Estrenos: crítica de «Daaaaaalí!», de Quentin Dupieux

Estrenos: crítica de «Daaaaaalí!», de Quentin Dupieux

por - cine, Críticas, Estrenos
15 Mar, 2025 10:04 | Sin comentarios

Una joven periodista intenta entrevistar en diversas ocasiones al icónico artista Salvador Dalí con el objetivo de filmar un documental. Con Anaïs Demoustier, Romain Duris, Édouard Baer y Gilles Lellouche.

El tipo de cine que hace Quentin Dupieux tiene un espíritu, en más de un sentido, similar al halo creado alrededor de la figura de Salvador Dalí. No solo en función de su obra artística sino en lo que respecta a su personalidad pública. Hay un humor absurdo, una excentricidad y un surrealismo a prueba de todo en el mundo Dali que se lleva muy bien con las propuestas –estéticamente más limitadas pero espiritualmente parecidas– del cineasta francés, creador de bizarras comedias como FUMAR CAUSA TOS, MANDIBULAS y YANNICK, entre otras. Y este film marca ese encuentro. O algo así.

Tomando como referencia el universo artístico de Dalí pero, más que nada, su curiosa y egocéntrica personalidad, DAAAAAALÍ! se organiza con una excusa narrativa que sirve para su serie de juegos espacio-temporales y metareferenciales. Judith (Anaïs Demoustier) es una periodista que se prepara para entrevistar a Salvador Dalí, pero la nota a último momento se frustra cuando el hombre se da cuenta que no hay cámaras y considera que no tiene sentido hacerla para un medio gráfico. Los intentos de Judith para conseguir esa nota –luego, ya sí, con «grandes cámaras cinematográficas»– irán marcando los tiempos de un relato que empieza de un modo relativamente convencional pero de a poco empieza a torcerse sobre sí mismo.

Al pintor catalán lo interpretan, a lo largo del film, cinco actores diferentes de distintas edades (Édouard Baer, Gilles Lellouche, Jonathan Cohen, Pio Marmaï y Didier Flamand), aún cuando la historia parezca transcurrir en un mismo bloque de tiempo (a principios de los ’80, a juzgar por un partido de tenis que Judith ve). Pero la cronología es lo de menos. El gag central del film consiste en ver cómo Judith «rebota» una y otra vez, por motivos cada vez más caprichosos y absurdos, en sus intentos de entrevistar a Dalí. A veces, con la conversación ya iniciada…

A la par de los esfuerzos de Judith, Dupieux sigue al artista en algunos procesos propios, ligados a un cuadro que pinta de una manera más «realista» de lo que uno podría imaginar (en la que quizás sea la escena más graciosa de la película), a los extravagantes e interminables sueños de un cura, a una curiosa subasta y a una serie de crímenes que se conectan entre sí en un relato que empieza a enrarecerse cada vez más y cerca del final se vuelve directamente lynchiano. Con todo lo que eso implica.

Ese juego de espejos entre las particulares «deformidades» del universo del artista y los giros caprichosos de la propia película –giros que hacen recordar la trama de EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESIA, del colega artístico de Dalí, Luis Buñuel– está en el corazón de una película que avanza a partir de gags absurdos, como un pasillo de hotel que Dalí nunca termina de recorrer, la grandilocuente pronunciación del francés que tiene, su manera de hablar de sí mismo siempre en tercera persona y el propio proceso de producción de esa entrevista que se va tornando un documental de sí misma, a partir de la aparición de un inescrupuloso productor (Romain Duris) que quiere filmarla a su manera.

Breve y divertida, aunque un tanto inconsecuente como la mayoría de las películas de Dupieux, DAAAAAALI! brilla gracias a la conexión entre sensibilidades y a la manera en la que el propio Dalí bien podría ser una creación del realizador francés: ridículo, brillante, absurdo y creíble a la vez. Dupieux encontró en el pintor una suerte de alter ego (o viceversa), y su abrasiva y peculiar personalidad le permite crear un juego de espejos que se va deformando una y otra vez hasta terminar siendo mirado, como le pasaba a Alicia, desde el otro lado.