Series: crítica de «La franquicia» («The Franchise»), de Armando Ianucci, Sam Mendes y Jon Brown (Max)

Series: crítica de «La franquicia» («The Franchise»), de Armando Ianucci, Sam Mendes y Jon Brown (Max)

Esta serie de comedia de ocho episodios se centra en el caótico rodaje de una película de superhéroes en la que se acumulan cientos de problemas. Con Himesh Patel, Aya Cash, Daniel Brühl, Billy Magnussen y Richard E. Grant. En Max, desde el domingo 6 de octubre.

Hay cierto tipo de humor que se inventó para secuencias cortas o relativamente breves, cuyo efecto se multiplica por esa misma inmediatez, quizás cíclica, de un programa de televisión semanal de sketchs tipo Saturday Night Live. O, llegado el caso, la extensión de una película. Algunas veces se construye un mundo tan interesante a partir de esa sátira que la cosa funciona y funciona, por largas temporadas. Armando Iannuci lo sabe bien. Fue el creador de la excelente VEEP y de varias otras comedias británicas (I’M ALAN PARTRIDGE y THE THICK OF IT son las mejores de todas ellas) que se transformaron en clásicos de un humor ácido y filoso, sátiras simpáticas, torpes y graciosas sobre personajes un tanto patéticos enfrascados, por lo general, en hacer trabajos que les quedan grandes.

LA FRANQUICIA intenta recapturar ese espíritu. Y a juzgar por sus primeros episodios, parecería haberlo logrado. Pero si uno continúa explorando hacia donde va (o, mejor dicho, no va) el show, se quedará con la sensación de que una película podría haber funcionado mucho mejor. O bien esos breves sketches más propios de los variety shows. Tiene una muy buena idea, grandes líneas de diálogos, momentos muy graciosos y situaciones muy reconocibles para los que tienen cierta idea del «detrás de escena» del mundo del cine, pero se queda corta en casi todo lo demás: desarrollo de personajes, protagonistas interesantes y por momentos se apoya con demasiada comodidad en bromas y estereotipos ya vistos muchas veces.

THE FRANCHISE arranca a media res en pleno rodaje de Tecto, una gran producción de superhéroes para un estudio que se llama Maximum pero que bien podría representar a Marvel o alguno similar. Un plano secuencia nos muestra todo el set interplanetario en un estudio de filmación y nos presenta a los personajes esperables en este tipo de ambiente. Y de ahí en adelante lo que hará será describir, con un humor feroz, satírico y por momentos muy gracioso, lo caótico que es el rodaje de una de estas películas, algo que muchos de los involucrados conocen muy bien, especialmente los que están detrás de escena.

El protagonista principal es Daniel Kumar (Himesh Patel), el 1st AD, o primer asistente de dirección de Tecto: Eye of the Storm, el hombre encargado de manejar el set y lidiar con los egos de actores, productores y el director, algo así como el capataz del caos que lo rodea. Es un tipo tenso, fanático de los cómics en los que se basa la película y preocupado por no perder su trabajo, más que cualquier otra cosa. Y Daniel tiene que lidiar con una docena de personajes complicados, cada uno a su manera, que integran el crew de la película.

Uno de los principales es el director, Eric (el políglota actor germano-español Daniel Brühl), un clásico cineasta europeo al que todos llaman «visionario», que ganó «el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno» (sic), y que trata de dejar su «marca» en un producto que, a simple vista, se nota que es uno de los tantos spin-offs de los submundos de superhéroes, una especie de THE ETERNALS pero aún más deprimente (de hecho, ni siquiera es la producción más importante que el estudio tiene ese año). La diferencia con el cliché habitual de este tipo de directores europeos es que Eric es nervioso, tímido y gentil, en lugar del esperable bully que suele ser en estos casos. Pero su amabilidad y sus ataques de hipo no lo ayudan nada tampoco.

La relación entre los dos actores principales se juega por carriles conocidos. Está el veterano, pedante y un poco sobrador actor de teatro inglés, Peter (Richard E. Grant), que tiene el rol del villano y a quien todo le resulta un tanto patético. El tipo se la pasa contando anécdotas de mejores épocas pero siempre está preocupado por el tema del cartel o quien tiene más o menos diálogos en el film. Y el héroe es Adam (Billy Magnussen), un actor más joven, norteamericano y clásico protagonista de este tipo de franquicias. El problema es que Adam es otro manojo de nervios, un tipo un poco tontuelo que llegó a ese lugar más por sus ojos azules que por otra cosa.

El grupo se completa con más personajes excéntricos. Está la recién llegada productora, Anita (Aya Cash), que entró a mitad de rodaje pero piensa todo el tiempo en irse a hacer un film independiente; el representante del estudio (un muy efectivo Darren Goldstein), un bully que cambia las reglas permanentemente y al que todos temen, probablemente inspirado en Kevin Feige o algún otro peso pesado de la industria. Hay una asistente de producción (Lolly Adefope) que no hace más que meter la pata todo el tiempo y hacerse la graciosa cuando no corresponde, y una serie de asistentes, técnicos y actores invitados (pasarán por ahí Katherine Waterston y Nick Kroll, entre otros) que irán enredando aún más todo y sobreviviendo a los constantes problemas de rodaje de una película que se ve horrible aún si esos problemas no estuvieran ahí

Escrita por algunos de los guionistas de SUCCESSION, THE FRANCHISE está llena de diálogos de «insiders» y muchas referencias a la industria. Se hablará de los comentarios de Martin Scorsese sobre el cine de superhéroes y todos se pondrán nerviosos ante una posible visita de Christopher Nolan. Se harán menciones a la «fatiga de películas de superhéroes» y a los presupuestos inflados, entre cientos de comentarios que los que tienen experiencia o leen sobre estos temas captarán inmediatamente. No todos funcionan, pero algunos son muy graciosos, ya que lo fuerte del guión pasa más por esos intercambios verbales que por cualquier idea más general que la serie no logra tener en claro. En principio, todo lo que tiene para decir es que estas películas son un caos y que si llegan a estrenarse es más por casualidad que otra cosa.

Es curioso que esta producción de HBO se estrene poco después que el propio estudio Warner al que pertenece tirara directamente a «la cesta de reciclaje» un film entero de superhéroes ya terminado como fue el caso de BATGIRL. No se menciona directamente ni ese episodio ni otros similares, pero se da a entender que estas películas tienen tantas posibilidades de salir a flote como de hundirse a partir del caos, el desinterés, las frustraciones o las luchas de egos entre los que participan en ellas. Verlas es también una manera de acceder a la cocina de estas superproducciones. Y por más que todo esté exagerado en función de generar un efecto cómico, también queda bastante en evidencia que, sin efectos ni posproducción, estas películas se ven, digamos, como algo bastante patético.

Otras bromas de la industria (las entrevistas para prensa de los involucrados, la necesidad de que las mujeres tengan roles más importantes, el temor a las cancelaciones, los acuerdos comerciales y así) funcionan bien, pero lo que va perdiendo peso, volviéndose reiterativo, es el concepto en sí. Cada episodio retrata una jornada de rodaje (la primera es la 31, la siguiente la 36, luego la 54 y así) y, para cuando se acerca el final de la temporada (son ocho episodios de media hora), uno ya está casi tan cansado y fastidiado como la mayoría del elenco y el equipo de la película. Quizás sin quererlo, THE FRANCHISE haya terminado pareciéndose un poco a la película que parodia. Fue una buena idea cuando empezó, pero terminarla ya es un trabajo bastante más tortuoso.