Series: crítica de «No digas nada» («Say Nothing»), de Joshua Zetumer (Disney+)

Series: crítica de «No digas nada» («Say Nothing»), de Joshua Zetumer (Disney+)

Esta serie cuenta la historia de los conflictos políticos en Irlanda del Norte centrándose específicamente en las brutales desapariciones de los informantes del IRA. En Disney+ desde el 11 de diciembre.

En Irlanda del Norte, como en Argentina, existen los desaparecidos. En este caso se trata de un grupo muchísimo más pequeño y claramente definible. Y son ellos –su ausencia en realidad– los que están en el centro de NO DIGAS NADA, el extraordinario thriller político que se ocupa del conflicto militar en ese país desde fines de la década del ’60 hasta los 2000, a través de las experiencias de ex miembros del IRA (el Ejército Revolucionario Irlandés que luchó contra Gran Bretaña por la unificación de Irlanda) que fueron parte de esa guerra y que dieron su testimonio luego de que concluyó, con los tratados de paz entre las partes.

Si bien el conflicto tuvo diversas aristas y hechos tan relevantes como dramáticos, el recorte que se hace en esta miniserie, basada en el libro homónimo de Patrick Radden Keefe, tiene que ver principalmente con los casos de civiles y miembros del IRA que eran identificados por ellos como informantes y asesinados con la intención de mantener el control interno en su batalla contra el ejército británico por la independencia de Irlanda del Norte. Para llegar a esos específicos casos, SAY NOTHING presenta en paralelo algunos de los hechos más relevantes del conflicto, casi todo a partir del testimonio (real) de Dolours Price, una mujer que fue miembro del IRA y que, luego de los procesos de paz, contó su historia en una entrevista que dio para una historia oral que se grabó acerca de esos años.

La serie se construye como un relato del IRA a partir de su punto de vista, pero en paralelo se cuenta el caso más sonoro y llamativo de estas desapariciones, el de Jean McConville, una mujer irlandesa, viuda y madre de 10 hijos, que fue secuestrada en su casa de Belfast, acusada por el IRA de ser una informante. El caso y la búsqueda de esta mujer corre en paralelo, como una subtrama, a lo largo de varios episodios para volverse central sobre el final de la serie, cuya historia se expande por más de 45 años, desde los momentos más intensos del conflicto en los años ’70 a las diversas negociaciones y los intentos de encontrar soluciones políticas a la situación, con las tensiones internas generadas por ese cambio de forma de acción.

A partir de lo que cuenta Dolours Price (interpretada por Lola Petticrew de joven y Maxine Peake, de más grande), NO DIGAS NADA empezará narrando los atentados y situaciones específicas de la guerra en los años ’70, incluyendo bombardeos tanto en Belfast como en Londres, en muchos de los cuales ella estuvo involucrada junto a su hermana, Marian (Hazel Doupe), ambas hijas de militantes del IRA, quienes de a poco se fueron convirtiendo en miembros importantes de la organización. Dolours pasó a integrar un grupo interno que se encargaba de «desaparecer» a los que la organización –presidida por Gerry Adams (Josh Finan)– definía como informantes (soplones, traidores), conduciéndolos hacia su aparente destino final. Estos actos eran contra propios, también católicos de Irlanda del Norte, con la intención de disciplinar al movimiento y al país. De todas las acciones en las que Dolours participó, son estas las que más pesaron sobre su conciencia.

Creada por Joshua Zetumer, la serie abarca en sus nueve episodios de poco más de 40 minutos cada uno diversas acciones divisibles en tres etapas: la inicial de los continuos atentados y desapariciones de los años ’70, otro ligado a una compleja e intensa estadía en la cárcel y lo que sucedió a partir de los años ’80, con las derivaciones políticas internas, especialmente desde que Adams –que siempre negó haber sido parte del IRA– decidió centrarse en lidiar con la situación de Irlanda del Norte por la vía parlamentaria a través del partido Sinn Féin, algo que muchos de sus viejos compañeros sintieron como una traición, especialmente por la manera en la que se hizo.

Políticamente compleja, la serie intenta mostrar el crecimiento de esta versión combativa del IRA (llamada «provisional«) en relación con la brutalidad del control inglés en Belfast, pero también poniendo en primer plano sus contradicciones, sus luchas internas y sus abusos de poder. Las hermanas Price tenían visiones distintas de cómo hacer las cosas, Adams tenía otra y la mayoría de los cabecillas de la organización, una diferente. A grandes rasgos se dividían entre los arrepentidos –en parte al menos– de lo que se hizo, los militantes más acérrimos –aquellos que tomaron esos «excesos» como parte de la guerra– y los que, como Adams, prefirieron negar o «fingir demencia» sobre casi todo. La serie le da, en paralelo, un peso muy importante a la familia de McConville, a la que se muestra como ejemplo de la crueldad y de las consecuencias de esas desapariciones.

Impactante y violenta en su primera etapa, más tensa y angustiante promediando los hechos y, finalmente, más compleja y reflexiva, SAY NOTHING consigue internarse en la complicada psicología de las personas que militaron en organizaciones armadas, ocupándose más de las contradicciones humanas –y la carga y la culpa con la que conviven– que de la batalla política que les dio origen y justificación personal a sus actos. La serie logra meterse en esa zona un tanto gris en la que, por un lado, explica la lógica por detrás de las acciones de Dolours, de su hermana y otros militantes del IRA, y a la vez critica muchas de sus decisiones, especialmente las ligadas a estas purgas internas. Hay muchas otras aristas del conflicto que no se exploran, pero la serie no se presenta como una historia abarcadora de esas décadas, sino una que pone el acento en los costos humanos y personales de las batallas políticas que otros juegan en escritorios o escondidos en el anonimato.