
Series: reseña de «Cuando nadie nos ve», de Daniel Corpas y Enrique Urbizu (Max)
Una serie de muertes, desapariciones y sucesos extraños en un pequeño pueblo de Andalucía durante Semana Santa es investigado por dos detectives de distinta procedencia. Con Maribel Verdú, Mariela Garriga y Dani Rovira. Estreno: 7 de marzo en Max.
Primera producción de Max para España, CUANDO NADIE NOS VE funciona como un policial de investigación centrado en una serie de extraños sucesos, muertes y desapariciones que tienen lugar durante Semana Santa en un pueblo de Andalucía en la que hay una base militar estadounidense. Protagonizada por Maribel Verdú, Mariela Garriga y Dani Rovira, entre otros, la serie de ocho episodios mezcla tráfico de drogas, tradiciones japonesas, asuntos propios de los Estados Unidos y toda la parafernalia religiosa de la Andalucía profunda con sus específicas costumbres y fervoroso misticismo. Es un combo intenso e intrigante que por momentos peca de excesivo pero que nunca pierde del todo el interés.
El pueblo en el que transcurren los hechos se llama Morón de la Frontera y está relativamente cerca de Sevilla, en plena tierra andaluza. Lucía Gutiérrez (Verdú) es una sargento de la Guardia Civil que vive con su madre y su un tanto rebelde hija. A ella le toca investigar el curioso suicidio de un hombre del lugar realizado según las tradiciones japonesas del sepukku. Posiblemente conectado con ese hombre que enseñaba códigos y costumbres japonesas a jóvenes del pueblo suceden una serie de hechos extraños. Un militar de la base estadounidense desaparece y Magaly Castillo (la acgtriz de origen cubano Garriga), agente del ejército de ese país, llega a Morón a investigar su ausencia.
Lucía y Magaly conectan y, tanto juntas como por separado, investigan sendos hechos. A la vez, varios locales tienen ataques místicos que parecen relacionados a algún tipo de novedosa droga que circula por la zona y que nadie sabe qué es ni quiénes la comercian. Un seco policía militar, el sargento Andrew Taylor (Austin Amelio), es quien acompaña a Magaly en sus pesquisas. Y junto a él ambos descubren que las distintas investigaciones están conectadas entre sí y que el caso involucra tanto a los vecinos de Morón de la Frontera –una ciudad que respeta sus tradiciones religiosas pero que esconde muchísimas otras zonas muy turbias– como a los militares norteamericanos apostados en la cercana base.

Con un aire a TRUE DETECTIVE en la manera lenta pero persuasiva en la que distintos ejes narrativos que poco parecen tener que ver entre sí van mezclándose en la investigación de dos policías –en este caso mujeres de orígenes muy distintos–, CUANDO NADIE NOS VE va encontrando esa negrura que se esconde en un pueblo en el que parece siempre brillar el sol. Ese contraste entre secretas perversiones y una fachada prolija y devota es la que va dándole impulso a esta serie basada en la novela homónima escrita por Sergio Sarria.
Ayudan al funcionamiento de la serie las actuaciones de Verdú –que encarna a una dura y seca mujer que de a poco revela otras zonas suyas– y Garriga, que pasa constantemente del inglés al castellano. Como suele suceder en estos casos, las actuaciones en inglés son un poco más problemáticas y tentativas, pero de todas maneras la intriga es suficiente para sostener el relato. Algo parecido pasa con la acumulación de subtramas: para el tercer episodio ya serán tantos los casos extraños, distintos y en apariencia conectados que es probable que uno pierda de vista qué investiga cada uno. Pero eso irá armándose de a poco, de un modo relativamente orgánico, gracias a un guión que no será brillante pero que es prolijo y profesional.
Quizás no sea una gran serie, pero CUANDO NADIE NOS VE se acomoda muy bien al tipo de formato policial detectivesco que funciona muy bien estos días. Gracias al color local que le dan las intensas tradiciones católicas de Andalucía, la serie se permite ser muy local y a la vez, gracias a su estructura narrativa típica de las series de estos tiempos, bastante universal. O, digamos, lo que las plataformas de streaming consideran «universal». Que no es lo mismo, aunque se le parezca.