
Festival de Valdivia: crítica de «Denominación de origen», de Tomás Alzamora
Este falso documental recupera un caso real que llamó la atención hace unos años en Chile: los esfuerzos de los habitantes de un pueblo para que se reconozca la calidad de sus longanizas.
Cada ciudad tiene su orgullo particular. Y si no lo tiene, se lo inventa. Hay ciudades o pueblos famosos por algún producto típico, por algún accidente geográfico, por ser el lugar de nacimiento de alguna celebridad o por algo que los locales deciden imponer como referencia. Así, aparecerán por el mapa lugares que se autoperciben como «la capital mundial» del tomate, la empanada, la papa o, como en el caso de San Carlos, la longaniza. El problema es que si uno googlea «la capital de la longaniza» se topará, para desgracia de los sancarlinos, con la ciudad de Chillán, a tan solo 26 kilómetros de distancia. Y eso es algo que los orgullosos locales no pueden aceptar.
DENOMINACION DE ORIGEN es un falso documental, muy al estilo de los de Christopher Guest, que escenifica, se inspira y transforma en amable comedia de costumbres un hecho real. En 2018, en la clásica Fiesta de la Longaniza de Chillán, la ganadora del premio a la mejor longaniza de Chile (cata que se realiza a ciegas) fue para una fábrica ubicada en San Carlos. Pero luego los organizadores anularon el premio diciendo que, según las bases del concurso, la ganadora debía provenir de Chillán. Esto, imaginarán, generó un escándalo mayúsculo en San Carlos. Y sus habitantes –bueno, algunos de sus habitantes– se pusieron como meta no solo probar que la longaniza local era la mejor sino conseguir la ansiada Denominación de Origen (D.O.) que permite certificarlo, digamos, oficialmente.
La película de Tomás Alzamora se apoya en ese hecho (en parte real y en otra, no tanto) para reconstruirlo en tono de comedia, llevando al extremo las absurdas situaciones que atraviesa un pequeño grupo de personas obsesionado con devolver el orgullo a los sancarlinos consiguiendo esa ansiada sigla en su querido chacinado. Un viejo productor de longanizas, una activista social, un DJ y animador de fiestas, y un abogado local conforman el MSPLSC (Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos) y se dedican con ahínco a conseguir esa certificación, tarea que los lleva a atravesar una larga serie de absurdos contratiempos mientras pelean contra la burocracia, contra el curioso desinterés de gran parte de los locales y, más que nada, contra sus propias torpezas.

Utilizando con humor e inteligencia los recursos del falso documental en su formato más cariñoso, con mezcla de actores profesionales, no profesionales y habitantes de San Carlos –donde sucedieron los hechos reales y donde se filmó también la película–, DENOMINACION DE ORIGEN consigue ser tierna y absurda a la vez, sin caer casi nunca en la ridiculización de sus protagonistas ni de su quizás desmedido esfuerzo en una causa probablemente perdida.
El grupo protagónico tiene algo de quijotesco: cuatro amables pero un tanto inexpertos (o torpes) locales que se esfuerzan por conseguir algo a todas luces muy complicado, teniendo que atravesar burocracias, coimas, conseguir «catadores expertos» y, lo que resulta curiosamente más difícil, convencer a los propios vecinos de la importancia de su causa. Es que nadie más que ellos parece muy interesado en la gesta, por más que se les expliquen sus supuestos beneficios para la economía local.
Una comedia liviana y ligera que sin embargo mete las narices en el mundillo un tanto turbio de las burocracias, DENOMINACION DE ORIGEN es un buen ejemplo de una película popular y quizás hasta comercial que no pierde la línea por intentar conseguir alguna risa gratis. Después de todo, tener la mejor longaniza de todo Chile no es un tema menor. Hay personas que han dedicado su vida y su pasión a hacerlas. Y esta película es algo así como un homenaje a todos ellos, con o sin D.O.