Series: reseña de «Prime Target: objetivo clave», de Steve Thompson (Apple TV+)

Series: reseña de «Prime Target: objetivo clave», de Steve Thompson (Apple TV+)

Un matemático que investiga patrones en los números primos empieza a ser perseguido y amenazado en esta serie de espionaje protagonizada por Leo Woodall y Quintessa Swindell. Desde el 22 de enero en Apple TV+.

PRIME TARGET es la clase de serie hecha por alguien que pensó que esas dos palabras juntas tenían un interesante doble sentido. La expresión es traducible, en primera instancia, como «objetivo principal» pero, ¿por qué no tener como «objetivo principal» a las personas que investigan los «prime numbers» o números primos? Da la impresión de que, a partir de esa idea, a alguien se le ocurrió armar una trama de suspenso centrada en matemáticos que son perseguidos y apuntados por meterse a fondo con esos números, lo que podría traer consecuencias funestas para el capitalismo, la humanidad, el universo o lo que sea. Alguien se tomó el trabajo, a partir de eso, de crear personajes y una trama muy pero muy básicas. Y venderle una serie a Apple TV que, por motivos un tanto inexplicables, la compró.

PRIME TARGET es la clase de serie en la que un estudiante muy muy avanzado de matemática teórica entra a la web de la Universidad de Cambridge a buscar un dato sobre números primos y tipea en el buscador: «números primos». Uno al que le toma días descifrar una en apariencia oculta investigación… que está publicada en un libro. Una serie en la que los investigadores de la National Security Agency (NSA) hacen su trabajo en la coqueta ciudad de Cassis, Francia, solo porque da bien en cámara. Una en la que una foto casual en una pared de un edificio antiguo revela una fórmula secreta que justo es vista por alguien que entiende de qué trata. Y una en la que –entre muchas otras casualidades– nadie se tomó el trabajo de revisar que una canción editada en 1995 suena en un bar un año antes. Y no, no hay que saber deep math para investigarlo.

Leo Woodall, el actor de ONE DAY y THE WHITE LOTUS, encarna a Edward Brooks, el brillante y un tanto ensimismado matemático de Cambridge que está obsesionado por encontrar patrones en los números primos. Pero alrededor suyo, los profesores le dicen que no vale la pena estudiar eso. Pronto sabemos que a ellos y a otros matemáticos en el mundo los espían. Y los persiguen. Y pronto alguien los está matando y haciendo desaparecer sus investigaciones. ¿Quiénes son y por qué? Edward no tarda en darse cuenta del peligro y trata de saber qué se oculta en una investigación que él supone puramente teórica. Y, a la par, vemos que Taylah Sanders (Quintessa Swindell, de BLACK ADAM), una agente de la NSA, se dedica a investigar a tipos como Brooks en todo el mundo. Pero no es ella ni la agencia, en apariencia, los que mandan a matarlos, sino otros. ¿Quiénes?

Ese es el misterio inicial de PRIME TARGET, una serie en la que un joven y brillante matemático se unirá con esta agente en fuga (sí, también empiezan a liquidar agentes) para tratar de resolver el misterio matemático y escapar de los que no quieren que lo resuelvan. ¿Abrirán los números primos las puertas del capitalismo? ¿De Dios? ¿Del origen del universo? Ya veremos. Lo cierto es que la caprichosa, un tanto absurda y muy básica trama –que incluye toda otra serie de episodios que transcurren en Bagdad que no vale la pena detallar pero que dejan en claro que este asunto viene siendo un problema hace muchos siglos– tiene una idea relativamente intrigante por detrás pero una ejecución de una pobreza llamativa en estos tiempos de series que suelen ser mucho más profesionales.

Actores muy reconocidos como Stephen Rea, David Morrissey, Martha Plimpton, Sidse Babett Knudsen y Jason Flemyng son algunos de los que aparecen en roles secundarios a lo largo de sus episodios. Pero ni siquiera el cachet y/o el talento de estos intérpretes alcanza para sacar a la serie de su medianía, de las limitaciones de su propuesta y de su ínfima plausibilidad. Uno acepta, al entrar en estas propuestas, que la vara respecto a la suspensión de incredulidad debe ser un poco baja, que uno debe «tolerar» ciertos absurdos y casualidades para seguir el juego narrativo. Pero lo que piden los responsables de PRIME TARGET es demasiado. Por momentos uno tiene la sensación de estar viendo una serie imaginada, escrita y desarrollada por un chico de no más de 12, 13 años.

Es raro que una plataforma como Apple TV+, que tiene una vara altísima respecto al tipo de series que ofrece (aún a las que no son tan buenas uno les valora la ambición), haya tomado una producción tan convencional como PRIME TARGET, que parece más apta para ser un relleno de catálogo de Netflix que otra cosa. Quizás sea la popularidad reciente de Woodall o la manera fácil en la que se puede vender un thriller científico propio de cientos de best sellers de aeropuertos. Lo cierto es que la serie puede tener una premisa inquietante ligada a una otra forma de entender las matemáticas a lo largo de la historia –una que por motivos secretos fue censurada y/o prohibida–, pero jamás está a la altura de ese desafío. Ni el científico ni el del entretenimiento inteligente.