Estrenos online: crítica de «Aguanta la respiración» («Hold Your Breath»), de Karrie Crouse, Will Joines (Disney+)

Estrenos online: crítica de «Aguanta la respiración» («Hold Your Breath»), de Karrie Crouse, Will Joines (Disney+)

En un pueblo de bajos recursos de Oklahoma en los años ’30 una mujer se obsesiona por salvar a sus hijas de los efectos del polvo que parece traer enfermedades y muerte al lugar. Con Sarah Paulson. Estreno en Disney+: 3 de octubre.

El título puede dar la impresión de que estamos ante otra película de terror de esas que, a partir del éxito de UN LUGAR EN SILENCIO, se pusieron de moda en los últimos años y que involucran, de un modo u otro, mantener la boca cerrada (los títulos van de NO RESPIRES a NO HABLES CON EXTRAÑOS, entre otros), pero AGUANTA LA RESPIRACION apuesta por algo diferente, algo que se conecta más con los temores acerca de virus extraños que puedan ingresar en el cuerpo y causar algún tipo de daño. No es una película sobre el COVID-19 ya que transcurre en la Oklahoma rural de los años 1930, pero bien podría serlo. La idea que la sostiene juega con esas conexiones.

La opera prima de Crouse y Joines transcurre en un universo propio de VIÑAS DE IRA, de John Ford, una Oklahoma seca, polvorienta y muy pobre en el que la gente sobrevive como puede, algo que en los años ’30, en plena Depresión Económica, no es nada sencillo. En la casa de Margaret (Sarah Paulson, esa gran actriz reconvertida, a partir de la saga AMERICAN HORROR STORY, en una figura del género) las cosas están difíciles. Su marido se fue a trabajar lejos y ella sobrevive con muy poco: una vaca a la que exprimir todo lo posible para alimentar a sus dos hijas, la adolescente Rose (Amiah Miller) y la más pequeña Ollie (Alona Jane Robbins) y una obsesión por impedir que el polvo que sobrevuela el territorio siga entrando a la casa.

Es un poco una manía pero tiene su explicación: su hija menor murió aparentemente a causa de una enfermedad contraída a partir de inhalarlo. Y Margaret –que tiene constantes pesadillas sobre nubes de polvo cubriéndolo todo y separándola de sus hijas– se ha vuelto adicta a cerrar puertas y ventanas, limpiar la casa de todo rastro de polvillo, usar sogas para salir al exterior sin perderse y hasta se fastidia cuando ve partículas a través de la luz, adentro de la casa. En sus pesadillas le aparece la imagen de una figura humana –suponemos que un hombre– que viene a atacarlas. Y las hijas, por esas cosas de guión, justo están leyendo un libro acerca de una figura de ese tipo: un «Hombre Gris» que circula con malas intenciones y que entra en las casas en forma de polvo.

Así, mientras en el pueblo pasan cosas extrañas –enfermedades, locura, hambre y visiones también de alguien que anda dando vueltas por la zona–, las cosas se van volviendo más tensas en la casa de Margaret. Lo que no se sabe es si las apariciones que ve, las personas que se presentan de modo amenazante (el premiado actor de THE BEAR, Ebon Moss-Bachrach, tiene un rol secundario aquí) y los peligros que corre son reales o si tienen que ver con su perturbado estado mental, uno ligado al duelo por la muerte de su hija y, a la vez, al terror de que ese polvo, cual virus, termine matándolos a todos.

El planteo de HOLD YOUR BREATH es propio de un drama de época y, si se le quitan buena parte de las decisiones que la llevan a reconvertirse en película de terror en su segunda mitad, bien podría haber funcionado así. El control OCD de Paulson se va desvaneciendo mientras el mundo alrededor suyo se desmorona, el hambre crece y muere gente a su alrededor. Ese miedo la lleva a volverse más y más paranoica, y las consecuencias terminan siendo problemáticas. Pero a la vez hay un problema real ligado a enfermedades que llegan a partir de la imposibilidad de respirar aire más o menos limpio. Y lo mismo pasa con las potenciales figuras masculinas que amenazan su cerrado círculo: ella puede ser paranoica y exagerarlo todo, pero a la vez todo parece indicar que el peligro puede ser real.

AGUANTA LA RESPIRACION parte de un muy promisorio planteo y de un escenario inusual para el género: un pueblo polvoriento de pocas casas en el medio de la nada en 1933. Las tensiones personales y familiares se sienten reales (en una casa cercana vive la hermana de Margaret, que tiene sus problemas también), lo mismo que el clima agobiante que rodea a todos los personajes, desesperados por algo de lluvia, de comida o de poder irse a tomar un tren que los saque de ahí. En un punto, tratándose de un film de género, los realizadores levantan el volumen (literalmente), acuden a los «trucos más viejos de los libros», llevan a Paulson a una de zona de intensidad mayor que la actriz maneja con soltura y experiencia, y la película crece en tensión pero pierde en lógica y credibilidad.

Si bien HOLD YOUR BREATH no entra, o no del todo, en lo que hoy se considera «terror de autor» o «terror elevado», sufre por momentos los mismos problemas que algunas de esas películas, que tienen que conjugar escenarios cuyos puntos de partida son más o menos realistas para luego aplicarles reglas del género más puras que aparecen más por imposición de mercado que por la lógica de los hechos. Y eso pasa, en cierta medida, acá también. Lo que la salva de caer en la banalidad es un final sorpresivo y dramático que incluye un hecho muy duro contado de la forma sutil y elegante. Al estar tan fuera de los cánones del género, ese final termina haciendo regresar a la historia a sus orígenes dramáticos, cerrando de una muy buena manera una película que bien podría haber mantenido ese tono y esa sutileza el resto del tiempo.