Estrenos online: crítica de «Robot salvaje» («The Wild Robot»), de Chris Sanders (Flow)

Estrenos online: crítica de «Robot salvaje» («The Wild Robot»), de Chris Sanders (Flow)

Tras un accidente, un robot aparece en medio de una isla solo habitada por animales y debe aprender a sobrevivir allí con sus nuevos amigos y enemigos. Desde el jueves 9, en Flow On Demand.

Una emotiva combinación entre la ciencia ficción de WALL-E o EL GIGANTE DE HIERRO con un universo más propio de EL REY LEON o EL LIBRO DE LA SELVA, la nueva película de Chris Sanders, ROBOT SALVAJE, presenta un choque que se transforma en un encuentro entre naturaleza y tecnología o, si se quiere, entre cerebro y corazón, para contar la historia de un robot que se pierde en medio de una isla en la que no hay seres humanos y debe aprender a sobrevivir en ella y con sus habitantes originales, los animales.

ROZZUM 7134, como se llama el moderno androide (que tiene en el original la voz de la actriz Lupita Nyong’o) ha caído por motivos desconocidos y aún embalado en medio de un paisaje selvático. Un golpe lo lleva a encenderse y a empezar, cual R2D2, a hablar y a ofrecer sus servicios a todo lo que se le cruza, aunque lo que pasa frente a sus «ojos» sean peces, bichos o animalitos de todo tipo, que no tienen idea qué es eso que ven ahí ni entienden lo que les dice. Es obvio que su presencia en medio del lugar causa sorpresa y desconcierto en todas las criaturas que lo habitan, que le escapan al verlo o lo persiguen, generando un caos a su paso.

ROZZUM –que en algún momento pasará a darse a conocer como «Roz»– va dándose cuenta que nadie responde a su fría, técnica pero a la vez amable oferta de servicios y pronto «aprende» a descifrar los idiomas que los animales hablan y a comunicarse con ellos, en un ingenioso recurso para transformar a los animalitos en parlantes (es Roz quienes los escucha), que continuará de allí en adelante. Tras una serie de accidentados desencuentros formará una nerviosa amistad con un zorro llamado Fink (Pedro Pascal) y se ocupará de cuidar a un bebé ganso que queda huérfano, al que llama Brightbill (Kit Connor) y con el que no tiene idea qué hacer. Y su programación tampoco parece ayudarla mucho al respecto.

Basada en la primera de tres exitosas novelas ilustradas de Peter Brown, ROBOT SALVAJE se centrará en estos tres personajes, sus peleas, entredichos pero, sobre todo, la relación de amor y amistad que se empiezan a profesar a través de la educación que le van dando al pequeño ganso en asuntos sobre los que no saben nada, como nadar o volar. En cierto punto, tratarán de extender ese espíritu solidario al resto de los animales que habitan en la isla, quienes, por lo general, se conectan entre sí como lo hacen en la naturaleza: como parte de la cadena alimenticia.

ROBOT SALVAJE es, en el tono de fábula social y ligeramente ecologista que propone el director de COMO ENTRENAR A TU DRAGON y LILO & STITCH (películas con la que tiene muchos puntos en común, de lo temático a lo estético), un film acerca de la solidaridad y la conexión entre las especies, poniendo el eje especialmente en un robot que fue programado para funcionar en un mundo que no conoce y que tiene que adaptarse a uno distinto, con otras características y necesidades. Cuando se sepa más del mundo que excede a los animales y a la isla, entenderemos un poco mejor ciertas cosas y nos quedarán más claras las relaciones entre lo que propone la película y el mundo real.

En tiempos en los que la IA se ha vuelto un asunto más realista que ficcional y en el que mucha gente teme por las inciertas posibilidades de esos desarrollos tecnológicos, ROBOT SALVAJE hace honor a su título creando una amable historia familiar acerca de las posibilidades de romper los estereotipos, las dificultades de crecer, la posibilidad de superar supuestas limitaciones y, si se quiere, romper eso que podríamos denominar como «programación de fábrica». No solo del robot, sino de cada especie. Sin llegar al purismo lírico de la inminente FLOW, la película de DreamWorks trabaja similares ideas acerca del futuro del planeta.

Idealista a más no poder aunque un tanto limitada en sus alcances –hay cosas laterales pero importantes a la trama central de las que no se habla y uno solo se da cuenta si presta atención–, THE WILD ROBOT tiene a su favor también un trabajo de animación de los fondos y escenarios naturales impresionante, de un nivel de detalle y gracia pictórica pocas veces alcanzado en los films de animación tradicionales de estudios de Hollywood. Inspirándose en el trabajo de animación de Hayao Miyazaki y en las pinturas de Claude Monet, Sanders crea un relato clásico de crecimiento en medio de una fábula que parece futurista pero que habla, en realidad, del presente.