
Estrenos online: crítica de «El eterno fin» («Omni Loop»), de Bernardo Britto (Flow, Claro Video, Movistar TV)
Tras recibir un duro diagnóstico médico una mujer empieza a vivir sus últimos días de vida a modo de bucle temporal en este drama existencial con aires de ciencia-ficción protagonizado por Mary-Louise Parker y Ayo Edebiri. Para alquilar en diversas plataformas.
Los que fueron a Miami alguna vez quizás conozcan el Omni Loop que le da título a esta película. Se trata de un tren elevado que recorre el Downtown de esa ciudad de modo circular. Más allá de que los personajes vivan en Miami, la utilización del nombre tiene más que ver con la metáfora central de la película, ligada a esos círculos o loops en la vida de una persona de los que no suele ser fácil salir. Es otra de las características de la película que la conectan con GROUNDHOG DAY, aquel clásico con Bill Murray que involucraba un recorrido parecido, solo que con otros objetivos.
Todo empieza cuando a Zoya (Mary-Louise Parker), una especialista en Física Cuántica, le diagnostican a sus 55 años que tiene algo llamado «agujero negro» en el medio del pecho (si, no es una metáfora muy sutil que digamos) y le dicen que le queda poco tiempo de vida. Mientras su hija, su yerno y su marido la llevan a casa a tratar de que pase el resto de sus días de la manera más tranquila posible, Zoya tiene otros planes. Al sangrarle la nariz un día, Zoya va al baño, toma unas misteriosas pastillas, se desvanece (o algo así) y vuelve a despertarse cinco días antes, en la cama del hospital a punto de recibir su diagnóstico. Y así, esos cinco días que podrían ser los últimos de su vida, empiezan a reiterarse –como le pasaba a Murray con 24 horas– una y otra vez. Sí, le escapa a la muerte. Pero, ¿para qué?

Acá también el «viajero en el tiempo» sabe todo lo que va a pasar una y otra vez mientras que los demás lo viven cada vez como la primera, lo que le da al inicio de EL ETERNO FIN características muy similares a la de aquel film de Harold Ramis, solo que con un tono más grave. Zoya visita a su madre en un geriátrico, festeja el cumpleaños de su hija, firma su testamento y vuelve a hacer todo mil veces, sin modificaciones ni intención de generarlas. La mujer parece resignada a no salir de ahí, hasta que accidentalmente se topa con una mujer más joven, Paula (la actriz de THE BEAR, Ayo Edebiri), estudiante de Física que tiene uno de sus libros y que está trabajando temas ligados al Tiempo. Al conocerla se da cuenta de que Paula quizás pueda ayudarla a entender el misterio que hay detrás de esas pastillas y así resolver su problema.
El centro de la película pasará por los intentos de ambas de descular el asunto, uno que tiene algunas aristas tecno-científicas pero, más que nada, involucra un recorrido emocional por la historia de ambas. Todo esto está teñido de dos características particulares. Por un lado, cada cinco días deben comenzar toda su investigación de vuelta ya que Paula olvida todo cada vez –inclusive que la conoce– y deben empezar siempre todo de cero. Y, por otro, como todo esto transcurre en un futuro en apariencia cercano, hay algunas «novedades» y cambios en el mundo que pueden ayudarlas en su investigación. Lo importante, de todos modos, pasa por la conexión entre ellas y por el recorrido que el film hace con sus historias de vida.

Como muchos de los que incluyen viajes temporales, OMNI LOOP es un film centrado en la idea de aprovechar el tiempo que uno tiene en este mundo, apreciar a las personas con las que se vive y forjar conexiones humanas que le den sentido a esa existencia. Para llegar a esa conclusión –que es previsible en lo temático pero muy enredada en lo narrativo–, la película se vuelve también un repaso de la vida de Zoya, metiéndose con sus errores, decisiones, elecciones y arrepentimientos. Sin dejar de lado, claro, las investigaciones científicas que en algún momento hizo y que quizás tengan alguna relación con lo que le está sucediendo ahora.
La película es sincera en su búsqueda temática, ligeramente emotiva y muy bien actuada por la protagonista de WEEDS en un papel que le cae perfecto a su estilo actoral. Tiene, sí, una duración excesiva (más de 110 minutos, podría resolverse con 15 menos), varias metáforas un tanto obvias y un guión que por momentos se torna innecesariamente rebuscado, especialmente porque queda claro bastante de entrada hacia donde va encaminada la historia. De todos modos, Britto –un director de origen brasileño radicado en Miami cuya primera y poco vista película se llama JACQUELINE (ARGENTINE)— logra armar una historia tierna, humana y melancólica sobre el tiempo que nos queda.