Estrenos online: crítica de «Canina» («Nightbitch»), de Marielle Heller (Disney+)

Estrenos online: crítica de «Canina» («Nightbitch»), de Marielle Heller (Disney+)

En esta comedia dramática, Amy Adams encarna a una madre agobiada que, misteriosamente, empieza a transformarse en un perro. Se estrena el 24 de enero en Disney+

En CANINA, las dificultades de la maternidad toman un cariz bastante más extremo que lo habitualmente conocido. En lo esencial, este drama con elementos fantásticos de la directora de CAN YOU EVER FORGIVE ME? es el retrato de una madre que se da cuenta, con un niño de ya dos años largos, que la tarea le está resultando mucho más angustiante de lo que imaginaba. Su pequeño hijo, al menos por lo que se ve aquí, es particularmente adorable y no parece generar ninguna presión extra. Pero es evidente que un día le cayó la ficha y se vio haciendo por años la misma rutina todos los días: prepararle la comida, entretenerlo, lavarlo, prepararle la comida, entretenerlo, tratar de que duerma. Y así. Uno y otro día. Durante un tiempo que no parece tener final. Y algo en ella se quebró.

Basada en la novela homónima de Rachel Yoder, NIGHTBITCH le da una serie de giros impensados a esa crisis. La mujer (a la que nunca se nombra y que es interpretada por Amy Adams) se ocupa casi sola de su niño porque su marido (Scoot McNairy) está de viaje por trabajo o, cuando está, se ocupa poco o la necesita a ella para todo. Además, ella tomó la decisión de dejar su carrera artística de lado años atrás para dedicarse a su hijo. Y en esa permanente soledad con su niño –tampoco le gusta socializar con otras madres ni ir a lugares públicos como una plaza o una biblioteca en la que hay actividades con chicos–, empieza a sentir molestias físicas y cambios en su cuerpo. ¿Qué le está pasando?

El título lo deja bastante claro: la mujer está empezando a transformarse, o bien a adoptar características similares a las de un perro. Su olfato se desarrolla muchísimo, le crecen pelos y protuberancias físicas en zonas extrañas y tiene una necesidad de comer carne, como sea, que no comprende. Cada vez que sale a la calle, de hecho, otros perros la buscan y la siguen. Así, a la manera de LA METAMORFOSIS de Kafka, lo que contará CANINA serán los cambios, las reflexiones (su voz en off se escucha casi todo el tiempo) y las bizarras situaciones que atraviesa una mujer confrontada con la idea de definirse, únicamente, como madre.

Heller no lleva su película al territorio del terror o del fantástico. Su film, más tímido en ese sentido, se maneja con esos cambios la mayor parte del tiempo en el terreno de la metáfora. Nunca queda del todo claro si sus transformaciones son del todo reales, si son exageradas o si solo existen en sus sueños y/o pesadillas. Y la película prefiere manejarse así. Si bien la trama tiene algo de Jekyll & Hyde no esperen acá transformaciones tipo HOMBRE LOBO. No. O no del todo. La realizadora de THE DIARY OF A TEENAGE GIRL tiene muy claro que no quiere hacer con esto un film de género clásico acerca de una madre que se transforma en un perro. Lo que busca es otra cosa.

El problema del film está en qué no queda muy claro con qué reemplazar ese giro. Si bien se agradece la originalidad de no ir hacia lo obvio, da la impresión que lo único que le queda a Heller es exacerbar, más y más, las metáforas de la maternidad: su inherente violencia, los cambios que produce en una mujer y las consecuencias que puede tener en su matrimonio y, especialmente, en su vida personal. No es una película en contra de la maternidad ni mucho menos, pero sí una que elige decirles a las madres, casi a los gritos, que no dejen sus trabajos, sus intereses o sus otras pasiones para dedicarse solo a sus hijos. Que por ahí la cosa no va a funcionar.

El problema de CANINA es que se queda en eso, en una mezcla de discurso poético y alegórico sobre el tema (hay también innecesarios flashbacks post-traumáticos a su niñez) sin construir otro discurso, uno cinematográfico, para acompañarlo. Perceptiva como es –sus films previos son todos buenos, mejores que este–, Heller propone algunas ideas curiosas y juega con las tensiones propias de una madre que, cuando socializa, se da cuenta que ya no sabe bien qué hacer, pero que se agobia cuando está en su casa cumpliendo las tareas supuestamente asignadas. ¿Qué le queda? ¿Irse con los animales?

McNairy hace lo imposible por darle cierta dignidad al personaje un tanto patético del marido, pero fuera de él –y de la gran Jessica Harper en un rol secundario– esto es un show casi unipersonal de Adams, una actriz de una enorme fuerza y presencia, que pone todo su cuerpo y su honestidad emocional para sacar adelante a un personaje complicadísimo. Gracias a ella, NIGHTBITCH es un poco más que su concepto central, pero lamentablemente no le alcanza para teñir de esa misma verdad personal al resto de la película, que en un punto prefiere acomodarse en un discurso tranquilizador y de empoderamiento que funciona mejor en los papeles que en la pantalla.