
BAFICI 2025/Estrenos: crítica de «La Zurda», de Rosendo Ruiz
Un cantante de cuarteto se ve enredado en una violenta situación policial en este thriller con elementos musicales del director de «De caravana».
La Zurda no es el nombre de una agrupación musical ni criminal ni el apodo de una chica. Así, uno supone que por motivos futbolísticos, es como le dicen a un joven cantante de una banda de cuarteto de Córdoba que en esta película se mete en una densa situación policial junto a su amigo Yonatan, compañero de grupo y de barrio. El nuevo film del director de DE CARAVANA combina un policial callejero de marginales con una suerte de musical de boliches de la capital cordobesa para dar como resultado un sincero thriller de modestos resultados.
Todo empieza cuando Yonatan es golpeado por un matón que lo persigue por la ciudad. Con su amigo La Zurda ensayan y tocan con su banda en un boliche del centro y por la noche se encuentran con novias y chicas que conocieron ahí. En una de esas salidas, en un albergue transitorio, el mismo matón vuelve a buscar a Yonatan y en la confusión el tipo termina disparando y matando a su novia. Mientras la Policía busca el culpable a los chicos no les queda otra que huir porque dan por sentado que los considerarán sospechosos y no podrán demostrar su inocencia. Y serán ellos mismos los que intenten descubrir y atrapar al asesino para probar que no tuvieron nada que ver con el crimen.

Entre fugas, tensiones y enfrentamientos a los tiros, LA ZURDA encontrará un espacio para contar otra trama, ligada a los avances del protagonista como cantante y los conflictos que eso le genera con sus amigos del barrio. Es que La Zurda se destaca cantando cuarteto y pronto una bella manager de músicos –que se transforma en interés romántico– lo convoca para cantar en una de las bandas más populares de la ciudad, algo que ilusiona al chico pero que podría ponerlo en conflicto con el resto de su grupo actual.
Ruiz narra la historia con gran ritmo, mucho nervio y un gran manejo del movimiento de los actores en el espacio urbano, aunque en más de una oportunidad la película se enreda por las limitaciones de muchos de esos actores (los tres protagonistas están bien, pero el resto es un problema), por la falta de impacto de algunas de las escenas de acción y por ciertas limitaciones del guión.
Es un universo que el director supo explorar muy bien en su opera prima de 2010, que se movía en un similar combo de policial + cuarteto (allí era La Mona Jiménez) aunque entonces con un tono más alocado y humorístico. Aquí la película es más seria, acaso grave, y la parte musical –que compuso e interpreta en vivo la banda Monada– no termina de combinar del todo con el aspecto policial del film. LA ZURDA quizás no logre ser del todo convincente como drama policial, pero sí avanza gracias a su empuje y su potencia narrativa.