vuelve al espectador tan caótico y confuso como deben haberlo sentido los que lo vivieron en su momento y quizás los que reconstruyeron esa filmación también. Si uno sigue la línea, podría haber otro equipo filmando esta otra película y así, eternamente, hasta que el mundo sea un juego de espejos enfrentados sin final alguno.

Hay algo noble en homenajear la experiencia y celebrar al equipo de trabajo aún cuando los resultados de ese film no fueron buenos. Pero el resultado de este tampoco lo es tanto. Y por momentos uno tiene la impresión de estar siendo testigo de algún proceso personal y psicológico de clausura de esa experiencia, uno que tiene más que ver con cerrar un capítulo de su vida para dar paso a otro. Es un ejercicio sensible y seguramente beneficioso pero quizás, como la voz en off decía al principio, esta tampoco debería haber sido una película.