
BAFICI 2025: crítica de «Cactus Pears» («Sabar Bonda»), de Rohan Parashuram Kanawade
En esta historia de amor de origen indio, un hombre vuelve a su pueblo natal para atravesar el duelo por la muerte de su padre y allí se reencuentra con un viejo amigo de la infancia. En la Competencia Internacional.
A partir del largo duelo que se realiza por la muerte de su padre, la vida de Anand se altera sustancialmente en este drama de origen indio hablado en idioma marati. Galardonada en la Competencia Mundial de Sundance con el Gran Premio del Jurado, esta autobiográfica opera prima comienza en un hospital. Anand (Bhushaan Manoj), un empleado de un call-center treintañero, está allí con su madre (Jayshri Jagtap) esperando por la salud de su padre. Pronto llega la trágica noticia de su muerte y comienza un período de duelo que, en la cultura a la que pertenece, se extiende a lo largo de diez días en la que debe acompañar a su madre y recibir gente.
A lo largo de ese período iremos conociendo a este hombre tímido y discreto, cuyo mayor conflicto parece ser su soltería y el hecho de que no demuestra demasiado interés por casarse con las distintas mujeres que, siguiendo las tradiciones de los matrimonios familiarmente acordados, le proponen. Con el que sí pasa mucho tiempo es con Balya (Suraaj Suman), un viejo amigo de la escuela que, como él, no parece tampoco demasiado interesado en el matrimonio. No pasará mucho tiempo hasta que se hagan visibles las tensiones y deseos que hay entre ambos.

De maneras que, al menos durante un buen tiempo, son muy sutiles y discretas, Kawanade muestra los acercamientos entre ambos a través de una mano pasando por el cabello del otro, una mirada afectuosa, algún baño en el río o una caricia. Y generalmente es Balya quien las inicia. En un tono parco y silencioso, la película se ocupará de seguir esos encuentros, acercamientos –que luego se volverán más directos– y, sobre todo, las conversaciones entre ambos en las que se cuentan, de un modo inicialmente lateral, sus dificultades y tensiones ligadas a las presiones familiares por «casarse con una buena chica».
La película incluirá algunas sorpresas narrativas, ya que en todo momento le escapa tanto al melodrama tradicional como a los giros de guión predecibles, especialmente los ligados a lo que harán (o dejarán de hacer) los familiares de ambos al enterarse de lo que sucede, si no es que ya lo saben. En su modo discreto, empático y, finalmente, bastante emotivo, lo que contará CACTUS PEARS será una historia de amor prohibida en una cultura que es tradicional, pero que trata de encontrar las maneras de adaptarse a los tiempos.