Series: reseña de «Cómo morir sola» («How to Die Alone»), de Natasha Rothwell (Disney+)

Series: reseña de «Cómo morir sola» («How to Die Alone»), de Natasha Rothwell (Disney+)

Esta comedia creada y protagonizada por Natasha Rothwell se centra en la vida y los problemas de una mujer que trabaja en el aeropuerto de Nueva York. Disponible en Disney+.

Si bien su título no invita precisamente a pensar que se trata de una comedia disparatada, COMO MORIR SOLA se parece bastante a eso. Es, con sus personajes y sus giros, una de las muchas comedias simpáticas centradas en los problemas de relaciones, laborales y de vida en general de un grupo de personas que trabajan juntas. A diferencia de otras «comedias de oficina», esta se centra muy claramente en un solo personaje (Mel, interpretado por la actriz y guionista Natasha Rothwell, de WHITE LOTUS e INSECURE) mientras los demás tienen un rol bastante secundario. Pero la principal diferencia es que se trata de una oficina un tanto particular: es el aeropuerto JFK de Nueva York.

Mel trabaja allí en distintos roles pero principalmente manejando el carrito con el que se lleva de un lado a otro a personas que no pueden trasladarse por sus medios. Es una mujer amable, simpática y bastante torpe, cuyo principal problema es que se siente sola en un mundo en el que los demás siempre parecen estar ocupados en otra cosa. Cuando tiene un accidente, y tiene muchos accidentes, no hay nadie que venga a ayudarla (su teléfono de emergencias es el suyo propio), y siente además que le es difícil conseguir pareja. Por inseguridad, por no dar el tipo de belleza clásico o por lo que sea, lo cierto es que Mel puede ser la chica más querible del mundo, pero su sensación es que nadie la aprecia o valora.

HOW TO DIE ALONE es complicada en ese aspecto, porque a lo largo de sus episodios no da la impresión de que Mel esté demasiado sola. Tiene amigos en el trabajo y, salvo una excepción (una competitiva compañera que la pelea todo el tiempo y que funciona como running gag), todos se llevan bien con ella. Su problema es que todo queda ahí. Su mejor amigo, Rory (Conrad Ricamora), que es gay e hijo de un importante ejecutivo del aeropuerto, la adora pero siempre tiene mejores planes los fines de semana (sexuales, en su mayoría). Y la crisis le explota literalmente encima cuando tiene que armar un mueble enorme tipo IKEA por su cuenta, ya que no tiene a nadie que la ayude. Y el mueble, bueno, no se queda en su lugar.

A lo largo de ocho episodios Mel lidia con esa problemática mientras la trama la enfrenta a lo que ella considera como su peor decisión: haber cortado con Alex (Jocko Sims), un superior en su trabajo que la adora pero a quien ella dejó y que ahora se está por casar con otra chica, más convencionalmente atractiva. Ese conflicto se intensifica porque Alex, encima, la invitó a Mel a su boda en Hawaii. Y Mel se debate entre ir o no ir –le tiene miedo a volar, curiosamente– y sobre si confesarle a Alex que quiere volver con él.

COMO MORIR SOLA funciona bastante bien como comedia dramática, sin salirse demasiado de los moldes actuales del formato en su versión african-american (mucho hip-hop, mucho R&B en la banda sonora) y creando otro personaje accesible con el que los espectadores pueden identificarse, alguien que debería poder salir adelante tal como es pero que vive continuamente frustrada por una mezcla de temores propios y microagresiones ajenas. Quizás lo más inteligente y hasta original que tiene la serie es que le otorga a casi todos los personajes su propia verdad. Salvo algunas excepciones, todos hacen lo mejor que pueden. Aunque pocas veces alcanza.

Por momentos la serie exacerba en demasía su costado de comedia física. En un gag recurrente, Mel se choca o tropieza con cosas o personas –cada vez que se sube al autito del aeropuerto uno teme por la integridad de los que circulan por ahí– y la reiteración se vuelve un tanto agotadora. Se entienden los motivos del gag (sus continuos accidentes con otra gente dan a entender que nadie le presta atención o ni siquiera la ve), pero terminan siendo repetitivos. Funcionan mejor algunos interludios del tipo musical (uno está ligado a la, digamos, medicación), que cambian por un rato el registro formal del show.

Simpática, amable, no particularmente reveladora pero sí sensible a la hora de tratar temas como la soledad y el miedo a comprometerse emocionalmente con otras personas, HOW TO DIE ALONE también ofrece una mirada curiosa, probablemente muy ficticia pero de todos modos intrigante, a las vidas de las personas que trabajan en un aeropuerto y al funcionamiento de esos lugares en sí. Todo ese enorme mundo de pasillos, oficinas, distintas funciones, gremios y espacios en los que todos parecen conocerse con todos y manejar secretos internos (dónde se guarda la comida que se requisa, o hasta las drogas) es observado con curiosidad y humor en esta amable comedia con toques dramáticos.