
Estrenos online: crítica de “Road Diary: Bruce Springsteen & the E Street Band», de Thom Zimmy (Disney+)
Este documental sigue de cerca el regreso de Springsteen a los escenarios junto a la E Street Band tras el largo parate por la pandemia. En Disney+
Para Bruce Springsteen, un hombre que ha hecho de sus giras y shows en vivo el eje central de su carrera, aún por encima de sus álbumes, la imposibilidad de salir a la ruta a causa de la pandemia fue un motivo de crisis. En ROAD DIARY, la película en la que su habitual biógrafo cinematográfico lo filma junto a la E Street Band en la gira de regreso, en 2023, funciona un poco como celebración, como liberación pero también como un repaso de la historia de este grupo de amigos que, más allá de algunos cambios y fallecimientos, sigue siendo más o menos el mismo desde hace cinco décadas.
A diferencia de otras giras en las que se permitía más libertades e improvisaciones, Springsteen planeó los shows de esta de manera más organizada, con una setlist de temas predeterminada y casi inmodificable. Es que, más que cualquier otra cosa, su idea era contar con las canciones una historia ligada a esta etapa de su vida. Inspirado en sus experiencias tocando en un teatro en Nueva York entre 2017 y 2018, en haber escrito una muy honesta autobiografía, en el fallecimiento de muchos amigos y colegas con los que compartió experiencias vitales y en su propia cercanía con la mortalidad, Bruce tomó esta gira como un recorrido personal expresado a través de una lista de canciones muy cuidadosamente seleccionada.

Será esa diferencia –y el hecho de que, paradójicamente, la banda ensayó menos que otras veces para los shows–, los que marcarán el territorio para lo que en definitiva es el seguimiento de la gira 2023/2024 que los lleva de Estados Unidos a Europa y que aún continúa. La gira se mostrará en detalle, poniendo especial atención en las conexiones entre los miembros de la banda (gestos, guiños, conexiones), en el interés de Bruce por «liberar» a los músicos a posibles sorpresas aún dentro de la marcada estructura (en eso no cambiará nunca) y en las experiencias de la mayoría de sus músicos, que hablan de sus años on the road with Bruce y los códigos que comparten.
No se trata de un registro histórico de todas las giras de Bruce y la E Street Band. Se verán clips de diversas épocas que mostrarán los cambios de estilo, se homenajeará a músicos que fallecieron y se recordarán algunas situaciones y momentos, pero ROAD DIARY es una película en tiempo presente que intenta mostrar parte del detrás de la escena de Bruce y su banda en vivo hoy. Y ese «presente» es el que sirve para que la película se adentre en la construcción de esa narrativa y en analizar cómo las canciones se colocan en esa setlist de su vida. Y, más que nada, las razones por las que están ahí.
Se trata de un show en el que intepretan menos grandes éxitos que en otras giras (obvio que hay muchos, especialmente sobre el final, pero la banda no toca algunos de los habituales clásicos), ya que Bruce ha preferido mezclar cuatro canciones nuevas y varias otras que no están entre las más conocidas suyas (no necesariamente deep cuts, pero no de las más escuchadas) con los clásicos inoxidables de toda la vida. Y eso hace también que ROAD DIARY no se sienta como un film-resumen o un film-homenaje. Es Bruce a los 75 años, más maduro y veterano, pero con la misma energía y entrega de siempre, yendo por el mundo en su nueva gira.

Hay algo que, si bien es conocido a la hora de hablar de Springsteen, se retoma acá y se entiende mejor que nunca. Bruce ha dicho mil veces que su música tiene tanto de rock como de soul y eso es algo que se aprecia, fundamentalmente, cuando toca en vivo. La entrega devocional en el escenario, el carácter casi religioso que adquiere cada uno de sus shows y las claras influencias de grandes del género como Jackie Wilson, Sam Cooke o James Brown (hay algunas canciones acá que van directo al grano en ese terreno) son las que llevan a Bruce Springsteen a trascender los límites de un concierto de rock blanco, clásico, y coquetear con el gospel. O, mejor dicho, con el rock entendido como un hecho que bordea lo místico.
Pero más allá de eso y de algunas simpáticas entrevistas a fans europeos (los más «entusiastas», dirán todos), el documental pone el eje en lo que pasa en los ensayos y sobre el escenario. Es que los shows de Springsteen y su banda constituyen una amalgama que seguramente es muy compleja de armar pero que parece natural cuando la E Street Band la transforma en algo vivo y la convierte en esa cosa que se da por llamar «música norteamericana». Cuando uno ve a Bruce y a su gente –con décadas de experiencia sobre el escenario y un rompecabezas de influencias que los informa– hacer lo suyo, entiende a las claras el significado de esa expresión.