
Series: reseña de «Vietnam: la guerra que cambió a los Estados Unidos» («Vietnam: The War That Changed America»), de Rob Coldstream y Caroline Marsden (Apple TV+)
Esta miniserie de seis episodios cuenta la historia de la guerra de Vietnam a través de los materiales filmados por los periodistas apostados allí durante el conflicto. Desde el 31 de enero, por Apple TV+
Puede parecer raro, tomando en cuenta las enormes facilidades tecnológicas que hay hoy para filmar respecto a las que existían en los años ’60, que la guerra mejor filmada siga siendo la de Vietnam. Pero en realidad no lo es. Si bien hoy existen muchísimos materiales online grabados por personas que están en el centro de la acción desde una posición, si se quiere, civil, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos llevó a medios de prensa a esa guerra y los dejó en relativa libertad para que filmen lo que quieran. El resultado fue el opuesto al buscado: las imágenes brutales y violentas cambiaron la mentalidad de muchos estadounidenses y, según afirman muchos analistas, alteraron el curso de la guerra, ya que le hizo perder gran parte del apoyo que tenía en ese país. Es por eso que, después de Vietnam, la prensa que viaja a zonas bélicas junto a ejércitos tiene bastantes límites respecto a qué mostrar y cómo, adónde se puede ir y adónde no. Hoy la guerra, cualquier guerra, es filmada como propaganda, sea del lado que sea.
VIETNAM: THE WAR THAT CHANGED AMERICA saca jugo de esas imágenes, ya que ellas cuentan historias complejas y personales, algunas muy violentas y otras que ponen en jaque a los propios soldados, tanto entonces como desde el recuerdo actual. A la vez, hay decenas de historias que se pueden reconstruir a partir de esas imágenes que son humanas y empáticas, heroicas en el sentido de devoción y compañerismo. La serie de seis episodios es más que crítica respecto a la participación de los Estados Unidos en Vietnam no solo dando voz a víctimas vietnamitas sino también desde los testimonios de los propios norteamericanos, cuyos únicos buenos recuerdos de ese conflicto están más que nada ligados a algo humano: amistades que se forjaron allí o historias compartidas que les emociona recordar, aún más de medio siglo después.

La serie se organiza a esa escala: la humana. Son historias de soldados o de militares de rango medio contadas a partir de imágenes de la época. Entrevistados ahora, se ven allí y recuerdan, conectan, amplían información y, más que nada, cuentan cómo vivieron eso que vemos, qué sentían entonces y qué sienten ahora. No hay geopolítica a gran escala. Aquí la guerra es un chico que va al lugar al que lo mandan y trata de salir ileso de la experiencia. La serie avanza cronológicamente, empezando desde la llegada de los estadounidenses a Vietnam y va centrándose en casos y personajes en los primeros años, que fueron un tanto más tranquilos. Luego se meterá en los más duros, a partir de la Ofensiva Tet del 30 de enero de 1968 (la misma fecha en la que se estrena la serie, 57 años después) y las contradicciones que la experiencia va generando en los soldados, en especial en los afroamericanos que ven que en su país son maltratados y en Vietnam se les pide que lo defiendan.
Cada episodio tiene varias historias ligadas a hechos específicos: rescates de un paracaidista colgado en un árbol o una persona atrapada en un túnel, la historia de un DJ en medio del caos en Hue, la defensa ante un sorpresivo ataque en la Embajada de los Estados Unidos en Saigón o la historia por detrás de una famosa foto que, aseguran los especialistas, fue la que empezó a cambiar a la opinión pública respecto a la guerra. Las imágenes hablan por sí mismas y son, más que cualquier otra cosa, el secreto de la potencia de esta miniserie. Restauradas y visualmente potentes, son un muestrario de escenas que la mayoría solo vimos en películas de ficción o en breves apariciones en documentales. Cuesta por momento no ver todo como una ficción, ya que parece imposible imaginar que haya cámaras en ciertos lugares y momentos de violencia, descontrol y muerte.
Algunas historias de viejos amigos y de reencuentros son bastante más convencionales –lo mismo que la un tanto solemne narración de Ethan Hawke–, pero gracias a esos materiales documentales funcionan igualmente bien. Es impactante ver a esos inocentes chicos de 18, 20 años con cara de confundidos y angustiados en esas imágenes y volver a verlos ahora, septuagenarios, y con una vida entera vivida luego de esas experiencias que los modificaron por completo. Impacta verlos mientras se ven a sí mismos en Vietnam, impacta escuchar sus historias y, fundamentalmente, impacta darse cuenta que la vida no volvió a ser la misma para ninguno de ellos después de haber vivido una experiencia tan brutal como aquella.