Estrenos: crítica de «Una vida soñada» («Une vie rêvée»), de Morgan Simon

Estrenos: crítica de «Una vida soñada» («Une vie rêvée»), de Morgan Simon

por - cine, Críticas, Estrenos
10 Feb, 2025 09:45 | Sin comentarios

Una madre soltera, desocupada y con un hijo adolescente enfrenta una profunda crisis personal en este drama francés protagonizado por Valeria Bruni Tedeschi. Estreno: 13 de febrero.

Para Nicole, la vida no parece tener muchos atractivos. Madre soltera de un hijo adolescente que no le presta mucha atención, desocupada a los 52 años, sin amigos, ni dinero y con muchas deudas, la mujer vive acumulando rechazos laborales y una vida que parece resignada a la subsistencia con lo mínimo indispensable. Solitaria y sin otra familia, Nicole vive en unos monoblocs en un barrio en apariencia peligroso de las afueras de París y su pequeña casa es un combo de muebles envueltos en plástico, flores falsas y olor a cigarrillo. Versión «afrancesada» de lo que los norteamericanos llaman «white trash» (o «blancos pobres»), Nicole no parece tener fuerza ni espíritu para combatir una situación que se asemeja bastante a la depresión.

A lo largo de las fiestas navideñas, la película del director de COMPTE TES BLESSURES va siguiendo la vida de Nicole (Valeria Bruni Tedeschi), con sus amarguras y fastidios cotidianos, y la sensación de que no solo no hay salida sino que nadie parece querer ayudarla. Tampoco colabora demasiado por momentos su actitud un tanto desubicada o pasivo/agresiva, pero lo cierto es que nada le sale bien. Y todo se recrudece a partir del festejo navideño que pasa solo con Serge (Félix Lefebvre), su hijo adolescente, que se molesta cada vez más por algunas actitudes y decisiones de su madre. Si ni siquiera su hijo la quiere, nada parece atar a Nicole a la vida.

UNA VIDA SOÑADA es un título que parece irónico pero que quizás no lo sea tanto. De una manera simple y tierna, se trata de un film sensible y humanista que apuesta a la posibilidad de encontrar alguna luz al final del camino a partir de recuperar la sensación de comunidad, de amistad, de amor y, más que nada, de cambiar la mirada en función de lo que se tiene y lo que no se tiene. Es importante –y en eso la película es directa– la importancia de tener un núcleo de pertenencia, que en este caso se da en un bar vecino regenteado por la amable Norah (Lubna Azabal) y, en algún pasaje específico, gracias al apoyo del estado para responder a abusos y presiones del tipo empresarial.

La película de Simon no es, necesariamente, una fábula urbana que se desentiende de las más brutales realidades de la vida en los barrios humildes franceses. Sigue habiendo tensiones sexuales, raciales y –como queda claro en una fiesta de fin de año que se hace en el bar de Norah– las ligadas a la inmigración y/o religiosas. Y en lo que respecta a la relación entre madre e hijo también puede ser brutal, descarnada y hasta cruel. Pero ni aún el tener que enfrentarse al lado oscuro de esa realidad impide la posibilidad de mirar las cosas de otra manera y, llegado el caso, hasta disfrutar. La película no lo dice directamente pero es obvio que se necesita, como dice la frase, de la generosidad de los extraños.

Gracias a una gran actuación de Bruni Tedeschi, que no abusa de los tics en los que algunos reconocidos actores recaen cuando tienen que interpretar a personajes «de las clases populares», UNA VIDA SOÑADA logra ser creíble, más o menos realista y, sobre todo, muy humana. Es uno de esos films que tienden a caer bajo el paraguas de las llamadas «películas de Navidad», pero ese no debería ser necesariamente un problema. Si es que existe ese espíritu navideño, películas como la de Simon lo demuestran desde algunos de sus principios más simples: amistad, amor y comunidad.