Aniversarios: 30 años del estreno de «Casino», de Martin Scorsese

Aniversarios: 30 años del estreno de «Casino», de Martin Scorsese

Pasaron tres décadas desde que Scorsese estrenó este filme fascinante y brutal que nos sumergió en las entrañas de Las Vegas. Y aunque el tiempo ha pasado, el impacto perdura. Disponible en Prime Video.

Han pasado 30 años desde que Martin Scorsese estrenó Casino, ese filme denso, fascinante y brutal que nos sumergió en las entrañas de Las Vegas durante los años 70. Y aunque el tiempo ha pasado, el impacto de esta película sigue intacto. Con Robert De Niro, Sharon Stone y Joe Pesci a la cabeza, Scorsese no sólo firmó una de las obras más estilizadas y contundentes de su carrera, sino que también nos dejó una serie de lecciones que aprender a través de esta cinta.

Casino no es simplemente una historia de mafiosos en el desierto. Es una radiografía de los personajes que habitan los márgenes del sistema, de las pasiones humanas y de cómo el dinero, cuando corre sin freno, puede corromperlo todo.

Tres décadas después, «Casino» sigue ganando

Treinta años han pasado desde su estreno, y Casino sigue siendo una clase magistral de dirección, narrativa visual y construcción de personajes. Scorsese no solo filmó una historia de mafiosos: filmó una tragedia moderna disfrazada de espectáculo.

Su influencia ha llegado hasta el universo del casino online. Aunque ahora las fichas se muevan en pantallas y no en tapetes verdes, la emoción, el riesgo y el magnetismo del juego siguen ahí, palpitando detrás de cada clic. Porque, como nos enseñó Casino, no importa cuántas luces haya, el verdadero juego siempre es interior.

El control es una ilusión

Sam “Ace” Rothstein representa la obsesión por el control. Calculador, meticuloso, casi maniático, Ace cree que puede mantenerlo todo en orden: las apuestas, los números, a su esposa, a sus amigos… Pero ocurre como con la ruleta online, es un juego con demasiadas variables. Por mucho que uno pretenda dominar las cartas o las fichas, siempre hay factores imprevisibles, principalmente el azar, que pueden hacer que cualquier estrategia no siempre funcione.

Scorsese nos recuerda que la perfección no es más que un espejismo. Y que en un entorno tan volátil como el del juego, intentar controlarlo todo es, irónicamente, la mejor forma de perderlo todo.

El dinero no compra fidelidades

El dinero fluye en Casino como el whisky en un lounge de Las Vegas. Pero a diferencia de lo que muchos creen, no garantiza lealtad. Ginger, quizá el personaje más trágico del filme, encarna esta paradoja: por mucho que Ace le ofrezca lujos, estabilidad y un hogar, ella sigue siendo rehén de su pasado emocional. Y él, por más que lo intente, nunca consigue “comprarla” del todo.

Scorsese plantea una reflexión cruda: el dinero puede abrir puertas, pero nunca asegura lo que realmente importa. Ni el amor, ni la confianza, ni la tranquilidad.

La violencia siempre pasa factura

Joe Pesci como Nicky Santoro es puro fuego: impulsivo, salvaje, brutal. Su personaje encarna la cara más oscura del negocio. Mientras Ace intenta mantener una fachada respetable, Nicky rompe todas las reglas. Y aunque su camino parece exitoso al principio, su desenlace es una de las escenas más violentas y simbólicas del cine de Scorsese.

Aquí no hay redención. Casino nos enseña que la violencia, por más que otorgue poder momentáneo, siempre deja cicatrices. Y que en el mundo del crimen, los finales felices no existen.

El casino como metáfora de la vida

Más allá de la ambientación deslumbrante y los trajes de lentejuelas, Casino es una metáfora sofisticada sobre la naturaleza humana. El juego no se limita a las mesas; está en las decisiones que tomamos, en las alianzas que forjamos, en los riesgos que asumimos por amor, por poder o por orgullo.

Scorsese convierte el casino en un microcosmos de la sociedad. El mensaje es claro: en este mundo, todos jugamos, aunque no todos sepamos a qué estamos apostando.