Festivales: crítica de «Gülizar», de Belkis Bayrak (Toronto / San Sebastián)

Festivales: crítica de «Gülizar», de Belkis Bayrak (Toronto / San Sebastián)

por - cine, Críticas, Festivales
16 Sep, 2024 12:17 | Sin comentarios

En este drama turco/kosovar, una chica que viaja rumbo a su boda es abusada sexualmente alterando de manera radical sus planes y los de sus familiares. En la sección New Directors de San Sebastián.

Una ocasión de festejo se puede arruinar de la forma menos pensada. Eso es lo que le sucede a Gülizar, la protagonista de la opera prima de Belkis Bayrak, que lleva su nombre por título. Gülizar (Ecem Uzun) es una chica de un pueblo chico de Turquía que está a punto de casarse con su novio, Emre (Bekir Behrem), que vive en Kosovo. Para llegar hasta allí –hay que atravesar varias fronteras entre ambos países–, Gülizar viaja con su madre, pero pronto a ella la hacen regresar porque su pasaporte está a punto de vencerse. Pero la chica no se amedrenta y sigue en los buses hacia destino. La ausencia de su madre, finalmente, será el menor de sus problemas.

Yendo al baño en una estación de buses ya al entrar a Kosovo, Gülizar es atacada violentamente por un hombre que sale en la oscuridad y al que apenas puede ver. Ella se resiste y logra quitárselo de encima, pero queda dañada física y, sobre todo, psicológicamente. Sigue el viaje hacia su novio y la prometida boda pero su entusiasmo no es el mismo. Si bien de entrada vemos que es una chica de pocas palabras y no demasiado extrovertida, al encontrarse con Emre se la nota aún más perturbada. De todos modos, no quiere hablar del tema y sigue con los preparativos de la boda.

Todo sale a la luz en un examen físico que le tienen que realizar antes del casamiento y en el que notan sus moretones. Allí, más para que no culpen a su novio que por querer contar lo que le pasó, se ve obligada a narrar los hechos ante las autoridades y también ante Emre, que se entera al mismo momento. Y allí la película se volverá más tensa ya que, en paralelo, el marido y el jefe de la policía local (que es su pariente) intentarán encontrar al responsable –ella no pudo verlo bien– mientras los preparativos de la fiesta avanza. En el medio quedan los dos novios, cuya jornada festiva ya no es la que imaginaron. Y una mujer que, por más que intente ocultarlo, ya no es la misma.

GÜLIZAR es un drama seco, contemplativo, de pocos hechos y pocas palabras, con una protagonista que durante gran parte de sus 84 minutos tapa su preocupación y se guarda su incomodidad. En determinadas ocasiones –ya verán los motivos– tiene algunos ataques de pánico que llaman la atención a los familiares, pero por lo general intenta continuar con los preparativos para no interrumpir la tan ansiada fiesta. Tampoco Emre lo pasa bien, ya que no solo se preocupa por el estado de su futura esposa sino que se obsesiona por encontrar al responsable, algo que se empezará a transmitir a otros hombres del lugar, más allá de que ella quiera o no hacerlo.

Bayrak maneja con bastante sutileza los distintos eventos que van surgiendo a lo largo del relato, con pocas escenas, planos largos, muchas miradas, silencios y transmitiendo la angustia de una protagonista que, por más que muchos traten de ayudarla, se siente sola en un país que no es el suyo. Aparecerá un hombre, invitado a la fiesta, que puede o no haber sido el responsable del abuso. Y a la vez la policía sabe que cualquier tipo de denuncia o escarnio público puede tener resultados que no son los esperados, ya que es un tipo de crimen cuyo castigo es menor y que puede tener peores represalias. Y eso genera un crecimiento en la tensión.

De todos modos, GÜLIZAR no lleva la historia al terreno macro sino que se mantiene siempre muy cerca de las emociones, los miedos y las reacciones de la protagonista. ¿Cómo se sigue después de algo así? ¿Cómo se conecta la protagonista, física y emocionalmente, con su novio cuando todavía tiembla por lo sucedido? Y si bien su final puede resultar un poco ajeno al modelo narrativo planteado, responde también a la manera en la que ella puede manejar sus emociones. Que no siempre es como quiere, sino como puede.