Estrenos online: crítica de «Beatles ’64», de David Tedeschi (Disney+)
Este documental se centra en el revuelo que generó la llegada de los Beatles a los Estados Unidos por primera vez, contado por sus protagonistas y con material inédito. Desde el 29 de noviembre por Disney+
Hay muchas historias de los Beatles para contar. Y si bien casi todas parecen haberse contado antes, siempre hay nuevos ejes, nuevas formas, nuevos acercamientos. El caso de BEATLES ‘64 es uno de ellos. Hemos visto decenas de veces imágenes de la llamada Beatlemania, como se conoce a la locura generada por la llegada de los Beatles a los Estados Unidos en febrero de 1964: la locura de las chicas en la calle, la incomprensión de los adultos, las preguntas un tanto absurdas de los periodistas y las corridas de John, Paul, George y Ringo por todas partes. En este documental producido por Martín Scorsese esas imágenes están pero los que las cuentan no son, por lo general, expertos en los Beatles ni colegas músicos ni periodistas de rock sino muchos de los y las participantes de esa revolución hormonal, esos adolescentes que hoy son septuagenarios que recuerdan con nostalgia, alegría y extrañeza esa época mientras se ven a sí mismos gritar y saltar.
Ese es uno de los recorridos que hace la película, pero no el único. BEATLES ‘64 se completa con mucho material de las grabaciones de los Beatles a lo largo de esas dos semanas, capturados por las cámaras de los hermanos Albert y David Maysles, los míticos documentalistas que luego harían films clásicos como GREY GARDENS, SALESMAN o GIMME SHELTER, entre muchos otros y que ahí los filmaban para un especial televisivo. Buena parte de ese material es inédito o ha sido muy poco visto, en especial las escenas que muestran a los Fab Four en el hotel, en algunos viajes en tren, en tomas fallidas o bromeando con la gente que está detrás de cámaras.
Junto a eso, BEATLES ‘64 agrega al relato algunas líneas más clásicas y otras, un tanto caprichosas. Entre las clásicas están las entrevistas recientes a Paul McCartney y a Ringo Starr, está última hecha por Scorsese, en la que suman algunos recuerdos y anécdotas. Esas notas son acompañadas por entrevistas de archivo a John Lennon y a George Harrison, de distintas épocas, en todos los casos haciendo eje en esa etapa inicial y en muchos sentidos shockeante para la banda, que no esperaba tamaño fervor en la recepción. Algunas otras anécdotas de personajes secundarios o de figuras como Leonard Bernstein quizás sean valiosas, pero aparecen de un modo un tanto más caprichoso, distrayendo en cierto modo el eje. De todos modos, no cambia la lógica del relato.
Lo que deja en claro Beatles ‘64 es que nadie estaba preparado para lo que sucedió y que esa explosión de hormonas adolescentes fue en buena medida responsable de la carta blanca que los cuatro muchachos de la clase trabajadora de la ciudad portuaria de Liverpool tendrían por un buen tiempo. Algo se rompió en el mundo del entretenimiento estadounidense y el furor por las celebridades que vemos actualmente (que las fans se agolpen en los hoteles de los músicos hoy sucede todo el tiempo) deriva de ahí, lo mismo que el reconocimiento que ese público adolescente no había desaparecido con la caída en popularidad de Elvis Presley sino que era un cambio generacional.
Los Beatles fueron causantes y beneficiarios de una locura que incluyó shows convertidos en griterío puro y peleas familiares/generacionales que duraron muchos años. Fueron, dice la leyenda, los que sacaron a los Estados Unidos de los meses oscuros que siguieron al asesinato de John F. Kennedy, pero yo tengo mis dudas con esa tan reiterada conexión, ya que no imagino a las niñas de 13 a 16 años –que eran la base de la fama y popularidad de los Beatles en esa primera etapa– como demasiado consternadas por el magnicidio. No hay dudas que los «pelilargos» británicos levantaron el espíritu de una nación y que sentaron las bases de una carrera extraordinaria, pero mí impresión es que podía haber pasado en otro momento o, aún más, con JFK presente, un mandatario que encajaba a la perfección con su estilo. Los Beatles no se convirtieron en quienes son por llegar al lugar indicado en el momento correcto. Lo habrían hecho igual en cualquier otra circunstancia.
La ficción también se ocupó de los fanáticos del grupo durante esa actuación en
I wanna hold your hand (1978, R. Zemeckis).