
Estrenos online: crítica de «Tom Petty: Heartbreakers Beach Party», de Cameron Crowe (Paramount+)
Este perdido documental de 1983 sobre Tom Petty y su banda fue restaurado y se estrena con material que quedó afuera de su edición original de una hora para MTV. Disponible en Paramount+
La historia del cine –y hasta la propia página de Wikipedia del director– tiene a Cameron Crowe debutando como realizador en 1989 con la película SAY ANYTHING/DIGAN LO QUE QUIERAN, film de adolescentes protagonizado por un entonces muy joven John Cusack. Si van más lejos se toparán con que Crowe fue el guionista de FAST TIMES AT RIDGEMONT HIGH/PICARDIAS ESTUDIANTILES (1982) y, antes de todo eso, fue un muy joven periodista de la revista Rolling Stone, época que rememora en su clásica película CASI FAMOSOS. Pocos saben que en realidad debutó como director con otra película, una que estuvo «desaparecida» durante 40 años y que podrá ser vista recién ahora.
TOM PETTY & THE HEARTBREAKERS BEACH PARTY se presenta, en realidad, como un «perfil» del artista armado por Crowe, una especie de «eslabón perdido» entre su carrera como periodista de rock y su futuro como cineasta. Se trata de un documental que sigue a Tom Petty y a su banda a lo largo de un par de años (los primeros ochentas) en los que presentan el disco HARD PROMISES y graban el siguiente, LONG AFTER DARK. A su modo, esta película tiene algo de reporte televisivo (lo hizo para MTV) y es algo así como una versión audiovisual de las clásicas notas largas de revistas, como la propia Rolling Stone, en las que siguen a artistas, personajes o bandas durante un largo tiempo. La diferencia es que acá se puede escuchar y ver a los artistas, algo que en la prensa gráfica de entonces era imposible.

La versión original de BEACH PARTY duraba apenas una hora y, aseguran, solamente se emitió una vez por MTV en febrero de 1983 y se la «encajonó», ya que la sentían demasiado experimental para el tipo de retratos que la cadena hacía en ese entonces. Esa película guardada fue encontrada, restaurada y se la completó con algunos materiales extras (los famosos outtakes) comentados en el presente por el propio Crowe y por la hija del fallecido músico, Adria Petty, también experimentada directora de videoclips, que recuerdan además esa época.
El resultado es un fascinante viaje en el tiempo, recuerdo de una época quizás más fresca, directa y honesta en lo que respecta al rock y a su relación con los medios periodísticos, muy distinta al modelo en extremo procesado y autorizado que existe actualmente. Sin ser audaz o necesariamente crítica, la película de Crowe se permite ser íntima, lúdica y graciosa a la hora de seguir a una banda y, especialmente, a su líder, mientras tocan en vivo, graban, presentan un disco, filman videoclips (uno que dirigió entonces el propio Crowe y otro, más elaborado y famoso, dirigido por Jim Lenahan) y siguen de gira. A eso, Crowe suma clips de shows previos y materiales de la primera época de la banda, para brevemente contar la historia de cómo Petty y los Heartbreakers llegaron a la fama.
La película no se aleja demasiado de los cánones del documental musical, solo que tiene la particularidad de contar esa etapa de transición del rock de los ’70 al pop MTV de los ’80 en tiempo presente, sin hacerlo desde el habitual análisis retrospectivo. Y uno ya puede ver, en 1982, la incomodidad de artistas como Petty –más cercanos a un tipo de rock clásico, americano y sin un look demasiado apto para los videoclips– ante la idea de tener que ser «visualmente atractivos» para atraer al nuevo tipo de público que apareció gracias a MTV. Apegado a sus formas, con su tono entre calmo e irónico, Petty va explicando en relajadas charlas con Crowe su manera de componer, sus canciones, su relación con la música y hasta con la industria.

Hay en el film tiempo para escuchar media docena o más de canciones en vivo completas o casi completas –algo que no sucede en los documentales de hoy, apresurados para que nadie se aburra un segundo–, mientras se le dedica también tiempo al resto de los músicos de la banda, a los conflictos por la salida de su bajista y el reemplazo por uno nuevo, y a la a veces tensa relación que tienen con parte de su público, que por momentos es más agresivo de lo que ellos quisieran. Sea como fuere, ver esta cápsula temporal de Crowe y Petty tiene el agregado –impensado en el momento de filmarse– de mostrar su época y las ideas y conflictos que atravesaban a los músicos que, como Petty, estaban golpeando las puertas de una fama mayor de la que conocían hasta entonces.
Las charlas de Crowe y la hija de Petty que aparecen en esta reedición sirven, a la vez, para entender qué significó ese momento en las vidas de los protagonistas. Es que tanto para Petty como para Crowe las cosas iban a cambiar mucho a mediados de los ’80. El entonces periodista terminaría consagrándose como director gracias a películas como SINGLES, JERRY MAGUIRE y la citada CASI FAMOSOS, mientras que Petty crecería en éxito con su carrera solista, su gira con Bob Dylan y su participación en la banda Travelling Wilburys. El documental captura otra época, una un tanto más inocente, de un músico que, si bien aún no lo sabe, está a punto de cambiar de vida para siempre. Y un cineasta que está en un camino parecido.